Capítulo 28.

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—¡Christian! ¡No, por favor! ¡Christian!

Golpeo la puerta con mis puños lo más fuerte que puedo, pero no es suficiente. Ni Sam, ni Christian ni la ama de llaves van a abrir la puerta.

—Entrégame a mi... Yo tuve la culpa... —digo con la voz ronca del llanto, dejándome caer en el piso.

Llevo aquí encerrada unos 20 minutos, tal vez más, pero es suficiente para saber que Christian se fue. Sam está del otro lado sufriendo igual que yo, escucho sus pasos ir y venir por el pasillo.

—Déjame salir, sabes que debo ocupar su lugar.

Por un momento creo que de verdad va a ignorarme, pero el resoplido que se escucha es tan fuerte que confirma mi sospecha de él sufriendo por Christian.

—No puedo, Ana, lo siento. Christian confío en mi para esto y no lo voy a defraudar.

Mi corazón se rompe otro poco.

—Sam... Lo amo. Y sé que lo amas. Déjame salvarlo.

Un suspiro.

—No.

Sus pasos se alejan por el pasillo y luego el silencio me envuelve. Christian se fue y ordenó a Prescott encerrarme en un cuarto extraño en el que nunca había estado. Mi mirada recorre las paredes rojas y la cama de seda en el extremo de la derecha.

Si no fuera por las cajas amontonadas en una esquina y los estantes de color gris que desentonan con la decoración, parecería un cuarto de sexo. ¿Lo será?

La curiosidad me obliga a levantarme e inspeccionar mejor la habitación. Camino por un estrecho pasillo trasero que lleva a un vestidor y un baño, sin ventanas. El gabinete sobre el lavamanos está repleto de baterías y linternas.

Dios mío, ¿Esto es un cuarto de pánico?

Regreso sobre mis pies hasta la puerta en intento abrir, pero Sam cerró con llave por fuera y no hay otra salida. Siento que comienzo a asfixiarme solo de pensar que podría quedarme aquí horas, o días enteros.

—¡Sam! ¡Sácame de aquí! ¡Sam! —golpeo mis palmas contra la puerta.

Sigo haciéndolo hasta que sus pasos fuertes se escuchan del otro lado, luego el sonido metálico de las llaves.

—Apartate, voy a abrir.

Al fin.

Suspiro de alivio y espero a que lo haga, dejándome salir de esta habitación extraña. Solo que no lo hace. Abre la puerta y entra tan rápido que no alcanzo a dar siquiera un paso.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué tengo que estar aquí?

Prescott echa un vistazo rápido a la habitación y presiona los labios con fuerza en una mueca de desagrado.

—Estás aquí porque quiero mantenerte a salvo, al menos hasta que pueda pensar en un plan.

Levanta sus manos hasta su cabeza y la presiona con desesperación, gruñendo algo que no entiendo por completo.

—¿Christian? —susurro y Sam exhala.

—Debe estar encontrándose con Hyde en este momento.

No, por favor.

Prescott parece tan afectado como yo, así que decido dejar el tema por un momento y hacerlo hablar. Necesito respuestas que Christian no me dió.

—¿Qué es... Esto? —mi dedo da vueltas señalando la habitación.

—Es... —Sam echa un vistazo rápido—. Christian tiene intereses muy particulares.

¿Sobre qué? Si la cama es una indicación, esto es un cuarto de sexo que solo los ricos extravagantes podrían permitirse. Antes de que pueda formular una siguiente pregunta, Sam interrumpe.

—Debes permanecer aquí, es seguro. La señora Jones te traerá las comidas y cualquier otra cosa que necesites, excepto las llaves para escapar.

Obviamente.

—Pero dijiste que Christian ya está con ese hombre, ya no hay forma en que pueda salvarlo, ¿Por qué tengo qué quedarme aquí?

Samuel frunce las cejas.

—¿Honestamente? No creo que esto termine esta noche. Si Jack Hyde te quiere, vendrá por ti sin importar el trato que hizo Grey.

Mierda.

—¿De todas formas voy a morir? —el pánico comienza a apretarme la garganta con la idea de que el sacrificio de Christian haya servido de poco.

—No, si puedo evitarlo. Christian me encargó mantenerte a salvo y cumpliré mi promesa.

—No lo entiendo, ¿Por qué ellos...?

No siquiera estoy segura de lo que quiero preguntar, o lo que debería saber. ¿Por qué esos hombres ponen tanto empeño en chantajear a Christian si al final es a él a quien quieren? ¿Es una estrategia?

—No te sientas mal, Christian sabía que esto terminaría así. —se pasa una mano por el rostro—. No lo sé exactamente, pero se dice que cuando los Grey quedaron huérfanos y los socios de su padre les quitaron la herencia y todo lo demás, ellos se hicieron de un nombre en las calles.

¿Abandonados?

—Creí que tenían dinero... Enviaron a Mía a París. —o al menos eso dijo Christian.

—No. Christian hacia pequeños negocios y Elliot estafaba personas. —sus hombros se encogen con indiferencia—. Dicen que eran buenos. Y la inteligencia de Christian para los negocios atrajo la atención de Taylor, que lo tomó bajo su ala hasta que se ganó su confianza.

¿Christian con Taylor? Carajo, creí que se odiaban. Dios mío, ¿Hice matar al hombre que lo protegió? Las náuseas golpean con fuerza mi estómago.

—Hasta que Elliot lo jodió. Le robó a Taylor algunos miles de dólares y Christian tuvo qué elegir entre matar a su hermano o traicionar al hombre que le enseñó a manejar el negocio.

No puedo.

Esto es demasiado para manejar justo ahora. Retrocedo algunos pasos hasta el sofá de tela roja y me siento ahí, sintiendo a Sam acercarse.

—Han sido rivales desde entonces. Y créeme, Christian sabía que Taylor vendría alguna vez por él.

Maldito Elliot. Maldito Taylor. Malditos todos los que arrastraron a dos adolescentes perdidos a la oscuridad del crimen.

Levanto las palmas de mis manos para mirarlas, imaginando la sangre de Taylor que ayudé a derramar.

Muerte siempre trae muerte.

Y esto jamás terminará.

—¿Qué significa el código gris? —pregunto, aunque me estoy temiendo lo peor dadas las circunstancias.

—Significa que Christian ya no estará disponible para atender sus empresas. —sus ojos se desvían hacia el suelo—. Son las indicaciones que dejó a su asistente para cuándo él muriera.

Mi corazón termina por romperse en pedazos cuando un zumbido llena la habitación y Sam mete la mano dentro de su bolsillo para sacar el móvil, contesta al segundo timbre.

—¿La tienes? —quien sea que está del otro lado confirma, porque suspira de alivio—. ¿Esta herida?

Por Dios, Mía. Ella no tiene nada que ver en mi venganza, o en las desiciones que tomaron sus hermanos. La voz de Samuel atraviesa mis pensamientos.

—Traela aquí de inmediato, yo llamaré a un doctor.

Carajo.

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¡Capítulo nuevo!

Va dedicado a Mary y F3RGrey por ser las ganadoras de las dinámicas de los días 27/08 y 02/09 🥳 ¡Felicidades!

(◍•ᴗ•◍)❤

Grey (Color Venganza #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora