EVOLUCIÓN

23

La luz del sol se cuela por el tipi, aunque la gran estrella brilla sobre sus cabezas el clima es frío, aún más que ayer. El Alfa abraza el cuerpo desnudo de Harry hacia él, tratando de transmitir tanto calor como puede.

—Alfa.-llama suave el rizado, con los ojos cerrados y el rostro enterrado en el pecho del mayor.—Hace frío.-el ojiverde comienza a temblar por la baja temperatura.

—Sh sh, tranquilo, Omega.-susurra el mayor tratando de reconfortarle, para luego pasar su mano por los largos rizos del ojiverde y acostarlo sobre su espalda.

El Alfa se despega un poco de Harry provocando en él un chillido agudo.

—No, Lou.-el menor sigue sin abrir los ojos, pero trata de aferrarse al Alfa desesperado por refugiarse en su calor.

—Te tengo, Omega.-Louis deja pequeños besos en el rostros del menor hasta que este se relaja, después, con una leve sonrisa, se acomoda arriba del Omega, quien emite un sonido satisfecho ante la acción.

Con el cuerpo tonificado y cálido de Louis cubriéndolo por completo, el Omega por fin puede sentir su fría epidermis calentarse, sus músculos relajándose tanto como pueden al tener sus brazos y piernas aferradas al Alfa.

El castaño ríe enternecido contra el cuello de su Omega.

—Pareces un tierno koala, Omega.-el mayor deja pequeños besos en la piel para hacerle saber que no le molesta y solo bromea.

Harry sonríe contra su piel, mientras su nariz no pierde tiempo y comienza a olfatear el aroma a madera mojada y una pizca de vainilla del cuello del castaño.

—Lou, quiero dormir.-dice adormilado aún con su nariz enterrada sobre la glándula.

Un bostezo estira las comosuras bucales del menor mientra el ojiazul le concede a sus manos el privilegio de recorrer los regordetes muslos del menor con delicadeza y respeto, como solo lo harías con la más finas de las rosas, no importa que tan suaves sean las caricias, la piel del Omega se eriza ante la muestra de afecto.
Harry comienza a ronronear relajadose por completo debajo del peso de su Alfa, el Omega se siente protegido y no solo del frío, además de que el castaño no lo ha dejado de mimarr con pequeños besos, palabras de afecto acompañadas por halagos que lo hacen sonrojar y una que otra caricia que lo vuelven completamente sumiso entre las pieles y el ojiazul, con los segundos el rizado puede sentir el sueño tentándolo a caer, sus párpados abriéndose y cerrándose con pereza es solo prueba de aquello.

—Tenemos que seguir avanzando.-Louis se despega con un último beso tierno en la mejilla del menor, para mirar al Omega.—Podrás dormir en otras catorce horas, Harry.

El Omega gruñe y de inmediato el cuerpo del castaño se tensa ante el sonido, sus caricias se detienen ,sus manos de inmediato abandonando la piel y rizos del menor, en su lugar su palmas se apoyan en las pieles afelpadas para sostenerse sobre el Omega y si no fuera por las fuertes piernas que aún lo abrazan, el Alfa ya se encontraria de pie y fuera del tipi.

Cuando Harry se da cuenta que el gruñido ha salido de él, de inmediato tapa su boca y sus ojos se abren tan redondos como las misma madre luna.

—L-lo lamento, Al-Alfa.

Pequeñas gotitas de roció se acumulan en las retinas del ojiverde esperando ser liberadas.

Le gruñimos a nuestro alfa. La voz de Koa es tan sorpredida como horrorizada, sensaciones que se ven completamente reflejadas en el rostro del rizado quien parece a segundos de romper en sollozos.

—¿Por que me gruñes, Omega, he hecho algo para ofenderte?.-pregunta firme y serio el Alfa, mientras Vidarr permanece en su interior con orejas gachas y la cola entre las patas.