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Louis. Es un hermoso nombre justo como él.

Qué suspires por él no me sirve de nada, Koa, necesito saber quién es.

Es nuestro alfa.

No, es un asesino y tememos que llevarlo con nuestras madres, ¡Y por las hadas, deja de hacer pucheros, Koa!

Harry quiere rodar sus ojos, pues su lyko siempre ha sido un mimado obsesionado con las cosas bonitas y coloridas, si, Harry también, pero justo ahora sabe que no puede darse aquellas libertades, esta en una misión y debe actuar como el guerrero que ha entrenado para ser, no importa si el tono del alfa ahora es suave y algo vulnerable, casi como si uno de sus muros se acabara de derrumbar solo para él. ¿A qué demonios está jugando?

—Interesante respuesta.

El omega lo mira con una ceja alzada, el castaño reacciona carraspeando y volviendo a su rostro con miles de muros arriba.

¿Ves lo que ocasionas?

Harry ignora a su lyko y se concentra en el alfa que abre su boca para hablar.

—Cocinaré algo, eres libre de irte y dejarme en paz.

Con eso el castaño se da la media vuelta dirigiéndose al bosque, el rizado solo lo mira desaparecer entre los árboles con un hacha en la mano. Harry aprovecha para estirarse y respirar profundo tratando de aclarar su mente.

No se puede ir, aún no sabe si Louis es la amenaza de la que todos hablan y no pondrá a su continente y a los otros cuatro en peligro cuando pudo hacer algo al respecto.

Decide que irá al bosque a recolectar algunos frutos, pero primero entra al tipi del alfa por su arco, una vez adentro el omega no puede evitar el ronroneo que sale de su pecho en presencia del olor a cacao y cerezas.

El rizado vuelve con una canasta llena de frutas solo para encontrarse con el castaño moviendo una cuchara de madera dentro de una olla de metal sobre una pequeña fogata, Harry carraspea ganándose la atención del alfa, quien arruga su ceño de inmediato.

—¿Qué haces aún aquí?-el castaño suena irritado, como si su presencia fuera lo último con lo que quisiera lidiar.

Koa se siente un poco dolido en su interior, sin embargo, a Harry no podría importarle menos lo que su presencia ocasione en el ojiazul.

—No me iré.

—¿Seguirás pisando mi cola?-los ojos cielo lo miran realmente irritado.-¿Qué es lo que quieres de mí?

El omega analiza su rostro y allá en él frustración, casi puede sentir como el alfa se encuentra en una batalla interna y el rizado se encuentra a si mismo deseando saber que es lo que tanto le aflige.

—¿Por qué no me has asesinado?-pregunta ignorando los cuestionamientos en tono hostil del castaño.

Si es posible el ceño del alfa se frunce aún más, el omega se siente completamente expuesto ante esos ojos frios y rostro estoico.

—Ya te lo había dicho, no asesino inocentes.

Eso no puede ser posible, no si él es la amenaza de la que sus madres llevan preocupándose por un tiempo ya, si este alfa que tiene una habilidad espectacular con la espada no es el mismo que ha acabado con la vida de tantos lobos habitantes de los continentes y aldeas, entonces ¿Quién es y por qué asesina?

Harry sabe que no puede preguntar esto o el ojiazul se apartara como lo hizo la noche anterior, así que opta por preguntar algo sencillo.

—¿De dónde eres, Louis?-cuestiona mientras se sienta frente a él en el césped y cerca del fuego.

El silencio reina por unos minutos, tiempo en el que Louis se dedica a observarlo en silencio mientra la comida sigue preparándose sobre el fuego.

—Ocean.-los ojos azules no abandonan el interior de la olla cuando responde.

Harry saca de su canasta algunos frutos rojos y comienza a masticarlos, satisfecho con haber obtenido una respuesta que suena sincera decide terminar con su investigación por ahora.

—¿Quieres?

Louis despega su vista del artefacto dirigiendo su mirada a la mano del rizado que le ofrece de su recolecta, el alfa asiente y toma un par de fresas para llevarlas a su boca, después de eso se mantienen en silencio, ambos demasiado perdidos en sus pensamientos como para intentar entablar una conversación, el castaño sirve la sopa que preparó en tazones de madera tallada, sorprendentemente es realmente deliciosa, el omega ronronea contento por el sabor liberando feromonas que indican su felicidad, puede sentir la mirada del alfa sobre él, pero decide no regresarle la mirada ya que se encuentra demasiado apenado por su reacción.

Tiempo después cuando la comida se ha agotado el ojiazul se encuentra afilando su espada mientras Harry talla flechas con la madera que el castaño trajo del bosque para la pequeña fogata.

El silencio no es incómodo, los sonidos naturales del bosque haciéndoles armonías, sin embargo, la garganta de Harry pica con miles de preguntas, antes de que pueda dejarlas saborear la luz del día, el alfa se levanta y comienza a guardar todo nuevamente en su bolsa de cuero, el omega decide observarlo en silencio atento a cada movimiento, una vez que todo se encuentra guardado y el fuego extinto, el castaño comenzó a caminar hacia el bosque, ni una sola mirada fue dirigida hacia Harry, el rizado bufa y se levanta del césped tomando su arco y flechas para seguir al alfa hacia el bosque.

A Harry le gusta creer que sabe lo que hace.

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