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—Hay que liberarlas, Louis.-dice el Omega rizado bajando su arco cuando no puede registrar la amenaza de alguna otra harpía.

Mientras los tres hombres abanzan separándose a diferentes lados de las catacumbas, el Alfa de la tierras de Ocean se que pasmado en su lugar hay algo dentro de ese laberinto de rejas, cadenas contaminado con el olor a miedo y miseria, aún con las condiciones golpeando sus sentidos hay algo que se le hace familiar, una presciencia conocida que hace que su corazón se acelere y su abdomen se caliente como si hubiera tragado un rayito de sol y-

—Mierda, dije a mi lado, Harry.-murmura el castaño para él mismo negando la cabeza repetidamente.

El alfa comienza a avanzar ignorando los sentimientos en su interior y a Vidarr queriendo tomar el control, su objetivo ahora es encontrar a su Omega entre la multitud de celdas y criaturas en pena. Puede oler hierro derritiéndose y sabe que es obra de Troyan, el ser seguro encargándose de liberar al resto de las criaturas mágicas.

El Alfa mira a su izquierda solo para encontrarse a un pequeño niño con orejas puntiagudas y pupilas que encarcelan al cielo nublado de noviembre. El niño tiene marcas blanquecinas en sus mejillas, que puede asegurar es el trazo de sus lágrimas al descender en momentos de miedo. El elfo, o eso es lo que Louis supone que es por historias que su madre le contaba de pequeña, lo mira con ojos grandes, curiosos, pero el temor no desaparece.

—Te voy a ayudar.-susurra el castaño esperando no asustar al pequeño, parece no funcionar cuando el niño se pega a la piedra tratando de acercarse más pequeña en una de las esquinas de su celda. El corazón de Louis se estruja en su pecho, el pobre está aterrado.—Te sacaré de aquí.-dice antes de dejar que Vidarr tome el control, con sus ojos rojos el Alfa toma los barrotes en sus puños jalándolos hacia los laterales, el sonido de metal doblegándose ante su fuerza abren un hueco los suficientemente grande para que el Alfa pueda entrar.

Vidarr desaparece dejando a sus ojos azules una vez más mientras se acerca al pequeño que tiembla sin cesar.

—Tranquilo.-susurra Louis tomando las mangas de metal que rodean los tobillos del infante tornándolos hasta liberarlo. La piel maltratada frustra al Alfa, tanto que el castaño se apresura a tomar al niño en sus brazos saliendo de la celda dejándolo con el grupo de personas que Louis esta seguro Niall, Troyan y su Omega se han encargado de libera de las prisiones.

Louis ve a su Omega metiendo una de sus garras en la cerradura abriedo la reja de petal para liberar a criatura dentro, con Harry localizado vidarr se tranquiloza y le permite al ojiazul seguir aquelloos instintos qu ell enpujan en una dirección. Al seguir se topa con un pasillo concurrido, sigue su andar, el lugar es más oscuro, no hay arto chas y sus ojos se tardan algunos microsegundos en ajustarse a la falta de luz. El Alfa puede divisar tres rejas, adentrándose más un olor golpea sus fosas nasales. Mandarina. Es tenue casi imperceptible si no fuera por la familiaridad que lo acompaña.

Una sombra negra yacida en la roca, no se mueve, tanto que el castaño piensa que solo es suna roca más en las catacumbas, cuando esta a punto de salir de ahi hacia su Omega otra vez para ir en busca de Morana, una tos rasposa hace eco. El alfa gira sobre sus talones y se dirige a la reja con sigilo.

—¡Ya basta!-gruñe el cuerpo en la celda levantándose de manera lenta, un contraste a la fuerza que posee en la voz.

Louis sabe que se trata de los suyos, una Alfa, no logra pensar más sobre eso cuando los flashbacks atacan su mente.

Un pecho cálido abrazándolo las noches frias de invierno, labios suaves en su frente calmando sus miedos, un par de brazos fuertes arrullándolo hasta la paz absoluta y la voz más dulce relatando las historias más asombrosas. Mamá. El refugio que perdió hace tanto, pero que aún vive en sus más preciados recuerdos, esos que aún cuando su alma se marchitaba y su esperanza se difuminaba en las tersas enredaderas de su venganza permanecían seguras en las paredes de su corazón.

—¿Mamá?-el llamado es tan tenue que el castaño cree solo ha rebotando en su interior.

—¿Boo?-es débil la respuesta incrédula de la Alfa, la duda de si aquel olor de su cachorro, si la voz que suena ahora madura pero tan parecida a la de su dulce niño es real o solo una conjugación de su mente para no rendirse.

El castaño no duda en acercarse a los duros y frios barrotes de metal con su corazón acelerado, mientras su parte más primitiva toma el mando. Louis puede dividar a la mujer y aunque luce un tanto mayor, con arrugas a los costados de sus ojos que no recuerda, moretones que no deberían estar de ahí y ojos que no brillan como antes, es real, la bruja tenía razón, el pequeño niños en su interior siempre lo supo, su madre esta viva.

—Te sacaré de aquí.-el Alfa toma los barrotes en sus manos doblegándolos hasta tomar a la desnutrida mujer en sus brazos.

La Alfa comienza a sollozar en el pecho de su hijo mayor, aún su mente no logra aceptar que esta aquí, que su cachorro la ha encontrado, pero su Lyko esta tan segura, que no lucha y se deja salvar.

El castaño regresa a dónde los tres hombres continúan rescatando a la criaturas mágicas, un aullido los alerta, es hora.

—Hazz.-llama el Alfa.

El ojiverde gira sobre sus talones, los bellos ojos se abren de más al ver a su Alfa cargar el cuerpo de una mujer, otra Alfa. Harry se acerca a paso apresurado.

—¿Lou, ella es..

Louis se limita a asentir mirando a su madre descansar en sus brazos, lo que probablemente sea desmayada por el cansancio, la ola de emociones al reunirse con su cachorro y la seguridad de su lyko de estar a salvo después de décadas.

—Tómala, tengo que ir por Montara.-el ojiazul deja a su madre sobre los brazos de su Omega.—Vuelve al refugio, no te quedes más. ¡Niall!-llama el ojiazul hacia el rubio.

—Oh.-jadea el Omega rubio al toparse con su mejor amigo y ll que parece ser la Alfa Jo en los brazos de Harry.

—Regresen al refugio, ahora.-ordena el Alfa de las tierras de Ocean.—Llévense a todos.

—S-si.

—Ahora, Niall.-el semblante serio dem ojiazul a regresado, dirige una mirada más hacia la mujer, a su Omega y al vientre que carga a su cachorro.

—Vamos, Harry.-Niall rodea la cintura del ojiverde dirigiéndole al pasillo por el que vinieron , la criaturas mágicas en mal estado y Troyan siguiéndoles por atrás.

—Ha regresado a ti, como tenía que ser.-dice el ser mágico de cabello blanco que lo recibió, no suena a un te lo dije, suena a el destino hablando a través de él.

Troyan continúa avanzando y Louis se desvía al otro lado del pasillo en busca de Morana.

.

Fuera del castillo el grupo de brujas y los dos lobos han logrado acabar con las harpías que se han quedado, las bestias dieron batalla, pero no fue suficiente.

—Vuelvan al refugio, iremos en busca de los otros y los alcanzaremos cuando podamos.-dice Zayn dirigiéndose a las brujas.

—Ojalá la encuentren.-desea una de ellas antes de ordenar al grupo de su aquelarre y regresar al refugio.

Alfa y Omega se miran, sus cuerpos bañados en sangre y sus rostros teñidos con cansancio y vibrando con adrenalina que solo la necesidad de luchar para sobrevivir puede obsequiarte.

—¿Crees que esto sea todo, que ella siga ahí y podamos acabarla?-pregunta Zayn acercándose a su Alfa, tomándose unos segundos para esconderse en su pecho y relajar sus músculos agotados por la batalla.

—No lo sé, Omega, pero de verdad espero eso.-susurra contra los cabellos negros de su alma gemela.—Quiero volver a casa.

—Yo también, Alfa, yo también.

Con un pequeño beso en el pecho del ojimiel, Zayn se separa caminando hacia la torre de piedra, rogándole a madre luna que la maldita hada responsable de esto, se encuentre ahí, el mismo acabará con ella con la espada que empuña en su mano misma que se encuentra bañada de la sangre de sus sirvientes, si Louis no lo hace primero.

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