EVOLUCIÓN

27

Louis se arrepiente de algunas cosas en sus últimos años de vida, pero haber arrancado la cabeza de ese Alfa pelirrojo cuando dio un paso más al frente y con toda la lujuria derramando de su asquerosa voz llamó a Harry "Delicioso Omega" mientras se lamía el labio; no es una de ellas.

—Ven aquí, Omega.

Louis estira su mano hacia Harry, quien se encontraba sentado en una banquita de la aldea mientras el Alfa se deshacia del cuerpo, el ojiverde toma la mano que le ofrecen en la suya y se entierra en el pecho del castaño respirando su aroma esperando a que la siguiente ola de calor lo golpee.

Louis besa la cabeza del Omega mientras lo envuelve en sus brazos liberando feromonas tranquilizadoras.

—Buscaremos una cabaña, ¿okey?

Harry asiente con un quejido lastimero que ocasiona que el Alfa apriete su agarre guiándolo a los adentros de la pequeña aldea hasta que encuentran una acogedora cabaña que no se ve desgastada por el abandono. Louis saca las mantas extendiéndolas sobre el sucio piso, encima las pieles de animales y ropas que trajo consigo, es un nido extenso pero nada acolchado hecho que Louis amaría cambiar pero tristemente no puede hacer nada aquí.

El Alfa suspira insatisfecho con el nido que ha construido para su Omega, pero de cualquier manera se desviste y una vez convertido en lobo entra al nido liberando sus feromonas, mucho más potentes por estar transformado, el potente olor se extienden por toda la cabaña.

Louis regresa a su forma normal una vez fuera del nido y gira hacia el ojiverde solo para encontrarlo desnudo y con su ropa en el piso, los ojos zafiro se encargan de admirar sin vergüenza alguna el cuerpo del Omega. Harry se siente adorado bajo la mirada de su Alfa.

El Alfa inspira embriagándose en el olor fuerte de su Omega en celo y el delicioso lubricante que resbala por sus piernas, Louis no pierde el tiempo y toma al rizado de las caderas hasta acostarlo en el nido.

—¿Crees que llegue otra ola pronto?

—Un par de horas.-contesta el Omega adormilado mientras se acurruca en las telas con olor a su Alfa.

El castaño sonríe enternecido con el Omega que ha caído dormido, aprovecha que el rizado se ha ido al mundo de los sueños para transformarse nuevamente e ir a cazar, pues necesitará alimentar a su Omega durante los cuatro días de su celo, también sabe que hay un arrollo a solo dos minutos de ahí.

Veinte minutos después Louis regresa con un venado y dos liebres en es hocico al igual que suficiente agua para mantener al rizado y a él mismo hidratado.

Cuando regresa a la cabaña puede observar al menor comenzar a retorcerse en el nido, los rayos de sol chocan con la suave capa de sudor en la piel del Omega haciéndolo brillar, después de un par de minutos observando lo etéreo que luce el hombre de ojos jade, el Alfa vuelve a su forma normal y camina hasta dejar a los animales despellejados en un tambo de madera con nieve para mantener la carne fría y fresca.

—¡Alfa, arde!-grita el Omega despertando de su sueño gritando de dolor cuando la ola inicial de su celo lo ataca.

Atraído por el olor a lubricante y el grito desesperado de su Omega, Louis regreso al nido.

—¿Puedo entrar, Omega?-pregunta el castaño con sus manos picando por tocar al rizado y saciar su deseo.

—¡Si, Alfa, por favor!-suplica el Omega cln ojos llorosos mirando al castaño con suplica y lujuria.

Si esperar más Louis entra al nido cubriendo al Omega con su fornido cuerpo mientras sus ansiosos labios se estrellan con la boca del caliente rizado. Harry gime cuando siente la lengua de su Alfa danzar con la suya mientras una discreta mano viaja al lugar sensible entre sus glúteos, el ojiverde gime cuando los dedos de Louis comienza a jugar con su entrada trazando suavemente círculos asegurándose de empapar sus dedos con el lubricante natural, pero no es suficiente y el Omega comienza a entrar en desesperación nuevamente.