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Después de un extenso masaje que logra relajar cada músculo de su cuerpo, el Omega toma asiento en una silla de madera frente s la mujer, una mesa de madera entre ambos.

—Niall, me dio esto.-muestra Avyanna un frasco de cristal con una pequeña brocha.

Oh. Harry sabe lo que es eso, en cada continente hay un lugar, algo parecido a un paraíso de Omega donde van a relajarse u a incrementar su natural belleza, hace unos años escucho de un Omega de las tierras de Atria que creo un invento con unas flores exóticas que solo crecen en los cenotes de sus tierras, y después de pasar por un proceso que el rizado no comprende, queda esta pintura que se aferra a tus uñas y si le preguntas al ojiverde en su opinión luce muy lindo. Harry comienza a emoviorse y puede sentir a Koa hacer lo mismo en su interior.

—Hace mucho no lo hago.-comenta el Omega exponiendo sus mano a la mujer.

—¿Qué colores te gustaría? ¿Verde o azul?

Ambos eran tonos claros como si estuvieran mezclados con leche, el Omega sonríe al ver los lindos tonos. Con una gran sonrisa señala en color azul en las manos de la mujer.

—Excelente elección, aunque tal vez una uña verde se vería lindo ¿no crees?

—Me gustaría eso.-asiente el rizado.

La mujer hace un sonido de aprobación mientras destapa el frasco y comienza a pasar la brocha por las uñas del Omega.

—Algo me dice que estos colores fueron creados para estar juntos, como los árboles cuando chocan con el cielo, o el inmenso mar con la verde tierra.-habla la mujer al finalizar la primera mano.—O cuando tus ojos amorosos chocan con los de tu Alfa.-guiña la mujer.

Harry se sonroja, pero no planea debatir contra las palabras de Avyanna. Entre cotilleo y anécdotas ligeras, las uñas del Omega
terminan completamente pintadas.

—Son hermosas, Avyanna.-expresa el ojiverde mientras admira sus manos con un brillo en sus pupilas.

La mujer le sonríe de una manera casi maternal para después caminar hasta uno de los muebles en el camarote, abrir uno de los cajones y sacar un trozo de papel.

—Tengo algo más para ti, querido.

—¿Qué es?-gira el Omega wncatando a la bruja una vez más, sus ojos se abren tanto como si sonrisa crece en au rostro.—¿para mi?

Avyanna ríe suavemente acercando la nota hasta las manos del rizado.

—Claro que es para ti, bobito Omega.-dice cariñosa para después salir de la habitacion dándole privacidad al rizado.

Love...

Primero que nada deseo que esta haya sido una grata y relajante experiencia.

Omega, espero que me permitas mimarte y consentirte de esta y mil formas hasta que la madre luna decida sacarme de este plano para amarte en el siguiente.

Te ama, tu Alfa.

Las palabras conmueven a Harry tanto que sus labios protestan de tanto estiramiento, culpa de la felicidad. Lágrimas comienzan a juntarse en sus ojos, ¿la causa? Su Alfa. El problema es  que el Omega no sabe si es por las palabras de devoción derramadas en el trozo de papel o por la desesperación que comienza a atacarlo como bocados amagargos que no temen expresarse en berrinche, uno como que no ha protagonizado desde que era un pequeño cachorro, pero maldita sea estraña a su Alfa. La  enorme sonrisa pronto se convierte en puchero.

Antes de que el berrinche pueda salir como primer acto, dos golpes en la puesta de madera, que Avyanna se encargo de cerrar previamente son escuchados dentro del camarote. Harry respira tratando de deshacerse del berrinche causado por la necesidad de estar en los brazos de su Alfa fundiéndose en sus besos, al parecer no solo el ha cambiado al ojiazul sino que el Alfa lo ha convertido en este Omega mimado cuando se trata de él. Con una bocanada de aire abre la puerta.

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