El dolor recorre su cuerpo cuando se despierta fría y desorientada, encerrada en una habitación de cemento abandonada.
¿Una pista...? Ella no se encuentra sola junto a una figura desconocida.
Alguien más las está observando.
𝘕𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘴𝘦 𝘴𝘢𝘣�...
Dejé de contar comidas y cubos. No vale la pena contar nada sin ella.
El cautiverio sin Jennie. Las primeras semanas en esta prisión con ella fueron brutales, ¿pero sin ella? Insoportables. Y ahora sé con absoluta certeza que si me hubieran secuestrado sola, no habría sobrevivido por mi cuenta. Me habría vuelto loca o me habría rendido, le habría rogado que me sacara de mi miseria.
La piel de mis nudillos se ha partido y ha sangrado tantas veces por mis puños golpeando las paredes de cemento de mi nueva y más confinada prisión, que no sé cómo no están rotos. O tal vez lo estén. Están bastante hinchados.
Jennie lo sabría.
La necesito.
No me ha dirigido ni una sola palabra. No hay ningún altavoz en la esquina, ni corneta, ni reprimendas ni burlas. Clank, comida, agua, cubo, repetir. ¿Ha hablado con Jennie? ¿La ha tocado? ¿La ha herido? Estoy a un suspiro de golpear mi cabeza contra la pared sólo para ganar su atención indivisa y liberarme de nuevo a ella.
Diablos, ¿y si no está viva? ¿Y si no sobrevivió a esta separación? Si ella se ha ido, eso es todo para mí. Se acabó. No puedo soportar más sin Jennie.
Apenas puedo caminar en esta habitación no más grande que el tanque, duermo más de lo que estoy despierta, y esos momentos de conciencia sólo traen mareos y fatiga. Mis flexiones diarias son imposibles con el estado de mis músculos. Ya ni siquiera siento hambre. Todo lo que siento es pérdida.
Hueco sin Jennie.
Esto es una locura. Dar vueltas en este armario de una habitación de cemento con nada más que el silencio y mis propios pensamientos alborotados.
Los humanos no están hechos para vivir en confinamiento solitario. Esto no es natural. De todos los métodos que ha usado contra nosotras, estar separada de Jennie es el peor. Especialmente ahora.
Tal vez en el primer mes como dos personas que no se conocían bien, que no se preocupaban la una por la otra, habríamos estado bien, pero ¿ahora? El hombre tendrá suerte si no le doy una paliza si no me lleva a ella cuando vuelva.
Puede que me rompa un hueso o dos en el proceso, pero el dolor merecería la pena.
Tiene que estar bien. ¿Y si no está bien?
Mi puño se encuentra con la pared. Una y otra vez. El escozor es lo único que me recuerda que estoy viva.
Necesito mantener mi cordura. Esto es lo que quiere, convertirnos en simples robots obedientes. Quiere destruir cualquier pizca de determinación y fe que nos quede.
Si esto dura mucho más, tendrá éxito.
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