LISA
De pie en una sala repleta de ejecutivos de Manobal Industries, repaso unos cuantos informes que he diseccionado para un análisis de beneficios, sus rostros son de aprobación o no. Es mi primera presentación ante el concejo de administración, un concejo que desconfía de mi estado mental. Presentar ante ellos es un paso más hacia mi futuro puesto de directora financiera.
No hay presión.
Cuando me vuelvo hacia el PowerPoint, un destello de luz me llama la atención. En tensión, mi cabeza gira hacia el techo. Parpadeo. Estremecimiento.
Parpadeo. Estremecimiento. Parpadeo.
—Malditas bombillas —murmura mi padre— Traeré a alguien tan pronto como...
No escucho ni una palabra más de él ni de nadie. Me congelo. En medio de mi presentación.
No estoy en una sala de juntas. Estoy rodeada de hormigón.Temblorosa, vacío. El olor a podredumbre y moho me quema las fosas nasales.
Esa melodía cáustica me taladra los tímpanos.
Pero ahí está. Oro, zafiro y porcelana. La única salpicadura de vida en este infierno sin color. Incluso golpeada y hambrienta, es hermosa.
Mi Nini...
—Lalisa —el tono de mi padre no es duro, pero es firme, como si no fuera la primera vez que dice mi nombre.
Mi cabeza se levanta.
—¿Por qué no te tomas un minuto?
Parpadeo y aflojo mi agarre de nudillos blancos en el borde de la mesa de caoba oblonga, observando los ojos exigentes y juiciosos alrededor de la habitación.
Ojos que saben exactamente por lo que he pasado y que dudan de que esté preparada para asumir un papel tan importante en esta empresa.
Con las manos temblorosas y un asentimiento cortante, murmuro:
—Disculpen.En cuanto se cierra la puerta de la sala de juntas, me limpio el sudor por debajo de mi flequillo. Me sacudo de la mente la habitación sucia y descascarillada, y exhalo.
No estoy allí. No estoy con la ropa hecha jirones ni luchando contra el hambre.
Estoy en un traje impecable, hecho a medida, con el estómago saciado en uno de los edificios más emblemáticos de Boston. No estoy allí.
Pero esa sensación se queda ahí.
Desde que ese periodista llamó hace unos días, no he podido quitarme a Jennie de la cabeza. He sido diligente en negarme a dejar que mi mente se desvíe hacia ella durante los últimos tres meses, pero Jennie pinta mis sueños y pesadillas. Y no deja de infiltrarse en mis brotes psicóticos. Tiene sentido que ella esté ahí. Ella fue parte de esto, pero es más que eso.
Con cada imagen de ella, el dolor crece, haciendo un túnel más profundo.
Pronto, nada podrá sacarla de mi cuerpo.
No estará sólo en mi cabeza o en mi corazón. Ella correrá por la sangre de mis venas y alimentará la médula de mis huesos.Y tengo que preguntarme, si no puedo librarla de mi mente, ¿significa eso que se supone que debe estar ahí?
Hubo momentos en los que los puños y las botas del titiritero se encontraron con mi carne, en los que lo único que hice fue llorar y desear estar en casa en los brazos de mi madre. No mi esposa, mi madre. El último consuelo.
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Puppets † ᴊᴇɴʟɪsᴀ
FanfictionEl dolor recorre su cuerpo cuando se despierta fría y desorientada, encerrada en una habitación de cemento abandonada. ¿Una pista...? Ella no se encuentra sola junto a una figura desconocida. Alguien más las está observando. 𝘕𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘴𝘦 𝘴𝘢𝘣�...