XX

771 86 13
                                    

LISA

—¿Has pensado alguna vez en tu propia muerte?

Sus ojos azules se entrecierran mientras espera que amplíe mi pregunta.

—Tuve mucho tiempo para hacerlo mientras estaba atrapada en ese infierno de cemento —mi rodilla rebota mientras ella parpadea hacia mi— No, supongo que no es algo que haga la gente normal, ¿eh?

La doctora Jorgensen permanece callada, evaluándome. Imagino que no ha tenido muchos pacientes que hayan sido enterrados vivos. Creo que la aturdí para que guardara silencio. Incluso si no fui literalmente enterrada viva. Como el ataúd está sobre el suelo, ahora me doy cuenta de que ha echado unas cuantas cucharadas de tierra encima para aumentar mi miedo. Es lo que mejor hace el titiritero.

—No creo que nada de lo que has experimentado pueda ser catalogado como normal, Lalisa. Así que, cualquier pregunta que hayas tenido, sea normal o no, sigue siendo válida y algo que podemos trabajar.

Gruño y pongo los ojos en blanco. Odio este lugar.

Se frota los labios rojos con una exhalación ponderada.

—Sin embargo, fue un gran acto de valentía el que mostraste por Jennie. Una experiencia inimaginable y traumática para ti.

—No iba a vivir sin los antibióticos —me encojo de hombros. ¿Por qué clase de mujer me toma?— No me dejó muchas opciones.

Su cabeza se inclina mientras descruza y vuelve a cruzar las piernas.

—Ya has rechazado al titiritero antes. Has lidiado con sus consecuencias en numerosas ocasiones. ¿Por qué no esta vez? ¿Por qué no cuando estabas a punto de enfrentarte a uno de tus mayores miedos? No tenías ni idea de si ibas a pasar la noche.

¿Cómo podría no hacerlo?

—Era imprevisible. ¿Rechazarlo significaría otra paliza regular o dejar morir a Jennie?

—Y tú no estabas dispuesta a correr ese riesgo.

No es una pregunta, pero no puedo dejar de responder de todos modos.

—Ni en un millón de años.

Los labios de la doctora Jorgensen se fruncen en un mohín contemplativo.

—¿Por qué no querías que supiera lo que habías hecho? ¿Por qué dejar que Jennie creyera que tu trato con el diablo no era un gran sacrificio por tu parte?

—¿Para qué habría servido eso? No lo hice por reconocimiento o por su gratitud. Me metí en ese ataúd tanto por ella como por mí misma. No iba a vivir sin ella en esa prisión. Ya era bastante insufrible.

—¿Y fue entonces cuando supiste que amabas a Jennie? —la forma en la que saca lo de amar, como si fuera un término inexacto para lo que sentí, me araña el corazón.

¿Sabía que estaba enamorada de Jennie? No.
¿Lo estaba? Probablemente.

Sacudo la cabeza.

—Eso vino mucho más tarde.









Otro inter para lo que sea que se avecine 7v7

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Otro inter para lo que sea que se avecine 7v7

Puppets † ᴊᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora