Sara temió que Franco apartara sus manos, que la alejara de él, pero para su sorpresa, él sonrió al sentir las caricias de ella sobre sus manos.
—Hola -susurró Franco con una sonrisa-
Se quedaron allí por unos instantes, simplemente mirándose. Franco intentaba encontrar en su cabeza a Sara, asociar el hermoso rostro de Sarita a algún recuerdo, pero no lo logró.
—Mi am- digo, Franco -comenzó a decir ella- no sé qué tanto te habrán dicho tus hermanos sobre nosotros, pero…
—No me han dicho nada -la interrumpió- solo sé que estamos casados.
Sara suspiró, ¿Cómo podría hablarle de todo lo que pasó en su relación? Su historia de amor no era para nada típica, era completamente única, y no había manera de explicarla con palabras, cualquier cosa que dijera se le quedaría corta.
—¿Qué quieres saber?
—Todo -Sara no pudo evitar reír suavemente- ¿Qué pasa? -preguntó Franco confundido-
—Perdón, es que siempre has sido así, ansioso por todo -recordó ella-
—¿Lo soy?
—Mucho, y es una de las cosas que más me encantan de ti.
Franco sonrió, estuvo a punto de comenzar a preguntarle mil cosas a Sara, pero sentía que no estaban solos en esa habitación
—¿Podemos hablar fuera? -pidió- siento que nos están espiando
—¿Nuestra familia? no tengas dudas, tus hermanos deben estar muy cómodos escuchando detrás de la puerta
—¡Eso no es cierto! -se escuchó la voz de Oscar-
Franco soltó una risa y Sara se puso de pie, tomándolo de la mano para guiarlo hacia el patio. Franco apretó fuerte la mano de Sara mientras caminaban hacia fuera.
Franco estaba maravillado con la hacienda de Juan, jamás creyó que su familia podría llegar a ser tan exitosa, y eso que aún no había visto siquiera su propia casa
Sara sintió a Franco detenerse, al darse la vuelta, se encontró con su esposo viendo fascinado un grupo de vaqueros junto a varios caballos ultra finos.
—Me parece increíble que todo esto sea de mi hermano -Confesó Franco mirando a Sara-
—La hacienda de Oscar es un poco más pequeña, pero igual de lujosa, y la nuestra… Tenemos una casa pequeña, pero nuestros terrenos son los más extensos.
(N/A: no sé qué tan canon sea ese dato pero en mi imaginación así es, y así se va a quedar :p )
—¿Puedo ver nuestra casa?
Aquella pregunta tomó a Sarita de sorpresa, Franco se estaba tomando la situación mucho mejor de lo que ella esperaba, lo pensó por un momento, fácilmente podrían regresar a la casa y subirse al auto para conducir hasta la hacienda Meraki y hablar allí, pero creyó que sería mejor llevar las cosas con calma.
—¿Por qué no vamos a caminar un poco mejor? ya tendremos tiempo para lo demás.
Franco asintió y Sara comenzó a caminar guiandolo nuevamente hacia los predios.
Aunque no la recordara, se sentía bien al lado de su esposa, por la forma en la que ella sonreía al pasar por al lado de un caballo, o como cerraba los ojos cuando una pequeña corriente de viento le acariciaba el rostro, Franco podía deducir que a su mujer le encantaba el campo. Ambos caminaban aun de la mano, sin hablar, solo disfrutando del paisaje de la Hacienda Reyes y de la compañía del otro, Sara tenía muchísimas ganas de contarle todo a Franco, pero no quería saturarlo, así que esperó pacientemente a que él volviera a preguntar.
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El corazón no olvida (Sarita y Franco)
Fanfiction¿Como reaccionarias si el amor de tu vida regresa a casa, pero sin recordar nada de lo que han vivido juntos?