capitulo ocho: familia

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En cuanto abandonó la sala, Sara dejó que las lágrimas corrieran por sus mejillas, sintió las manos de su cuñado en sus hombros y se volteó para abrazar a Oscar.

Él, sin soltarla la acompañó hasta otro de los cuartos de la Hacienda Reyes, donde los esperaban impacientes Jimena y Norma, los mellizos junto a Juan David, Gabriela, Andrés y Gaby, y hasta la propia Quintina.

Ninguno de los presentes sabía lo que había ocurrido a excepción de Sara y Oscar, pero por el rostro que habian visto en los hermanos Reyes y en Sara, todos podían darse cuenta de que no era nada bueno.

Andrés y Gaby corrieron a los brazos de su madre en cuanto la vieron, Sara se separó de Oscar para poder abrazar a sus hijos, se aferró a ellos como si su vida dependiese de ello.

—¿Ya podemos ver a papá?- preguntó Gaby-

—Aún no, cariño, lo siento.

Andrés rompió el abrazo, dando dos pasos hacia atrás para poder ver bien a su mamá.

—¿Y cuánto más debemos esperar? Lo extrañamos, mamá.

—Lo sé, mi amor, pero debemos ir a casa y les explicaré todo con lujo de detalles.

—¿Lo que ha pasado es tan malo? -Preguntó Jimena-

—Jimenita, mi amor ya te lo explicaré luego -Le aseguró mientras señalaba a sus sobrinos, indicando que ellos eran la razón por la que hablaban tan cuidadosamente-

—Nosotros nos vamos, ¿Mamá, vienes? -Sara tomó a sus hijos de la mano lista para salir de la casa-

—No, Sara, me quedo aquí para hablar con Juan y Oscar, pero si necesitas algo, llámame

Sara asintió y salió junto a Andrés y Gaby directo a su auto, ignorando los intentos de sus hijos para que ella les revelara la razón por la cual no podían ver aún a su papá, Sara se la pasó todo el camino hasta la hacienda Meraki intentando articular una explicación coherente y sencilla para ellos, moría de los nervios de tan solo pensar en la reacción de ellos.

—Mamá, ¿puedes decirnos de una vez que ocurre? -Preguntó por enésima vez Andrés en cuanto bajaron del auto-

—Vayamos a la sala, ¿Si? ahi les explico.

Andrés y Gaby se miraron hartos de aquella situación, obedecieron a su madre de mala gana y en cuanto entraron a su hogar tomaron asiento en el sillón. Observaron a Sara dejar su bolso en la mesa de centro, y tomar asiento frente a ellos.

—No hay manera fácil de decir esto, chicos...

—Mamá, habla de una vez

—Mami por favor, queremos ver a papá y nadie nos explica qué ocurre.

—Su padre ha perdido la memoria -soltó Sara sin pensarlo-

No había querido decirlo de esa manera, pero las palabras salieron solas de su boca, de inmediato pudo notar la confusión invadir los rostros de sus hijos, ambos se miraron antes de volver a dirigir la mirada a su mamá.

—¿De qué hablas, mamá? -Andrés se puso de pie, caminando de un lado a otro de la sala-

—Es lo que sucedió, no sé cómo ni cuándo, ni porqué, pero así han sucedido las cosas, papá sufre de amnesia, no recuerda prácticamente nada.

—¿A qué te refieres con prácticamente?

—Solo recuerda a tus tíos, pero nada más, los últimos diecinueve años de su vida han sido borrados de su cerebro, no recuerda nada de nuestra familia, ni a nosotros, a sus tias o primos ni a su abuela, pero les aseguro algo, van a ser tiempos difíciles, pero estoy segura de que papá va a recuperarse

El corazón no olvida (Sarita y Franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora