capitulo diecinueve: el pasado ya no importa

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—¿Qu-e qué dijiste? –Preguntó Sara, sintiendo como el sueño que sentía desaparecia de inmediato–

Franco solo rio, y la acercó más a él para plantarle un suave beso en la cabeza.

—Lo que escuchaste

—Repítelo, por favor —le rogó mirándolo a los ojos—

—Lo repito las veces que quieras, mi amor. Te amo, Sara Elizondo

Sara cerró los ojos, sintiendo por un momento, que todo volvía a su lugar, parecía como que el tiempo no hubiese pasado, y que ninguna tragedia los había golpeado, se sentía como hace dos años atrás, cuando ella y Franco aún tenían una vida perfecta. Sara volvió a abrir los ojos, y la sonrisa de Franco se hizo aún más grande al ver los ojos llorosos de su esposa.

—¿Estás bien? —Preguntó él–

—Es solo que creí que jamás volvería a oírte decir eso —confesó—

Luego de pasar tantos meses buscandolo, luego de que todo el mundo intentara convencer a la familia Reyes Elizondo de que Franco había muerto, Sara se había convencido de que asi era, y su corazón se rompió al darse cuenta de que jamás podría sentir nuevamente el amor de su marido, ni podría escuchar sus palabras tiernas, esas que Franco le repetía en cada oportunidad que tenia. Cuando Franco apareció, Sara creyó que su pesadilla había terminado, pero su corazón volvió a romperse al darse cuenta de que Franco no tenia ni la menor idea de quien era ella.

Ahora, era la primera vez en años que sentía como su corazón volvia a estar intacto, su marido la amaba profundamente, tal vez no de la manera en la que ella deseaba, tal vez no recordaba todo lo que habían vivido juntos, pero a su manera, Franco la amaba y ahora ella estaba más segura que nunca de que sus recuerdos aparecerian pronto, era tan solo cuestión de tiempo para que Franco se recuperara a si mismo.

—Pues acostumbrate, porque pienso repetirlo hasta que te hartes de mi

—Franco Reyes, yo jamás me cansaria de ti

—Te amo

—Otra vez —pidió Sara–

—Te amo, Sarita

—Otra vez

—Me parece algo injusto que yo siga repitiendolo sin recibir siquiera uno de tu parte

Sara sonrió y llevó una de sus manos a la mejilla de Franco para acariciarla mientras subía su cuerpo hasta quedar a su altura, unió sus labios con los de su esposo en un beso suave, y ella susurró un "Te amo" en medio.

—¿Quieres que me vaya a dormir a la habitación de invitados? —Preguntó él sonriendo cuando se separaron–

—Si hubiese sabido que te sentias asi jamás te hubiera mandado a esa estupida habitación —río—

—Que bueno que pienses así, porque ya me estaba hartando de dormir allí.

—¿¡Y por qué no me lo dijiste, bobo!?

—Creí que no querías compartir el cuarto conmigo

—¿Estás bromeando, verdad? Franco, me moría por tenerte así, a mi lado, desde el momento en que mi mamá me contó que habías regresado.

—Sinceramente, no me habría importado que me arrastraras a tu cama en el segundo en que nos vimos, eres muy bonita como para decirte que no

—Bobo

Sara le dió un pequeño golpe a Franco en el pecho antes de recostarse sobre él, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo, quedándose dormida en su lugar favorito en el mundo; los brazos de su esposo.

El corazón no olvida (Sarita y Franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora