Franco se quedó mudo por algunos segundos, sin poder formular palabra. La noticia que Sara acababa de darle lo había tomado completamente de sorpresa, y no sabia como responder.
La desesperación se apoderó de Sara al ver que su marido no decía absolutamente nada, y safandose del agarre del ojiazul, se puso de pie. Se tapó el rostro con las manos y caminó de un lado a otro, mientras se maldecía a si misma por creer que la reacción de su esposo seria positiva.
—No debí hacerle caso a Leandro, debí esperar más
Franco reaccionó al escuchar aquellos susurros de parte de su mujer, inclinó un poco su cabeza para verla, estaba destruida, aunque ella tuviera el rostro cubierto, podía decir que estaba llorando. Fue a su lado de inmediato, envolviendola en un abrazo.
—Amor –La llamó sin obtener respuesta—
Sara no correspondió a su abrazo, no quería mirarle, Asi que Franco tuvo que llevarla de regreso hacia el banco, la sentó allí, y tomó asiento junto a ella, llevó sus manos hacia las de Sara, y las apartó de su rostro, revelando las lagrimas que caian por sus mejillas
—Mi vida, deja de llorar
Sara cerró los ojos, y respiró hondo, deteniendo momentáneamente su llanto, abrió los ojos, pero mantuvo la vista fija en sus manos, evitando ver a su marido.
No quería ver su rostro.
No quería ver la decepción, o el disgusto en su mirada.
Él colocó su mano debajo del mentón de Sara, elevando su rostro para que ella lo mirara.
Felicidad.
Eso era lo único que reflejaba la mirada de Franco. El ojiazul le sonrió tiernamente, causando que una pequeña sonrisa se asomase en el rostro de Sarita. Seguía preocupada por lo que Franco pudiera decirle, pero le era imposible no relajarse al menos un poco al ver la sonrisa perfecta de su marido.
—Sara, ¿Por qué lloras? —Ella no respondió— Sara, hablame.
—No me has dicho que opinas, tengo miedo, Franco.
"Estupido, la asustaste" Se regañó a si mismo.
—Amor, ¿Que crees que podría opinar? estoy feliz, Sara, muy feliz.
—Tu rostro no decía lo mismo
—Me tomaste por sorpresa. Esperaba cualquier cosa, menos lo que me dijiste. No lo esperaba, y tardé en caer en lo que estabas diciendo, pero eso no quiere decir que no esté feliz, mi amor.
—¿Lo dices en serio?
—A partir de este momento, no existe nada que desee más que volver a ser padres. Quiero vivirlo todo, quiero descubrir aquella etapa de nuestras vidas que he olvidado, quiero aprender de ti, seguir aprendiendo de nuestros hijos
Sara sintió como sus ojos volvian a llenarse de lagrimas, lagrimas de felicidad. Abrazó a su esposo, escondiendo su rostro en su cuello. Se quedaron en esa posición un largo rato, disfrutando de la compañia del otro, asimilando el hecho de que volverían a ser padres dentro de muy poco.
—No todo es color de rosa —Sara rompió el abrazo para poder mirarlo a los ojos— tengo que tener mucho cuidado por mi edad, pero mi doctor me ha dicho que con los cuidados necesarios, los riesgos son casi nulos.
—Entonces, vamos a eliminar cualquier riesgo, yo me voy a asegurar de que tu y nuestro bebé no corran peligro, asi eso signifique atarte a la cama y prohibirle a los empleados que te den un caballo.
Sarita soltó una pequeña risa, Franco había hecho la misma broma cuando se enteraron que estaban esperando a su primogénito, y varias veces la había amenazado con hacerla realidad cuando la encontraba en las caballerizas a pesar de las advertencias de su medico.
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El corazón no olvida (Sarita y Franco)
Fanfiction¿Como reaccionarias si el amor de tu vida regresa a casa, pero sin recordar nada de lo que han vivido juntos?