capitulo dieciocho: explorarte

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Como Sara ya había supuesto, el viaje en auto hacia San Marcos significó otra pelea entre Andrés y Gaby, en cuanto los cuatro subieron a su auto, la menor de la familia tomó el mando del reproductor de musica, reproduciendo de inmediato una de sus canciones favoritas mientras que Andrés intentaba desconectar el teléfono de su hermana del reproductor para conectar el suyo.

—¡Andrés, yo llegué primero!

—Pero yo nací primero

—¿Y eso que tiene que ver? no es mi problema que seas un anciano que tarda en subir al auto

—Tu musica es horrible, Gaby

—¡Vuelve a decir eso de Ariana Grande y te arrojo del auto!

—Gab —Franco se volteó para mirarlos a ambos— deja que tu hermano ponga algo de musica, y tu, Andrés, deja de criticar el gusto musical de tu hermana

—¡Pero, papá!

—Ya oíste, dame eso

Andrés le quitó a su hermana el teléfono de las manos para colocar una lista de reproducción de su musica favorita, mientras que su hermana se limitó a jugar con su celular el resto del camino.

Los dos hermanos se bajaron del auto en cuanto Sara estacionó frente a su escuela. Sara les informó que Oscar pasaria por ellos y los mellizos en el horario de salida, y luego de despedirse de sus padres ambos ingresaron al centro educativo, separandose inmediatamente al cruzar la puerta.

—Allí dentro fingen que no se conocen —Comentó Sarita riendo mientras encendia el auto para salir de nuevo a la calle— Se adoran, pero Gaby detesta que la relacionen con el sabelotodo de su hermano, y Andrés no soporta que Gaby sea la niña más sociable del colegio, estar cerca de ella lo asfixia

—No entiendo, crei que ambos eran mucho más cercanos de lo que son los hijos de Juan, por decir un ejemplo

—No es que no sean cercanos, Franco, pero se relacionan con personas diferentes y dentro del colegio no se hablan a menos que sea estrictamente necesario, en casa es otra cosa, a pesar de que peleen, se aman, molestarse es la forma en la que ambos expresan su cariño, creo que es algo que sacaron de nosotros –Sara le sonrió y soltó una pequeña risa ante la cara de confusión de Franco– Si, amábamos molestarnos cuando eramos jóvenes, asi me enamoré de ti

—¿Alguna vez me dirás la historia completa?

Sara y su familia no habían hecho más que contarle detalles muy pequeños sobre su vida en los últimos veinte años, a pesar de su insistencia, nadie había querido la historia al completo, él sabia que si le ocultaban algo, era por su propio bien, pero no podía evitar sentirse frustrado cuando alguien debia explicarle algún chiste o comentario como el que acababa de hacer Sara, solo porque él no recordaba la referencia.

—Franco, nuestra historia es demasiado complicada como para contarla

—¿Y no podrías al menos contarme las partes bonitas de nuestra vida? quiero saber, Sara

—Tampoco quiero contarte una historia típica de cuentos de hadas, nuestra vida ha sido todo lo contrario a ello, es una historia mágica, a su manera, pero si te contase todo lo que tuvimos que pasar, no sé como podrías reaccionar

—Nunca vamos a saber como reaccionaria si no te atreves a contarme, me he comportado calmado todo este tiempo, a pesar de que todos suponían que enloquecería al regresar, he sabido manejarlo, ¿Que te hace creer que no podría manejar lo que tienes para decirme?

Sara suspiró resignada, Franco tenia toda la razón, en algún momento tendría que decirselo, y necesitaba estar preparada para contarle toda la verdad, pues ella sabia que no seria capaz de mentirle.

El corazón no olvida (Sarita y Franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora