capitulo diecisiete: En casa

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Sara se arrepintió de inmediato de haber hecho aquella pregunta, se levantó del sofá y comenzó a caminar de un lado a otro mientras se tapaba la cara con las manos

—Sarita... —la llamó–

—Perdón, perdón —Repitió sin mirarlo– no debí preguntar

Franco esperó a que Sara se calmase, mientras la miraba algo divertido por su reacción exagerada. Al ver que Sara no pensaba mirarlo, se puso de pie y caminó hacia ella, apartó las manos de Sara de su cara para obligarla a mirarlo.

—Sara, oyeme

A Sara no le quedó más remedio que mirarlo a la cara, ella estaba segura de que Franco diría que no.

Es decir, él y apenas había juntado coraje para besarla, y ella le había propuesto ir poco a poco, ¿En qué momento creyó que vivir juntos de nuevo seria una buena idea?

Al mirar a Franco a los ojos, en lugar de encontrarse con una cara seria, se encontró con un hermoso par de ojos azules y una sonrisa gigante

—¿Me vas a escuchar o vas a seguir de dramática?

—Perdón

—Sara, ¿En serio creiste que diría que no?

—¿Acaso no es lo que dirás? es decir, esta tarde te propuse ir lento y ahora estoy pidiéndote que vivamos juntos y...

Franco negó con la cabeza mientras la escuchaba, y la calló de un beso antes de que ella pudiese seguir hablando. Sara lo miró sonriente en cuanto Franco despegó sus labios de los de ella.

—¿Eso basta para que te calles y me escuches? —Sara fingió pensar por un momento-

—Creo que necesito otro –respondió finalmente—

Franco volvió a unir sus labios con los de Sara en un beso un poco más largo, podría estar toda la vida asi con ella, en las ultimas horas, los labios de Sara se habian vuelto su mayor adicción.

Franco se separó de Sara solo para colocar su mano debajo del mentón de esta, subiendo un poco la mirada de su esposa.

—Sara, si quiero

—¿Qué?

—Sarita, me encantaria vivir contigo y los chicos

—¿No lo dices solo para no lastimarme verdad?

—No, Sara. Me encantaria vivir con ustedes, poder pasar más tiempo contigo, y volver a tener una rutina, me siento un inutil. Además, creo que me hará bien.

—Entonces no se diga más, vamos a preparar el cuarto de invitados

Sara le dio un pico rápido a Franco antes de subir las escaleras, sin darle tiempo a Franco de decirle que a él no le molestaría compartir la habitación con ella.

—------

Franco le pasó a Sara el ultimo edredón y juntos la colocaron encima del colchón.

—Listo –sonrió ella— mañana organizaremos tus cosas en el closet–

–No hace falta, Sarita, cuando necesite algo te lo pediré a ti, no hay necesidad de mudar todo mi guardarropa.

Él no pensaba dormir demasiado tiempo en ese cuarto, ni de chiste.

—Como quieras... ¿Hablaste con Juan?

—Ya mismo lo hago, si no lo llamo comenzará a preocuparse

—Bueno, voy a ducharme mientras tanto

—¿Quieres cenar algo?

—No sé si Irene habrá dejado algo preparado, si quieres fijate mientras

El corazón no olvida (Sarita y Franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora