Lunes, 7: 30 AM.
Sara volvió a posponer su alarma sin siquiera voltear a ver la hora. Solia ser una persona matutina, desde pequeña le había agarrado el gusto a madrugar para aprovechar mejor cada segundo de su dia estudiando, o trabajando en las caballerizas, y desde que se convirtió en madre, el madrugar había pasado de ser una costumbre a una necesidad, y a diferencia de su marido, Sara jamás había batallado para levantarse en la mañana...
¿Pero, hoy? no tenia ganas siquiera de abrir los ojos.
El cansancio se había apoderado de ella como si no hubiera dormido lo suficiente, a pesar de que se había dormido apenas habían llegado a casa, consiguiendo sus ocho horas de sueño ininterrumpidas. Había ignorado su primera alarma, decidiendo quedarse en la cama un rato más, de todos modos ella siempre colocaba el despertador media hora antes de lo necesario, solo por precaución.
La segunda alarma le indicó que ahora si era tiempo de levantarse, pero su cuerpo no respondía, y creyó que cinco minutos más no le harían daño. Sintió a Franco sentarse en la cama y pasar su brazo por encima de ella para alcanzar su teléfono, la alarma fue apagada, y el menor de los Reyes abandonó la habitación, dejándola descansar. Sarita sonrió, agradeciendole internamente a su marido antes de entregarse nuevamente al sueño. Sabia que de todos modos tendría que levantarse tarde o temprano, pero ese dia, prefería que fuera tarde, asi no tuviera tiempo de desayunar y tuviera que correr hacia las caballerizas.
Así se pasó la siguiente hora, posponiendo sus ultimas dos alarmas, la que le indicaba que tenían veinte minutos para salir de casa con sus hijos, y la que le avisaba que debian salir a la de ya, cuando esta ultima dejó de sonar, Sara abrió los ojos y suspiró.
Franco abrió la puerta de la habitación en ese momento, sonriendo al verla aun bajo las sabanas.
—Buenos días —Saludó caminando hacia ella para sentarse en el borde de la cama—
—¿Que tienen de buenos? —Preguntó tapándose la cara con las manos—
—¿Te sientes bien? Nunca te quedas hasta tan tarde, ni hablar del humorcito que te cargas, ¿Sigues enojada?
—No estoy enojada —Respondió sin mirarlo—
—Pareces enojada
—Solo estoy cansada, ya se me pasará.
—En ese caso, voy a decirle a Gonzalo que se las arregle sin ti
—No, no. Ya me levanto, hay mucho por hacer
Sara hizo el intento de levantarse, pero Franco la detuvo, obligándola a sentarse en la cama. Franco jamás se cansaría de verla recién levantada, con el pelo revuelto, su rostro sin una pizca de maquillaje que dejaba ver las minúsculas pecas que adornaban su rostro.
—Quedate en la cama. Los caballos pueden sentir tu estado de animo y si te subes a uno con ese bajón de energía, puede ocurrir un accidente, en especial con Bucéfalo. Yo voy a llevar a Andrés y Gaby al colegio y de alli tengo una reunión con Oscar, paso a buscar a los chicos al medio dia y los traigo de regreso, descansa, ¿Si?
Franco tenia razón, ella sabia que si se montaba en Bucéfalo, terminaria en el suelo de inmediato, y tendrian suerte si el incidente acabara solo en eso.
—No me gusta estar sin hacer nada
—Llama a tus hermanas o a tu mamá para chismosear, o sientate a ver una novela, como cualquier señora
Sara tomó la almohada junto a ella y se la arrojó a Franco, quien la atrapó de inmediato, estallando en risas al ver el rostro enfadado de Sarita. Le dió un beso en la mejilla a su mujer y dejó el almohadón sobre la cama.
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El corazón no olvida (Sarita y Franco)
Fanfic¿Como reaccionarias si el amor de tu vida regresa a casa, pero sin recordar nada de lo que han vivido juntos?