El pelimorado estaba que echaba chispas por los ojos, el muy descarado de Jung había dejado las marcas de sus dientes en su cuello. Su piel era demasiado sensible, ante el mínimo golpe adquiría un color rojo, ahora que tenía mordeduras, era peor.
Colocó un poco de base logrando disimular considerablemente las marcas. Terminó de arreglar su ambo rojo, color característico del hospital donde trabajaba para luego ir a la habitación de los niños a observarlos, aún seguían durmiendo, a las nueve ingresaban al jardín, donde los tendría que llevar Hoseok. Sólo rogaba que no se quedara dormido.
Seokjin observó su reloj una vez más, llegaría tarde si no se apresuraba.
Salió de la enorme casa y se dirigió a su auto. Tardó quince minutos en llegar a su destino, lo cual agradeció, estaba llegando temprano.
El ruido de un plástico al caerse hizo que detuviera su caminata, se le había caído el rótulo del uniforme. Buscó por sus alrededores y no logró ver nada, ¿cómo podía estar tan ciego?... esa cosa no podría haber ido a parar muy lejos.
―Kim... Seokjin ― dijo una voz extraña para sus oídos ―, ¿es tuyo?
Seokjin levantó la mirada del piso y se encontró con un impecable hombre de bata blanca, y camisa rosa palo, era uno de los tantos médicos que trabajan allí, jamás lo había visto, y no era de extrañarse, todos tenían turnos bastantes diferentes.
―Gracias, Doctor ― sonrió abochornado ―. No lograba verlo.
―Está bien ― sonrió dejando ver una impecable dentadura blanca, pudo notar cómo su sonrisa se formaba de manera extraña ―. Espero volver a verlo, enfermero Kim.
Seokjin torció un poco su cabeza ante la amabilidad del hombre, sin duda también esperaría verlo de nuevo. Los heteros eran calientes, podría solo conformarse mirando.
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A las dos en punto terminó su turno, se había retrasado media hora, pero podría llegar a casa de Boyoung, almorzar, esperar a que los niños llegaran del jardín de infantes, y luego llevarlos al pediatra a su control general.
Seokjin estiró su cuerpo en el porche de la casa, necesitaba una siesta, no había podido dormir bien. Había visto el auto de Hoseok, lo que significaba que estaba abierto, porque el muy infeliz nunca cerraba la puerta, como si los ladrones le temieran. Lo primero que oyó fue la risa infantil de Hamin. ¿Por qué estaba en casa? ¿Se habría sentido mal?
El ceño fruncido de Seokjin se agrandó más al ver a Areum, no habían asistido a sus clases. Buscó con la mirada al responsable de esto y lo encontró sacando unas hamburguesas de una bolsa de papel con gran "m" amarilla. Lo mataría.
―¿Por qué los niños están en la casa, Hoseok? ― colocó sus manos en su cadera.
―Ellos... ― se giró para enfrentarlo.
Seokjin sabía que mentiría, con el paso de los meses pudo darse cuenta de las manías de Jung. Comenzaba rascando su barbilla, luego su nuez bajaba y subía sin parar para después soltar la mentira.
―Hamin hoy no se hizo en la cama... había que festejar de alguna manera.
Seokjin dejó su enojo de lado al enterarse de la increíble noticia, el pequeño había dejado de orinarse encima, lo cual era una gran mejoría. Abrazó al azabache efusivamente antes de dejar un amoroso beso en su mejilla.
¿Desde cuándo festejaba la falta de orina en la cama? No lo sabía. Se sentía algo patético al pensar que con veinticinco ya tenía dos retoños a los que cuidar, los cuales en su mísera vida hubiera planeado tener.
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𝙻𝚘𝚜𝚒𝚗𝚐 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚛𝚘𝚕 [𝐻𝑜𝑝𝑒𝐽𝑖𝑛] ✓
FanfictionEl matrimonio Jeon sufrió un catastrófico accidente automovilístico llevándose consigo la vida de Jungkook y Boyoung. Dejando huérfanos a los mellizos, Areum y Hamin. El hermanastro de Boyoung, Kim Seokjin, queda a cargo de sus dos pequeños sobrinos...