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Habían transcurrido casi cuatro semanas desde que dejó a los niños y a Seokjin, cada día se le hacía más difícil, jamás hubiera pensado que su viaje se extendería tanto como lo había hecho. Lo único que lo mantenía en pie a estas alturas era que dentro de una semana viajaría a su ciudad y volvería con su familia.

Las videollamadas con Areum y Hamin sirvieron los primeros días, luego ya no era suficiente, le dolía el corazón cada vez que ellos preguntaban cuándo volvería y el verlos con lágrimas en sus pequeños ojos cuando les respondía que no sabía, lo hería aún más. Ellos les contaban que el tío Jihyeok los llevaba al cine cada vez que una película que les interesaba estaba en cartelera, él se negaba a pensar en cómo su primo conseguía el dinero para esas salidas. Seokjin participaba poco en las llamadas pero cuando lo hacía las disfrutaba al máximo.

El sonido de su teléfono sonando sin descansar lo sacó de sus profundos pensamientos, frunció un poco el ceño al ver que el nombre que mostraba la pantalla era el de su hermano.

―Hey, qué sorpresa ― fueron sus primeras palabras.

―Mamá me dijo que estabas en Japón, y pensé que sería bueno vernos.

―¿Por qué no me dijiste que también estabas aquí, imbécil? He estado aburrido como una ostra.

―Serás un adulto ahora pero sigo siendo tu hermano, mocoso ― Namjoon fingió el tono de enojo.

―Lo que tú digas. ¿Estás libre ahora? Quiero salir.

―Claro, te pasaré mi dirección y vamos al centro comercial.

Hoseok estuvo de acuerdo con la propuesta de su hermano, necesitaba salir y hablar con alguien, preferiblemente que hablara fluidamente su idioma. Se alegraba que después de las vacaciones ellos comenzaran a llevarse bien, gran parte fue por la intervención de Jaemin, haciéndoles ver lo importante que era un hermano.

Media hora después de aquella llamada se encontraba con Namjoon en una de las tantas cafeterías que poseía el centro comercial, él le preguntó sobre los niños, también le contó sobre Jihyeok, quien todavía seguía hospedado en su casa.

―¿Qué haces en Japón? ― preguntó antes de darle un largo trago a su café.

―Conocí a una chica en línea, ella era toda una hermosura y no podía permitirme dejarla ir simplemente, así que viajé... ella resultó siendo un él, pero creo que está bien, me gusta.

―Solo a ti te pueden pasar esas cosas ― se burló de él.

―Lo siento, señor encontré el amor de mi vida por un accidente.

―Eso suena cruel.

―Como sea ― Namjoon le restó importancia ―. ¿Cómo estás con Seokjin? ¿Aún no la cagas?

―Soy fiel. Estoy... enamorado y no soy capaz de dañarlo.

―¡Oh, Dios mío! ¡Acabas de decir la palabra con 'E'! ― Namjoon abrió su boca en una "o" exagerada.

―Bueno, sí, estoy enamorado. Enamorado de Seokjin, un maldito hombre.

Ellos siguieron molestándose con pequeñas cosas que contaban, atrajeron algunas miradas curiosas y otras de molestia cuando sus risas eran demasiado altas.

Hoseok sabía que probablemente los empleados de la cafetería estaban agradecidos cuando se pusieron de pie y se marcharon. Namjoon insistió como un niño para que fueran a comprar ropa así que siguió perezosamente los pasos de su hermano, una vez que ambos cargan con mínimo siete bolsas en sus manos se detuvieron. A lo único que Hoseok prestó su mayor atención fue a la joyería que estaba cerca de donde Nam compraba su ropa interior, le indicó a su hermano que estaría al lado y rápidamente se dirigió al hermoso lugar, él podía ver los preciosos diseños que se mostraban orgullosos desde afuera.

Mordió su labio cuando unos anillos captaron toda su atención, eran de oro rosa y blanco, con pequeñas incrustaciones de circonita. El diseño era simple, nada extravagante, pero ciertamente encantador.

―¿Lo estás considerando realmente? ― la voz de Namjoon hizo que diera un pequeño salto por el susto.

―¿De qué hablas? ― se obligó a sacar la vista de los anillos.

―No te hagas el idiota conmigo ― él rodó sus ojos ―. ¿Quieres casarte con Seokjin? ¿Lo estás pensando seriamente?

―¿Por qué piensas que...?

―Bueno, los anillos que estás viendo son de compromiso por si no lo has notado, hermano.

Sintió que un suave color rojo se apoderaba de sus mejillas y cuello.

―¿Crees que es demasiado pronto?

―Para cualquier persona normal, sí... pero siendo tú, no. Si estás considerando esto es porque realmente lo amas y eso, hermano, es serio.

―Mi cabeza está dando vueltas... nunca le vi el sentido al matrimonio pero con Seokjin, mierda, todo se fue al carajo.

―Entonces hazlo. Compra esos anillos y ve a casa para proponerle matrimonio a tu lindo novio.

―Tengo miedo ― admitió ―. Casarme con él significaría que saldría del clóset oficialmente, frente a todos.

―¿Y eso qué? ¿Acaso un contrato es más importante que tu felicidad? ¿Que tu familia?

―Claro que no ― respondió rápidamente, seguro de esa respuesta.

― Entonces ajusta esas bolas y compra los malditos anillos, Hoseok. No me hagas golpearte frente a tanta gente.

Tomando una gran respiración,dio los primeros pasos para entrar a la tienda. Él habló con una de las señoritas que estaba a cargo y sintió un peso irse de su pecho cuando ella no reaccionó de una extraña manera al decirle que eran dos alianzas masculinas las que necesitaba. Usó su sonrisa y con ayuda de algo de dinero extra, más un leve coqueteo por parte de Namjoon consiguieron que los anillos estuvieran listos para antes de su viaje.

𝙻𝚘𝚜𝚒𝚗𝚐 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚛𝚘𝚕 [𝐻𝑜𝑝𝑒𝐽𝑖𝑛]  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora