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Tres días después de que ellos se pusieron de acuerdo para hacerle una cena a Yeonu en forma de agradecimiento, por fin Hoseok estaba dispuesto a hacerla. Tomaron a los niños y dejaron a sus padres, que para sospecha de Seokjin se mantuvieron muy cercanos, y a Namjoon en alguna parte de la casa, prácticamente no habían compartido tiempo juntos, el hombre mayormente pasaba tiempo en la ciudad y volvía a altas horas de la madrugada, por lo que se saltaba el desayuno familiar.

―¿Qué le gusta comer a tu mamá?

―Come de todo. Es como yo, nada más que ella se cuida con las calorías y esas cosas.

―Bien, puedo hacer algo bueno para ella.

Los niños mantuvieron a Hoseok en la zona de dulces, sabía que eso no era muy buena idea ya que él no les negaba nada. Si no lo controlaba era muy probable que sus hijos se volvieran unos malcriados y definitivamente no quería esa actitud en sus pequeños.

Su cabeza ya estaba planeando todo a la perfección para la noche, sabía lo que llevaría para hacerle a los niños y a los adultos, solo esperaba que nada los retrasara, de cualquier otra manera no llegaría con los tiempos.

Seokjin no pudo evitar hacer una mueca al ver el carrito del supermercado lleno de chocolates y golosinas.

―¿No creen que se han excedido?

―¡Pero, papi! Esto apenas nos alcanza para esta semana ― Hamin se cruzó de brazos como si tuviera la razón.

―¡De ninguna manera, señorito! ― Seokjin inclinó su cuerpo hasta estar cara a cara con el infante ― Estos dulces les tienen que durar hasta por lo menos el fin del viaje.

―¡Entonces tomaremos más! ― la niña tomó la mano del castaño para llevarlo de nuevo a la zona de donde habían venido.

―Hoseok ― Seokjin fue rotundo ―. Te llegas a mover de tu lugar y el que será regañado serás tú, no ellos.

―Lo siento, chicos. El que manda aquí es él ― el hombre les dio una mirada compasiva a los niños.

֍

―¡Dios, Hoseok! ¡Ni siquiera he hecho la cena! ― el castaño observó tranquilo cómo Seokjin poco a poco perdía la cabeza.

Por su parte, no sentía la presión que el pelimorado sí, principalmente porque no se fiaba de su madre. Su acto de generosidad no era común en ella, a menos que haya perdido la cabeza.

―Tranquilo, Jin. Podemos hacerla mañana, ya es demasiado tarde.

― ¡No! ¿Sí sabes que esto es tu culpa? ― Seokjin lo observó como si lo quisiera asesinar.

―¿Mi culpa? No parecía que te quejabas mientras mi pene estaba dentro tuyo.

―¡Hoseok! ¿En serio tienes que hablar de esa manera?

Hoseok rió con burla a la preocupación del menudo hombre, ellos no habían perdido el tiempo cuando sus padres se ofrecieron generosamente a llevar a los niños a pasear. Namjoon no estaba en a casa y en menos de lo que pensó, Seokjin ya tenía sus piernas enredadas en su cintura mientras él empujaba su polla dentro del delicioso culo de su amante.

―Pidamos pizza. Mañana te prometo que te ayudaré a hacer tu cena especial.

―¡Pizza mis huevos! Ve a preparar la terraza para la cena. Seré rápido.

Rodando los ojos se dirigió donde el iracundo pálido le ordenó, si tuviera amigos que vieran esa situación estarían riéndose de él por dejarse manejar por su ¿pareja?

Tenía que hablar con Seokjin sobre eso más tarde, ¿qué eran exactamente? Ninguno de sus ligues o compañeras de sábanas habían durado tanto.

―¡Hablaré contigo más tarde, Seokjin! ― Hoseok gritó para que lo oyera.

𝙻𝚘𝚜𝚒𝚗𝚐 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚛𝚘𝚕 [𝐻𝑜𝑝𝑒𝐽𝑖𝑛]  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora