20

324 44 0
                                    

Ya todos se habían marchado a sus respectivas habitaciones cuando Hoseok se levantó para ir al living, no podía dormir, se encontraba bastante desanimado. Al parecer cualquier hombre era mejor que él.

Por su mente también rondaba el pensamiento de que su madre no tenía ningún problema con la homosexualidad. Él tenía que admitir que por una pulgada no soltó allí mismo que lo estaba intentando con el hombre con el que compartía casa, el mismo que ahora se encontraba totalmente enamorado de su hermano.

Algo frustrado se decidió por prender la consola, jugaría hasta que sus ojos no dieran más y se cerraran por sí solos. Esa noche ni siquiera había podido besar al pelimorado, y mierda, aunque fueran un par de horas, estaba anhelando sus besos. Decidido a olvidar aquello, seleccionó un juego de combate.

Sus músculos estaban contraídos cuando una suave mano se posó en su nuca, apretando cariñosamente ahí.

―¿Qué haces despierto? Pensé que dormías.

Hoseok dejó en pausa el juego para voltear y mirar al dueño de sus dilemas. Sus pulmones se llenaron de aire para luego soltar un cansado suspiro.

―Tengo insomnio.

Vio que Seokjin fruncía levemente el ceño para después acercarse y tomar asiento a su lado, sus dedos seguían acariciando dulcemente su nuca.

―Hey... dime de verdad qué sucede.

―Hoy casi no estuvimos juntos, sólo te despediste vagamente de mí.

―Yo... sí. Me tocaba arropar a los niños, así que lo hice pero me quedé dormido en la cama de Areum, pero iba a pasar por tu habitación. No creas que simplemente me he olvidado de ti.

―Así lo parece ― susurró.

―¿Qué? ― Seokjin preguntó desorientado.

―Desde que llegó mi hermano no me has dirigido la mirada. Sabía que él sería un dolor de culo, pero no que tú caerías rendido a sus pies.

―Yo no...

―No mientas ― lo interrumpió ―, parecías un ciervo encandilado por sus encantos. Hasta mi madre se dio cuenta de ello, dijo que serías un buen yerno.

La pequeña boca de Seokjin se mantuvo abierta unos segundos, dejándole saber al castaño que se encontraba muy sorprendido por sus palabras.

―Y... ¿cómo te sientes con eso? Es decir, con que a tu madre no le molesta que sus hijos estén con alguien de su mismo sexo.

―Pues... bien, por un momento quise decirle que estábamos en algo, pero no creo estar preparado para mi salida del clóset. Yo estuve mirando a otros hombres, pero no logran captar mi atención como lo haces tú.

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Hoseok al ver la reacción de Seokjin al enterarse que estuvo mirando a otros chicos, era un pequeño celópata.

―Entonces... ― Seokjin presionó un poco más.

―No lo sé... ― dijo abatido ― Por más que la sociedad haya avanzado un poco más, la homofobia sigue existiendo, y Dios, me causa mucho temor el rechazo, que las grandes compañías con las que estoy haciendo negocios cambien de opinión sólo porque me enamoré de un hombre.

Seokjin hizo una mueca con sus labios para después acercarse a él y abrazarlo. Por supuesto que sabía que era difícil, él también lo vivió, pero también rescató que Hoseok dijo la palabra "enamorado", eso ya era un gran logro para él.

―No pienses mucho en ello. Por más que te esfuerces por ser un hombre ejemplar siempre van a haber personas detrás tuyo criticando, celosas del éxito o la valentía que tienes. Todos esos malos comentarios son hechos para ocultar sus propios temores.

Hoseok lo miró unos segundos a los ojos para después chocar sus labios con los del pálido. Fue un beso cargado de amor, lento y profundo.

―¿Juegas conmigo? ― el menor preguntó con una sonrisa.

Seokjin sintió que su corazón se movía como un caballo salvaje dentro de él, no podía acostumbrarse a las grandes e iluminadoras sonrisas de Jung Hoseok.

―Por supuesto que sí.

֍

El ruido de algo cayendo al suelo lo despertó de su tranquilo sueño, para cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, no logró ver nada. Frunció el ceño y se acurrucó más contra el pecho de Hoseok. Debían ser como las cinco de la mañana, después de unas intensas partidas habían caído rendidos en el sillón, no tuvieron las ganas de levantarse para ir a sus habitaciones, por lo que ambos acordaron despertarse antes de que todos allí lo hicieran.

No pensó demasiado en lo que se cayó y se entregó nuevamente a los brazos de Morfeo.

Para las ocho y media de la mañana ya estaba despierto de nuevo, estaba tan cómodo y caliente en los brazos de Hoseok que no tenía ni siquiera intenciones de ponerse de pie. Bostezó y lo consideró, tenía que levantarse, se encontraban en medio del living, a los ojos de cualquiera que bajara por las escaleras.

Después de un tiempo logró ponerse de pie y mover sutilmente al castaño para que se levantara también. Éste, sin pensarlo depositó un beso en sus labios para después subir hacia su baño a ducharse.

Seokjin se encontraba de un excelente humor por lo que comenzó a preparar el desayuno con una alegre melodía saliendo de sus labios. Se esmeró y cocinó como si fuera un desayuno para un pelotón.

Sonrió grande cuando una cálida mano se posó en su espalda baja, enviando un calor agradable a esa zona.

―Buenos días, Seokjin.

Sin embrago, la voz que resonó en la cocina no era la que esperaba escuchar, sonrió nervioso al hombre que se encontraba a sus espaldas.

―Buenos días, Namjoon. ¿Dormiste bien en la habitación?

―De maravilla ― el hombre le regaló una encantadora sonrisa ―. Aún sigo con un poco de jet lag, pero nada que no se solucione.

―Siéntate. Te sirvo en un momento.

―Tranquilo, puedo hacerlo yo mismo, mi madre me concibió con dos manos, y las sé usar.

Las mejillas de Seokjin tomaron color, por más que él no lo hubiera querido así. No se atrevió a mirarlo, por lo que se limitó a llevar lo preparado a la mesa.

―Iré a despertar a los mellizos. Por favor, come en lo que vengo.

―Puedo ayudarte. Apuesto que no es nada fácil traer a dos niños con sueño por las escaleras.

El hombre no esperó una respuesta por parte del pelimorado, simplemente lo siguió hasta donde se encontraban los infantes durmiendo.

―¿Hoy trabajas? ― preguntó Namjoon.

―No, hoy no. Sin embargo, mañana sí.

―Ya veo... disculpa mi mala memoria, pero ¿cuál es tu profesión?

―Tranquilo. Soy enfermero.

―Wow, rubro difícil. ¿Cómo haces para cuidarlos? ― dijo mientras con movimientos delicados trataba de despertar a la niña.

―Reduje mis horas. Antes de tenerlos a mi cargo, trabajaba en turnos de 36 horas.

―Eres realmente admirable. Muy pocos podrían con esta vida.

―Fue difícil, no te lo negaré. Hoseok y yo éramos inexpertos, no estábamos para nada familiarizados con el tema de niños, sacando el hecho de que nos llevábamos muy mal.

―Mi hermano... él es un caso especial. No es malo, es impulsivo y un poco tonto a veces.

Seokjin rió y asintió a su vez.

―Hoseok es un gran hombre ― Seokjin no notó el tono en que lo dijo, pero el hermano del mencionado sí lo hizo.

―No lo dudo ni un segundo.

𝙻𝚘𝚜𝚒𝚗𝚐 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚛𝚘𝚕 [𝐻𝑜𝑝𝑒𝐽𝑖𝑛]  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora