El día había llegado, finalmente nos encontrábamos terminando de guardar nuestras propias cosas que teníamos en los trailers correspondientes. El último día de rodaje había finalizado; palabras no explicaban los distintos sentimientos que cada uno atravesaba; desde tristeza hasta alivio, habíamos logrado todo lo pactado hasta el momento. Los aplausos, las lágrimas, risas y abrazos no faltaron, sino que parecían no ser suficientes.
Muchos nos llevábamos recuerdos, tanto bonitos como frustrantes. Por mi parte, había encontrado el amor. Suena cliché, ¿no es así? Bastantes parejas en el mundo del espectáculo se conocieron en medio de filmaciones y, bueno, algunas duraron un largo tiempo. Realmente esperaba no ser la excepción.
—Voy a extrañar este sofá —decía Nick estirándose en él.
—Pensé que extrañarías más el de Shaun —bromeé provocando que se sonrojara al recordar el primer día. Fue bastante divertido.
—Cállate —dijo levantándose para acercarse hasta quedar parado enfrente mío—. ¿Segura que estarás bien sin mí?
—Es solo otra típica "celebración Wilson" —me encogí de hombros—. Estaré bien, ve a estar con tu mamá.
—Igual puedes llamarme cuando quieras.
—Lo haré —afirmé y luego nos abrazamos fuertemente. Generalmente Nick pasaba navidad conmigo y mi familia, más que nada para evitar que las "tías chusmas" pusieran todo el foco sobre mí o se pasaran con sus preguntas. Sin embargo, ese año su mamá no estaba con la mejor salud y toda su familia se había puesto de acuerdo para hacerle una fiesta que recordara siempre. Ellos sabían que esas fiestas podrían ser las últimas junto a ella, quería hacerla sentir más que bien, tranquila y feliz.
Nick se fue en busca de Connor y Shaun para apurarlos, solo que el último entró por la puerta de mi trailer con su valija en mano.
—¿Lista?
—Sip —asentí terminando de cerrar la mía—. ¿Irás a Ohio mañana?
—De hecho no —respondió—. Mis padres llamaron para avisarme que se irán en un crucero. "Tiempo de calidad", dijeron.
Una alocada idea se cruzó por mi mente en aquél momento, una que podría ser divertida pero también un lío.
—Ven a celebrar las fiestas conmigo —sugerí—. Todos los años vamos a nuestra casa en el campo. Conexión total con la naturaleza.
—¿A tus padres no les molestará?
—¡Por favor, ya te adoran! —reí enredando mis brazos en su cintura— Vamos, será divertido y podremos relajarnos.
—Esa parte me encanta más —susurró inclinando su cabeza para besarme, pero fuimos interrumpidos por un estruendoso golpe en la puerta.
—¡Apúrense! —gritó Nicholas del otro lado.
—Ya tendremos tiempo —dije separándome del asiático y tomar mis cosas antes de que Parker entrara y nos sacara de los pelos.
Entonces los cuatro terminamos en el avión rumbo a Los Ángeles, sólo que cuando llegamos tomamos rumbos diferentes. Shaun volvió a su departamento, le dije que pasaría a buscarlo cerca del mediodía para irnos. Luego, regresé a mi casa para descansar. Aunque, al darme cuenta de lo que había hecho, no logré pegar un ojo de los nervios. Básicamente di vueltas en la cama hasta que la alarma sonó.
Aproveché la mañana para limpiar, avisarle a mi familia del invitado de último momento y armar el bolso para la semana. Mientras terminaba de hacer lo segundo nombrado, recibí una llamada de Spencer.
—¡¿Ya vienes?! —exclamó apenas contesté— ¡Mamá se está volviendo loca!
—¿Por qué?
—¡¿Por qué?! —repitió en voz alta— Roma, está haciendo comida como para alimentar a un ejército. Por favor, dime que ya estás viniendo.
—En una hora salgo para allá.
—¡Apúrate! —ordenó y colgó.
De todas nosotras, Spencer era quien tenía más paciencia. Por esa misma razón, cuando se desesperaba era por un buen motivo. Algo me decía que no se encontraba así por la cocina extrema de mamá, pero tampoco podía preguntárselo por teléfono. Así que hice lo que me pidió, terminé de acomodar las últimas cosas y salí cerrando con llave la puerta principal. Subí las cosas en mi camioneta y luego arranqué rumbo a mi primera parada: el hogar de Shaun.
Afortunadamente no me quedaba lejos, por lo que estuve allí en casi treinta minutos. Él ya me esperaba en la entrada, por lo que solamente se subió en cuanto detuve el vehículo.
—Hola, amor —saludó con un beso casto sobre mis labios—. ¿Lista?
—Yo debería preguntarte eso —reí volviendo a ponerme en marcha. Teníamos máximo dos horas de viaje, por lo que pasamos por un local de comida rápida para el almuerzo: una hamburguesa completa para cada uno y papas fritas.
—Si mi entrenador supiera —comentó el asiático mirando la hamburguesa con amor.
—No tiene qué —dije agarrando una papa sin despegar los ojos del camino.
—¿Qué me puedes decir de tu familia?
—Es probable que mi madre te llene de preguntas al igual que Spencer —respondí—, ya conoces a mi papá y Frank definitivamente te va a pedir que hagan ejercicio juntos.
—¿Y vendrán más a la cena?
—Hoy no creo, capaz que para víspera de año nuevo —contesté—. Tías chismosas, tíos que ponen música a un volumen que debería estar prohibido y primas que han intentado acostarse con Frank por los últimos seis años.
—¿Querrán acostarse conmigo? —bromeó.
—Oh, eso seguro —continué sonriendo—. Y tendremos funerales.
Los viajes con Shaun eran únicos, su sentido del humor y forma de ser congeniaba tanto conmigo que no había forma de aburrirnos con el otro. Si no estábamos hablando, cantábamos a todo volumen nuestras canciones favoritas. Por ahí nos deteníamos para comprar un café o algo más para comer y seguíamos. Nos encantaba pasar tiempo juntos y crear nuevas experiencias positivas. Son esas a las que me aferro hoy en día para sonreír en mis días malos.
—Ya estamos cerca —anuncié.
La casa de campo era la casa. Mis padres la construyeron un par de meses después de nuestra adopción. Era de tres dos pisos con suficientes habitaciones para muchos invitados. A su alrededor todo era árboles y grandes descampados bien cuidados. Solo que, por el frío, los árboles se encontraban sin hojas.
Los ladrillos de la casa estaban a la vista para conservar ese toque rural, los ventanales le daban el toque moderno y, a su vez, conectaba todo con el exterior. Adentro, por el contrario, fue todo decorado por mi madre de una manera contraria a la naturaleza. Es más, todo era blanco y negro; razón por la cual el árbol de navidad destacaba al ser verde con esferas doradas.
Estacioné la camioneta junto al auto de Spencer y Frank. Ambos nos bajamos al mismo tiempo que la puerta negra principal era abierta de par en par. Por ella salió Lyla corriendo.
—¡Hija! —gritó y me envolvió en un fuerte abrazo en cuanto me tuvo al frente.
—Hola mamá —correspondí sonriendo. Fui yo quien nos separó para presentarle al hombre que nos observaba—. Mamá, él es Shaun.
—Un placer, señora —saludó tímido.
—Nada de señora, dime Lyla —pidió acercándose para saludarlo con un beso en cada mejilla—. Bienvenido a la familia.
—Oh Dios mío, ayúdame —susurré para mí misma.
Sin duda me esperaba una larga semana.Hello!! Lo sé, lo sé. Tardé! En mi defensa, primer semana de regreso en la Universidad y, además, tengo otro bebé perruno que llegó a la casa. Es más, lo tengo durmiendo arriba mío en lo que escribo esto. Serán unas semanas costosas de adaptación, pero haré lo posible para mantenerme al día ♥
Espero que les guste esta pequeña introducción a lo que serán la semana en La casa de Campo!
Leo sus teorías ♥
-Melany
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Las dos caras de Roma.
Fiksi UmumUna actriz carismática se encuentra en una encrucijada consigo misma cuando sus demonios del pasado intentan apoderarse de su salud mental. La línea entre lo racional e irracional se vuelve delgada, y Roma parece haber perdido el rumbo. ¿Cómo podrá...