𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 2

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  El contacto humano es la primera forma de comunicación que tenemos apenas abandonamos el útero de nuestra madre. Sentimos el calor que emana su cuerpo, el amor a través del delicado abrazo, la calidez de una suave caricia...
  Como bebés, no tenemos razonamiento de aquello, pero estamos seguros de que ese contacto nos hace sentir seguros, consolados, protegidos. Amados.
  Y aunque no sea una mujer que le guste repetirse a sí misma, necesitamos de aquello tanto como el oxígeno que inhalamos y exhalamos. Esa conexión... es la que mantiene al ser humano con vida. Sin embargo, a mí me tomó mucho tiempo aceptarlo. ¿Cómo no? Después de ver como asesinan a tu madre frente a ti y ser enviada a un orfanato en menos de 24 horas, bueno... Eso arruina la cabeza de cualquiera, ¿no?
  Toqué el timbre y esperé que la puerta frente a mí se abriera. Luego de un largo día de trabajo, hacer algo diferente y tranquilo suele ayudar para distensar la mente.
  —¡Hey, hola! —exclamó la morena para luego abrazarme fuertemente, a lo que respondí con un solo brazo alrededor de ella, y seguramente una sonrisa incómoda.
  Aunque debo admitir que pasar tiempo con Oceánica, el cual es un apodo, siempre ha sido cómodo y divertido.
  —Te extrañé mucho —dijo separándose de mí.
  —Hablamos ayer por teléfono, Spencer.
  —¡No es lo mismo! —ambas reímos—. Vamos, entra. La comida ya está casi lista.
  Spencer Wilson, a.k.a Oceánica, es mi hermana mayor adoptiva. Como dije antes, estuve en un orfanato y fui adoptada a los nueve años. ¿Ella también lo fue? Sí, porque nuestros padres adoptivos decidieron sacarnos de ahí a las dos. Básicamente ansiaban con tener hijas, pero mi madre tuvo cáncer de útero y tuvieron que extirpárselo. No pudieron salvar nada, y un alquiler de vientre les era muy caro; por lo tanto, optaron por adoptar.
  Fue un día de crudo invierno, la fecha no la recuerdo, cuando el matrimonio Wilson visitó el orfanato "Paz para los niños" en busca de agrandar su familia. Spencer y yo habíamos visto desde la ventana de nuestro cuarto cuando entraron al lugar, pero ninguna de las dos tenía fe a decir verdad. Quiero decir, ¿quién adoptaría a un par de niñas con nueve y once años? Nosotras lo veíamos imposible, ya habíamos tenido malas experiencias. La mayoría iba en busca de bebés para no lidiar con los "niños traumados".
  Continuamos con nuestra rutina, incluso nos escapamos al patio para jugar en la nieve; y fue allí donde ella nos vio. Lyla dijo que al vernos supo inmediatamente que nosotras éramos las hijas que siempre soñó. Si me lo preguntan a mí, pienso que suena un poco exagerado. ¿Pero qué sé yo? No soy mamá.
  Cuando nos dimos cuenta, íbamos en el auto de los Wilson rumbo a su casa. Nos quedaríamos con ellos mientras hacían todo el papeleo y esperábamos la audiencia para la adopción. Tomó casi un año, si no un poco más, en completar todo aquello. Las visitas de la trabajadora social fueron demasiadas, y sí que las odié. Pero bueno, era parte del proceso.
  —¿Dónde está Frank? —pregunté sacando una botella de vino del bolso. La puse sobre la mesa, ella fue por un par de copas.
  —Despedida de soltero —respondió—. Su amigo, Lee, se casa. ¿Lo recuerdas?
  —Sí, sí, el de cabello pelirrojo —asentí sirviendo el alcohol en las copas—. ¿Y ustedes para cuándo?
  Spencer rio negando con la cabeza.
  —Ni siquiera hemos hablado sobre el matrimonio.
  —Pues deberían. Sé que sueñas con casarte desde que te conocí —dije sentándome—. Aunque también puedes ignorarme, soy la menos indicada para hablar de amor.
  —Una caída no es derrota.
  —Es la muerte.
  Tomé un largo sorbo, realmente lo necesitaba en ese momento. Spencer solo me miró, bebiendo un corto sorbo de su copa. Sabía que quería hablar de el tema, pero yo lo odiaba y ella sabía. Constantemente creí que Spencer tenía una parte médium, a veces ni tenía qué decirle cómo me sentía o lo que pasaba. Con el tiempo comprobé que tenía razón.
  —¿Cómo va el trabajo? —preguntó girándose para ir hacia el orno—. ¿Algún nuevo proyecto?
  —Mañana tengo una reunión con Miguel, supongo que será para eso —contesté—. Me gustaría hacer algo dramático o un thriller psicológico.
  —Tienes cara de psicópata, te sentaría —bromeó haciéndome reír—. La verdad es que te adaptas a todo. No hay nada que no puedas hacer, Roma.
  Eso no era enteramente cierto. Sí, podía meterme de lleno en cada personaje que me tocaba. Su psicología, la forma en la que se podría mover, los gestos que haría o no. Pero al final sabía que eran personajes falsos. En el mundo real temía a muchas cosas, había algunas situaciones que me aterraba afrontar. Sin embargo, era buena para tragármelo todo. Cualquier persona con un poco de razonamiento sabría que esa era una terrible decisión, pero yo estaba perdiendo la cabeza sin siquiera saberlo.
  —Wow, lasaña vegetariana —dije inhalando el aroma que emanaba la fuente de vidrio sobre la mesa—. Huele bien, Spency.
  —Y esperaba a probarlo. Frank lo ama más que a mí.
  Me serví en el plato y rápidamente probé. Lo saboreé por unos largos minutos y Spencer se reía por las caras que hacía.
  —¡Hasta yo lo amo más que a ti!
  —¡Auch! —fingió dolor mientras se sentaba y servía—. Cambiando de tema, mamá y papá regresan el próximo viernes, también el día de mi cumpleaños. Pensé que podríamos hacer una cena el sábado porque llegarán cansados del viaje. ¿Qué opinas?
  —Sí, está bien —asentí—. Ya habré terminado con el rodaje para entonces.
  —¡Perfecto! ¿Lo hacemos en tu casa?
  —¡Claro! Solo si quieres ser captada por un fotógrafo metiche y decirle adiós a tu privacidad.
  —Mejor acá, te queda cerca —sonreí de lado ante su cara de pánico—. Aún no entiendo cómo lo haces.
  —¿El qué? —cuestionó agarrando la copa.
  —Aguantar el acoso de esas personas —respondió—. Entiendo que sea su trabajo, pero hay veces que no tienen límites. Te siguen, gritan, bloquean tu espacio...
  —Pasé por cosas peores —interrumpí después de tragar el vino—, lo sabes. Además, sabía en lo que me metía cuando decidí dedicarme a la actuación. ¿Es insoportable? Sí, pero hay cosas peores. Al menos a eso me aferro para no... perder la cabeza.
  Spencer suspiró soltando el tenedor y levantó la cabeza para mirarme con esos ojos de perrito bajo la lluvia. Eso solo significaba una cosa.
  —Aún puedo hablar con Malia —dijo, a lo que rodé los ojos—. Estará más que dispuesta a hacerte un espacio.
  —Spencer, no...
  —¡No puedes seguir así, Roma! —exclamó—. Pretendiendo que todo está bien en tu vida, sonriendo como si nada pasara.
  —Nada pasa en mi vida.
  —¡Deja de mentir, por Dios! —extendió una mano por la mesa—. ¿Necesito mencionar a Caleb? ¿Tu familia biológica?
  No podía verme, pero según Spencer mi expresión cambió extremadamente. Dijo que nunca me había visto tan asustada en todas las décadas que hemos compartido juntas. Ella sabía antes que yo que no estaba preparada para enfrentar mi realidad, que solo deseaba poder seguir escapando y postergar el momento inevitable donde la bomba explotaría justo frente a mí. Y sí, anhelaba morir siendo una cobarde.
  —Creo que ya es hora de irme —dije dejando la servilleta sobre la mesa.
  —No, Roma, no te vayas.
  —Debo levantarme a las seis, necesito descansar.
  Caminé hasta el pequeño sillón donde había dejado mi bolso y abrigo. Spencer me seguía en silencio, esperando que cambiara de opinión sabiendo que no lo haría.
  —¿Aún sigue en pie la cena? —interrogó acompañándome a la puerta.
  —Sí, claro.
  Tomé la perilla para abrir la puerta, Spencer me detuvo colocando su mano sobre la mía. Giré el rostro para verla a los ojos, esos ojos azul grisáceos que te paralizan por completo.
  —¿Sabes que solo quiero lo mejor para ti, no?
  Ambas nos retuvimos la mirada por un tiempo indefinido, buscando la respuesta en los ojos de la otra. Es una de las conexiones más honestas que existen, lo entendería tiempo después.
  —Lo sé —asentí sonriendo a medias—. Nos vemos.
  Abrí la puerta y salí casi corriendo de la casa hasta mi auto. Lo único que quería era llegar a casa y meterme en cama. Rogaba poder dormir profundamente, apagar el cerebro y descansar.
  Sin embargo, no fue tan fácil conciliar el sueño. Requerí ayuda por parte de una botella de Whiskey, la cual terminó vacía sobre mi mesita de luz. Cuando la alarma sonó, lo primero que vi fue un par de ojos marrones pidiéndome el primer plato de comida del día. Almmy lograba sacar el lado más feliz dentro de mí, incluso en los momentos más oscuros.
  Almmy era una perrita rescatada, la habían encontrado en la calle cuando era una cachorrita junto a su hermano. Lamentablemente, él ya estaba muy enfermo cuando lo encontraron y falleció a la semana de ser rescatado. Dos meses más tarde, habría tenido la fortuna de estar filmando una escena en el mismo refugio donde Almmy se encontraba. No tenía intenciones de adoptar en ese momento, hacía cinco meses desde la pérdida de otro mejor amigo que tuve, Tony, y no sabía si alguna vez podría atravesar por aquél dolor otra vez. Aunque todo eso pasó a un segundo plano cuando la vi detrás de la reja en la que estaba. Me acerqué y ella lucía tan feliz, supe en ese momento que Almmy no pertenecía en ese lugar y que se iría a casa conmigo. Un año y medio había pasado, y no me arrepentía de nada. Sigo sin dudas.
  —Vamos adentro, Almmy —dije tras ver la hora en mi reloj—. Volveré lo más pronto que pueda e iremos a caminar.
  Almmy entró corriendo a la casa y fue directo a su cama. Luego de un plato de comida y correr un poco por el patio (además de hacer sus necesidades), ella se iba a dormir o jugaba con sus juguetes en la espera de mi regreso.
  —¡Nos vemos, linda! —grité para luego cerrar la puerta con llave. Me puse los lentes de sol mientras caminaba al auto y me subía en él. Usarlos se había convertido en una costumbre, una muy típica entre los artistas. Obviamente, solo los usaba cuando salía el sol. Se vería medio raro si estuviese nublado o lloviendo.
  Camino a la reunión con Miguel, trataba de dejar lo ocurrido la noche anterior atrás. Poco sabía que eso no ocurriría en ningún tiempo cercano.
  Salí del auto tras estacionarlo, Nick ya me esperaba en la entrada del edificio. También se veía cansado, lo cual era raro.
  —¿Noche difícil?
  —Toda mi familia apareció de sorpresa anoche —contó extendiéndome un envase con café—. ¿Qué tal la tuya con Oceánica?
  —Estamos solos, podes llamarla por su nombre —dije luego de tomar un sorbo—. Y terminamos peleando. Bah, no fue una pelea. Más bien una discusión por lo mismo de siempre.
  —Y sigo pensando que tiene razón —acotó. Rodé los ojos—. ¡Oh, vamos! No te pongas así, Rom. Sabes que soy tu amigo antes que tu asistente.
  —Lo cual aprecio, pero realmente no quiero hablar y revolver el pasado con algún extraño. Suena muy incómodo.
  —Si lo intentaras, verías que solo se trata de encontrar al terapeuta indicado.
  —Ya vamos a entrar, cambio de tema —pedí antes de cruzar la puerta para entrar al edificio e iniciar el recorrido hasta la oficina de Miguel.
  He escuchado que otras personas tienden a darse cuenta de qué está mal contigo antes de que tú lo notes. ¿Por qué? Pueden ser muchas razones. Tal vez las notamos pero estamos en la fase de negación, no queriendo aceptar lo que sentimos o el porqué. Aunque normalmente es por el hecho de que no estamos conectados con nuestro cuerpo, mente y alma. No tenemos conocimiento alguno sobre quienes somos o lo que podemos hacer, lo que podríamos alcanzar, mejorar. Es lo peor, porque con el pasar del tiempo solo te dignas a ver la vida pasar frente a tus ojos y te convences de que no has logrado nada, aunque sea todo lo contrario.
  —¡Adelante! —escuché la voz del español al otro lado de la puerta. La abrí y entré sonriendo ampliamente, Nick detrás de mí.
  Dentro del gran cuarto también estaban cuatro personas más, dos mujeres y dos hombres. Tres de ellos los reconocía como productores, y una de ellas era la directora Eliza Morti. ¿El corazón casi salió de mi pecho? ¡Sí! Esa mujer era una de las directoras, escritoras y productoras más alagadas y contratadas en los últimos diez años, ¡incluso trabajó para Marvel!
  Sabía que Miguel y ella eran amigos, por lo que verla ahí junto a productores solo podía significar una propuesta de trabajo bastante tentadora.
  —¡Roma! —exclamó el español que tenía como manager.
  —Buenos días —saludé al entrar. Primero me acerqué a los "desconocidos" y estrechar su mano. Eliza me sonrió con dulzura.
  —Es un placer conocerla, señorita Wilson. Soy fan de su trabajo.
  —Ay, por favor, solo Roma —sonreí ampliamente—. También admiro su trabajo.
  Tomé asiento junto a Miguel, quien se veía más emocionado que yo. Aunque también que estaba nervioso por algo. Pronto sabría la razón.
  —Roma, ya conoces a Eliza —habló mirándome de reojo—. Sus acompañantes son Amanda Fried, Logan y Thomas Marks. Los tres trabajan como productores en Universal Pictures.
  Nick me pateó la pierna despacio, por lo que volteé un poco la cabeza para verlo y ser testigo de como trataba de tragarse un grito. Él sabía cuánto me encantaba trabajar con Universal Pictures, y más aún le entusiasmaba pisar un set. Bueno, Nick es un fanático de pies a cabeza.
  —Tienen un papel para ti —continuó.
  —Así es —segundeó Eliza. Mis ojos se enfocaron en ella—. Es para una película dramática, la cual involucra romance, relaciones tóxicas y que esas no solo se dan con una pareja, también pueden estar dentro de la familia.
  —Okay...
  —Queremos narrar la historia de una pareja —continuó—, desde sus comienzos hasta el momento actual donde se encuentran tratando de entender que salió mal. Cómo pasaron de ser los mejores amigos a completos extraños que se lastiman continuamente sin desearlo.
  —¿Tienes un guión? —pregunté interesada. Eliza asintió sacando las fotocopias, bien acomodadas y abrochadas, de su maletín. Lo deslizó sobre la mesa hacia mí. Sin perder tiempo, tomé el guión -que seguramente era un borrador- y empecé a leerlo.
  —Entonces ellos se conocieron de niños —asumí tras leer un salto al tiempo pasado. Eliza asintió.
  —En la adolescencia hay un lapso de distancia entre ellos, solo se comunicaban a través de cartas —me adelantó un poco—. Las cuales él no respondía.
  —Bonito.
  Algunos rieron por el sarcasmo que usé, lo cual admito que me relajó un poco. Tener todos los ojos sobre ti puede convertirse en algo exasperante y cansador.
  —Mi objetivo es contar una historia de amor realista —comentó al ver que seguía callada—, una que muestre los lados positivos y negativos, como el paraíso puede transformarse en una pesadilla. También mostrar un crecimiento personal, el que nace luego de una fuerte caída. Las cosas que uno aguanta por amor, cuando no debería ser así. El daño psicológico que puede sufrir uno por culpa de alguien más y propia. Honestamente creo que este sería un papel perfecto para ti, lo escribí pensando en ti actuándolo.
  Asentí haciendo lo posible para mantener mi cara seria. ¡Eliza Morti pensó en mí! ¿Era una locura? Completamente. Me sentía en las nubes, literal podía sentir que las tocaba con ambas manos. Y si ese era solo un borrador, el guión original me explotaría la cabeza.
  Coloqué el montículo de hojas sobre la mesa, levanté la mirada hacia la rubia y sonreí.
  —¿Dónde firmo?
  Juro que vi alivio en el rostro de Eliza, probablemente porque si decía no tendría que abrir audiciones para el papel principal y eso llevaría más tiempo.
  —¿Te parece volver a ponernos en contacto para organizar la firma de contrato? —preguntó Miguel a uno de los productores.
  —Nos parece perfecto —contestó Amanda—. Después de todo, tenemos otra reunión.
  —¿Quién hará de Adam? —quise saber antes de que se fueran. Eliza parecía entusiasmada por decirme, pero se controló.
  —Si todo sale bien, prometo contarte pronto.
  Susurré un simple okay para luego despedirme de los invitados que me alegraron el día. Obtener nuevos personajes para mí era un logro más, un paso más en mi carrera. Sentía amor, pasión, y emoción por conocer y meterme en la piel de "alguien más". Es un hermoso juego, del cual conoces cómo inicia y termina. No quería renunciar a ello por nada del mundo. Lo amaba en cuerpo y alma. Aún así, todo cambió cuando empecé a cuestionármelo porque podía sentir como mi alma estaba abandonando mi cuerpo, sin dejar algo a lo que aferrarme.
  —¿Ya puedo gritar?
  —Sí.
  Nick saltó de la silla soltando un grito de emoción, se puso detrás de mí y me empezó a sacudir mientras decía incoherencias por lo rápido que hablaba. Lo único que entendía era la risa de Miguel, nunca que me iba a sacar al loco de encima.
  —Ya estoy mejor —dijo volviendo a sentarse—. Me enorgulleces, Romita.
  —Gracias, Nicholas, gracias —hablé mientras me acomodaba el cabello. Miguel aún seguía parado, mirando sus pies—. ¿Y a ti qué te pasa?
  Miguel levantó la cabeza, fijó sus ojos en mí dándome a entender lo que quería. Así también supe que algo malo se avecinaba.
  —Nick, ¿puedes ir a poner en marcha el auto? No me tardo.
  —Claro.
  Luego de darle la llave, Nick se despidió de Miguel y salió de la oficina. Ya solos, el español empezó a caminar hacia la gran ventana que permitía tener una hermosa vista de L.A.
  —Caleb llamó —confesó. Fruncí el ceño confundida—. Dijo que no le depositaste este mes.
  —Oh, Dios. Se me olvidó —reconocí al darme cuenta de la fecha—. Lo haré apenas salga de acá.
  —Que no te pase otra vez. No sabemos de lo que este tipo es capaz.
  Asentí tomando mi cartera y levantándome de la silla. Miguel se dio vuelta con rapidez, causando que me paralizara en el lugar.
  —Por cierto, ¿leíste el escándalo entre Shaun Xiu y su novia?
  —Está por todo internet.
  —Ayer recibí una llamada de Hope Franco —contó sentándose—, la representante de Shaun.
  —Dime que no... —empecé a decir al ver por donde iba la conversación. Cuando Miguel asintió, solté un suspiro frustrado.
  —Tranquila, rechacé su idea.
  —¿Qué ganaría con fingir una relación? —cuestioné indignada.
  —"La joven y talentosa actriz Roma Wilson salva el corazón del actor Shaun tras la dramática ruptura con su ex, Constance". ¿Sigo?
  Rodé los ojos negando con la cabeza.
  —Seguramente buscará a alguien más, no te preocupes.
  Confié en Miguel, después de todo él sabía más que yo. Sin embargo, no pudo ser capaz de predecir la cantidad de cosas por las que debería preocuparme en un futuro no tan lejano... Y Shaun Xiu, al final, terminaría siendo una de ellas. 

  Espero que les haya gustado conocer un poco más de Spencer ♥

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  Espero que les haya gustado conocer un poco más de Spencer ♥

  Segundo avistamiento de Shaun! Ya quieren conocerlo??

-Melany

Las dos caras de Roma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora