Escuchar las cosas que los abogados de Caleb dirían sobre mí me asustaba, pero me aterraba pensar que podrían hostigar a mis amigos y familia. Después de todo, yo sola me había metido en el lío y no quería que alguno saliera lastimado por mi culpa. Sin embargo, dos corazones terminarían rotos ese día.
Ya estábamos nuevamente en aquella corte. Sentía los ojos del jurado y otras personas sobre mí; el juez pidió que pasara el primer testigo -el cual era de nuestra parte. Por la puerta, escoltada por un policía, entró Miguel. Le hicieron jurar decir la verdad, y yo pensé que esa palabra era un arma de doble filo. Puede favorecerte o terminar de aniquilarte.
—Buenos días, Miguel —saludó Mabel caminando hacia él—. Gracias por estar aquí.
—Roma merece tener toda la ayuda posible.
Sonreí a medias. Mabel me había dicho que tratara de no mostrar emoción alguna, puesto a que cualquier gesto se podría malinterpretar. En simples palabras, tenía que tener una cara de póker en todo momento.
—¿Cuánto lleva trabajando con Roma, señor Flores?
—Desde el 2018 —respondió.
—¿Y el hecho entre Roma y el acusado ocurrieron en 2020?
—Exacto.
—¿Podría describirnos cómo se enteró usted?
—Roma me llamó en la madrugada —dijo—. Estaba llorando, no podía entenderla así que fui a verla. Me contó que Caleb tenía un video íntimo de ellos, el cual ella no concientizó, y que lo iba a publicar si no le daba dinero.
—¿Dinero una sola vez?
—No, mensual —suspiró bajando la cabeza—. Quería que ella pagara por su silencio, y lo hizo para poder seguir creciendo profesionalmente.
—¿Por qué, como su representante, accedió a esto?
Miguel suspiró. Al parecer, esa era una pregunta que se hacía todos los días, pero sabía que no iba a cambiar de opinión. Estaba tan obsesionada con seguir creciendo, tener más trabajo, hacer lo que más me llenaba, que dejé de lado lo que más importaba: mi libertad.
—Busqué otras formas, intenté que procediera por medio de las justicia desde el inicio —dijo alzando la mirada—; después me puse en sus zapatos y entendí que no quería sacrificar años de trabajo y esfuerzo.
—¿A qué se refiere con sacrificar?
—Desde que se publicó el video, algunos estudios se echaron para atrás —explicó—. No quieren trabajar con Roma porque "no es lo que buscan", pero todos sabemos lo que significa. Crucifican a la víctima, la tachan y le dan la espalda por miedo a opinar, a decir lo que piensan; no debería ser así.
—No, no debería —susurró Mabel dándose la vuelta—. Su testigo.
Ronda se levantó de su asiento, con esa mirada fría y seria que causaba miedo. Todos esperaban que se acercara a Miguel, pero se quedó en su mismo lugar.
—Buenos días, señor Flores. Solo tengo una pregunta para usted —pausó—. ¿Quién accedió primero a pagar?
Tragué saliva. Esperaba que dijera la verdad, sin importar cuán perjudicial pudiera ser.
—Señor Flores, responda la pregunta, por favor —pidió el juez; lo hizo, mirando a Ronda con odio.
—Roma.
Una sonrisa se instaló en la cara de la abogada.
—No más preguntas, Su Señoría.
Mis esperanzas se habían reducido tras la, posiblemente, fulminante pregunta de Ronda. Había sido un golpe bajo, recién estábamos empezando y ya creí que tenía el caso perdido. Mabel, por otro lado, lo vio como un obstáculo. Tenía fe en que podíamos dar vuelta la cosas a nuestro favor gracias al próximo testigo: Eloise.
Ella iba a ser la voz de Ava, la mujer que amo y perdió en manos de su hermano. Había rencor y veneno en su corazón, quería ser escuchada y, por sobre todas las cosas, justicia.
Hubo un breve descanso, nosotros teníamos una sala en donde podíamos esperar hasta que se reanudara el juicio. Sobre la mesa había café y algunas cosas dulces para comer, pero ningún bocado me resultaba apetitoso.
—¿Estás bien, hija? —preguntó Edward. Asentí para dejarlo tranquilo, pero en realidad no me sentía para nada bien. Los últimos días había estado experimentado dolores en mi abdomen y la noche anterior tuve fiebre. Asocié los síntomas con el estrés, pensando que se me pasaría en unos días.
—Ya debemos regresar —anunció Mabel.
Mirando hacia atrás, debí haberme prestado más atención. Dejé que la ansiedad y el miedo me dominaran, que pusiera en un segundo plano lo que verdaderamente debía preocuparme. ¿Lo peor? Todas las personas a mi alrededor estábamos igual de preocupados, nadie notó las señales hasta que fue muy tarde.
—¿Podría decir su nombre completo, por favor? —le preguntaron a la de cabello negro luego de que jurara.
—Eloise Prince.
—Licenciada Carson, su testigo.
—Hola Eloise —saludó Mabel. Su amabilidad hacía sentir cómodo a cualquiera—. ¿Podrías indicarme el parentesco con el acusado?
—Es mi hermano —pausó—. Solo por sangre, no tenemos ninguna relación ya.
—¿Qué provocó el cambio en su relación?
—Objeción —habló Ronda—. Irrelevante.
—Su Señoría, el vínculo de hermanos es uno de los más fuertes —explicó—. Busco entender qué la quebró.
El juez asintió, parecía estar de acuerdo.
—No ha lugar.
Y Ronda no tanto.
—Él solía salir con una amiga mía, Ava —finalmente respondió—. Caleb también hizo una grabación sin su consentimiento y la amanezó, quería dinero. Ava fue directo con la policía y no la ayudaron, tampoco sus papás. Cayó en depresión... y se suicidó.
—Lamento su pérdida, Eloise —la nombrada asintió secando las lágrimas que no pudo retener—. ¿Cuándo ocurrió esto?
—Ava falleció el 26 de febrero del 2020.
—Unas semanas antes de que conociera a la señorita Wilson —concluyó desviando la mirada hacia el jurado—. Si este testimonio no muestra un patrón en el acusado, no sé qué lo hará. Ava no está con nosotros físicamente hoy, pero en alma acompaña a Roma, otra víctima —miró a Eloise—. Muchas gracias por estar aquí. No más preguntas.
El juez desvió sus ojos de la chica hacía mí y luego la fijó en Ronda.
—¿Licenciada?
—No hay preguntas, Su Señoría.
Una mano de Mabel fue a parar sobre mi rodilla y la apretó, su forma de decir ¿Viste? Podemos ganar esto. Más que ganar, era tratar de encontrar paz y quedarme con la conciencia tranquila por el simple hecho de intentar.
La audiencia del día siguiente contaría con tres testigos: Andrew, Spencer y Shaun. Me ponía nerviosa pensar en mi hermana, por su embarazo y también por las cosas que habíamos pasado juntas en la niñez. Tenía la sospecha de que sería una audiencia donde reviviríamos muchas cosas. Sin embargo, traté de no pensar en ello cuando Julia se me acercó y abrazó fuertemente.
—¿Cómo te sientes? —preguntó al separarnos— Hoy fue demasiado.
—Recién estamos empezando —suspiré—. Estoy cansada, solo quiero dormir.
—Lo necesitas —dijo acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja—. Cariño, estás pálida. ¿Comes bien?
—Sí, sí —mentí. Fruncí el ceño, Julia me miraba con pena—. ¿Qué pasó?
En cuanto le pregunté, su semblante cambió por completo.
—Nada.
—Julia.
La castaña suspiró derrotada por mi tono de voz.
—No sé si es verdad —advirtió primeramente—, pero resulta que comparto masajista con Hope.
—La representante de Shaun.
—Ajá —asintió—. Me contó que Hope hablaba sin parar y una de las cosas que dijo fue que necesitaría buscar una novia menos problemática para Shaun.
—¿Y por qué crees que no es verdad? —interrogué.
—Shaun sigue contigo —contestó—. Creo que si fuese así, ya hubiera terminado la relación.
Durante el camino a casa solo pensaba en la conversación con Julia. Los síntomas que habían empezado la noche anterior solo se agravaron con las horas, quería creer que era por todo lo que escuchaba cada día. El hecho de no poder hablar con Shaun para sacarme mis dudas me ponía más nerviosa. ¿Y si se acercó a mí por pedido de Hope? ¿Acaso me había mentido desde el inicio?
De repente, empecé a pensar que era un atrapa rayos de problemas. Uno atrás de otro, llegaban a mí sin descanso.
—Te quedarás con nosotros —anunció mamá.
Debido a mi estado (según ellos me veía como una muerta en vida), decidieron que era mejor quedarme en su casa para evitar darle más conjeturas a la prensa. Frank fue por Almmy y la llevó a la casa de mis padres. En cuanto llegamos, ellos ya estaban ahí y le pidieron a mi cuñado que se quedara en caso de que presentara algún otro síntoma.
No entendía porqué tanta preocupación, estaba segura de que al día siguiente me levantaría como nueva -no con todo los problemas solucionados. Mas me equivoqué; al parecer, Almmy me salvó de morir ahogada en la bañera, puesto a que me había desmayado y no había nadie más cerca que ella. Frank me contó que empezó a ladrar de manera alarmante y por eso subieron a ver qué pasaba. Él me encontró y sacó de allí, más alarmado por cómo se veía mi cuerpo. Por todo el maquillaje que yo usaba, nadie se había percatado de que mi piel se estaba volviendo amarilla.Holiii! Cómo están? Primero que nada, lamento si no es perfecto. Hice mi mayor esfuerzo con respecto al juicio. Espero que les haya gustado igual
Gracias por sus votos y paciencia ♥
Se vienen historias buenas próximamente!
-Mely
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Las dos caras de Roma.
Ficción GeneralUna actriz carismática se encuentra en una encrucijada consigo misma cuando sus demonios del pasado intentan apoderarse de su salud mental. La línea entre lo racional e irracional se vuelve delgada, y Roma parece haber perdido el rumbo. ¿Cómo podrá...