𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 5

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  Todos sabemos que el cerebro nunca descansa, no existe tal cosa de dormir para desconectarlo y realmente descansar. Tal vez es por eso que muchas veces nos levantamos más cansados que cuando fuimos a acostarnos.
  Los pensamientos van y vienen sin parar, con un balance entre lo positivo y negativo, lo bueno y lo malo. Dónde nos paramos y a cuáles decidimos aferrarnos, depende completamente de nosotros.
  Personalmente, cada vez que cerraba los ojos, mi mente me transportaba al mar. Las infinitas olas llevándose los sentimientos malos, mi piel erizada por el frío, el cabello mojado; todo aquello era... paz absoluta. Con cada día que pasaba, esa imagen se sentía más y más real.
  —Ni siquiera tengo que usar maquillaje para hacerte ojeras —dijo la maquilladora, Lux, soltando una risa—. ¿Te divertiste anoche?
  —Volví a mirar Bridgerton desde el inicio —mentí—. No me había dado cuenta de la hora hasta que fui a prepararme la sexta taza de té.
  —No te culpo —sonrío agarrando un frasco de sangre falsa—. Phoebe Dynevor es súper cautivadora.
  —Lo es —reí cerrando los ojos. Sentí las salpicaduras del líquido sobre mi rostro y cuello. Esto no es nada comparado a los primeros días. Creo que fue durante la primera o segunda semana cuando me tuve que sumergir en una piscina llena de "sangre". Sacamos muchas fotos de ese día, fue gracioso.
  —Chicas —escuché la voz de Andrew. Ambas saludamos con un "hey"—. ¿Y Matt?
  —Tenía cita médica —respondió Lux—. Él y Savanahh sabrán el sexo de su bebé hoy, pero ya me dijo que no lo revelarán hasta que nazca.
  —Cuánto misterio —hablé con ironía abriendo los ojos, Lux sonrió—. Apuesto a que es un pequeño Matt.
  —Ahora vuelvo, no se muevan.
  La de cabello azul abandonó el trailer, dejándonos solos. Andrew esperó unos minutos antes de fijar su mirada en mí, esperando que dijera algo.
  —Sé que te debo una explicación —solté bajando la mirada—, pero gracias por haberme ayudado.
  —Solo hice lo que me pediste —sonrió tomando mi mano—. ¿Cena esta noche en mi casa? Kendall ha estado preguntando por ti.
  Sonreí asintiendo.
  —Suena bien.
  Necesitaba hablar con alguien sobre el tema, no podía aguantarlo más. El peso en la espalda se volvía más pesado y doloroso, era como cargar una mochila de rocas enormes y tener prohibido quitármela.
  Andrew ha sido la persona más cercana desde que empecé en este rubro. Nos volvimos tan unidos que él y Tammy me pidieron ser la madrina de su hija menor; dije que sí. Cuando Astrid nació, supe que malcriaría a esa niña y le enseñaría a hacer bromas solo para fastidiar a su padre. Andrew no era mi mejor amigo, era mi alma gemela. No todas son necesariamente románticas, también se dan en la amistad. Y yo tuve la suerte de entrar en esa área.
  Tras terminar con el maquillaje -incluso Donna que había llegado un rato después-, fuimos hasta el set donde nos esperaba Crystal con una loca idea en su cabeza.
  —¿Puedo pedirle a Lux que me ponga más sangre falsa? —pregunté emocionada. Crystal rio por el entusiasmo.
  —Luego de que tengamos las tomas necesarias, podrás llenarte de sangre si quieres.
  —Yes!
  Nos llevó alrededor de una hora, tal vez más, no lo recuerdo claro, en tener todas las tomas necesarias del asesinato de Natasha. Para cuando terminamos de rodar su escena final, Donna era un mar de lágrimas y Andrew hacía un esfuerzo para no llorar. Crystal se acercó a la castaña con un arreglo de flores para entregárselo a nuestra compañera. Luego le pasaron un micrófono a la directora de Your last breath.
  —Tenerte ha sido algo maravilloso, Donna —habló Crystal—. Tienes un enorme talento, una gran personalidad y una fuerza admirable. No puedo esperar para verte en otras series o películas, y espero poder volver a trabajar contigo.
  —Gracias, Crystal —dijo secándose las lágrimas. El micrófono fue extendido hacia Andrew, quien negó con la cabeza tapándose los ojos con su mano. Donna soltó una risa para luego abrazarlo. Muchos rieron enternecidos. Donna se había ganado el cariño de todo el equipo que nos acompañó desde el día uno, era prácticamente imposible odiarla.
  —¿Roma?
  —Oh, emmm —dije agarrando el micrófono—. Bueno, emmm, voy a empezar diciendo que eres una afortunada. La única vez que vi llorar así a Andrew fue cuando nació Astrid... Y cuando conoció a Harry Styles, pero esa es otra historia.
  —¡Soy un hombre sensible! —se defendió aún abrazado a Donna.
  —Lo cual se admira. No todos tiene la valentía de mostrarlo, ¿no? —reí al escuchar gritos como "sí" "es cierto" y aplausos—. Como sea, Donna, eres una mujer poderosa, increíble, divertida y voy a extrañar a mi compañera de chismes.
  —¡Te llamaré con chismes nuevos! —exclamó llevándose risas—. ¡Los amo a todos!
  Donna unió en el abrazo a Crystal y a mí, los demás trabajadores aplaudían y luego se fueron acercando para despedirse de la chica. Mientras tanto, Lux se acercó a nosotros con más sangre falsa para nosotros. Emocionada, extendí mis brazos para que ella hiciera su trabajo. De tener salpicaduras en mi cara, pasé a tener en la remera gris una enorme mancha en el centro. Para que Andrew, Donna y yo nos viéramos lo más parecido posible, ensució las rodillas de mis pantalones e hizo lucirlo como barro. Yo despeiné un poco más mi cabello para lucir lo más loca posible.
  —¡Lista!
  —¡Muevan esos traseros que tenemos mucha gente a la que confundir! —grité saltando en mi lugar. Andrew colocó sus manos en mis hombros para calmarme.
  Nick se acercó a mí para entregarme mi celular y billetera.
  —Gracias, lindo.
  —De nada, preciosa. Diviértete.
  El plan era simple: los tres saldríamos a la calle con nuestro vestuario e iríamos a la cafetería de la esquina. Era suficiente distancia para que luego hubiesen fotos rondando por todas las redes sociales y generaría un millón de teorías entre los fanáticos que esperaban el estreno de la miniserie.
  Salimos del set y muchos otros trabajadores se nos quedaron viendo con diversión; pero la mejor parte comenzó cuando pisamos la calle. Fue un trayecto corto, mas fuimos detenidos por algunos fans que nos pidieron fotos, también intentaron sacarnos algún spoiler pero no lo consiguieron.
Momentos divertidos como esos significaban mucho para mí. Realmente lograba distraerme, pensar en algo positivo, ver luz en medio de la oscuridad en la que estaba cayendo. Viendo hacia atrás, desearía haber sido un poco menos orgullosa. Desearía haberle prestado atención esa voz y ese instinto que me decían "¡escúchate más!", pero no quería. La oscura voz, más profunda e intimidante, siempre terminaba ganando.
  —¿Qué pasa? —preguntó Andrew al escucharme maldecir en voz baja. Estábamos dentro del café, esperando nuestras órdenes.
  —Voy al baño, ya regreso —avisó Donna y se fue.
  —Mi hermana —contesté extendiéndole el celular—. ¿Puedes responder y decirle que tengo una crisis?
  —¿Una crisis?
  —Es mi forma de decir "vete a la mierda, no molestes" —me encogí de hombros. Andrew suspiró agarrando el celular. Cuando volvió a entrar otra llamada de Spencer, atendió.
  —¡Spencer, hola! —saludó con ese cautivador acento—. ¿Roma? Está teniendo una crisis ahora, no pue... Oh, ya veo. Sí. Ajá. Okay, ahí estaré con mi familia. Gracias por tenernos en cuenta, ya te paso con Ro.
  Andrew me extendió el teléfono con una sonrisa inocente en el rostro.
  —No me creyó —dijo—. ¡Pero nos invitó a su cena de cumpleaños!
  —Eres de lo que no hay —bufé llevando el celular a mi oído—. Spencer.
  —¡No te atrevas a mandarme a la zona de crisis otra vez, jovencita! —exclamó—. ¿Por qué no respondiste mis llamadas?
  —Estuve y estoy ocupada —respondí—. Voy a resumir la extraña conversación que intentas tener, ¿sí? No estoy enojada, ni contigo ni con Frank. ¿Hubiese querido que me lo dijeran? Sí, por supuesto. Pero entiendo porqué no lo hicieron, no pasa nada.
  —¿Segura?
  —Sí, segurísima —apreté los labios. No me gustaba mentirle, pero tampoco quería admitir lo enojada que estaba con ella. Afortunadamente, la chica que tomó nuestras órdenes me salvó al llamarnos—. Debo irme, te llamo luego. Bye.
  No esperé a que me contestara, simplemente corté.
  —No vas a hacerlo —afirmó Andrew.
  —Nop.
  Donna volvió con nosotros justo cuando nos acercamos al mostrador para agarrar nuestros cafés. Luego salimos y regresamos al set. Una vez allí, nos sacaron algunas fotos que subimos a nuestros Instagrams. Bah, solo Donna y yo, Andrew tenía uno falso que usaba para ver reels. Casi nadie sabía la existencia de ese perfil.
  El día continuó, tuvimos otras cinco escenas para grabar. Donna se fue temprano porque ya no tenía algo más por lo que quedarse. La despedida fue semi-amarga. Realmente esperaba volver a trabajar con ella, era una persona muy amigable.
  Para cuando el día laboral terminó, me encontré junto a Almmy paradas frente a la puerta de la familia Michaels. Normalmente "cenar en casa" significaba quedarse a dormir también, por eso Almmy siempre venía conmigo. Además, las niñas adoraban jugar con ella y mimarla. Tammy, la esposa de Andrew, también era fanática de los animales. A veces pensaba que se ponían más contentos por verla a ella que a mí.
  Toqué el timbre y esperé, Andrew abrió la puerta. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no reírme de su delantal Kiss the cook.
  —Guau.
  —No te rías —amenazó. Negué con la cabeza, apretando los labios.
  —Aunque se me está haciendo difícil.
  Andrew rodó los ojos y se hizo a un lado para dejarnos pasar.
  —¡Almmy y Roma llegaron! —gritó. Rápido escuché pasos bajando la escalera. Kendall, la mayor, fue la primera que corrió hacia mí para abrazarme con fuerza.
  —¿Cómo está el bicho más revoltoso del mundo? —pregunté zarandeándola de un lado a otro, Kendall reía.
  —Ya no soy un bicho, tía —dijo mirándome—. Soy una villana.
  —Okay, suena bien —asentí—. Tenemos suficientes princesas en el mundo. Además, Maléfica es una impresionante villana.
  Unos pequeños y más cortos pasos se escucharon, al igual que palabras sin entender. Astrid se acercaba agarrando la mano de su mamá. Ella solo tenía dos, casi tres años.
  —¡Ahí está, mi pequeña chillona! —me separé despacio de Kendall para acercarme a Astrid y cargarla entre mis brazos. La pequeña empezó a reír por las cosquillas que le causaba al besarle toda la cara.
  —Ese apodo le queda bien —dijo Tammy—. Llora igual que el padre.
  —¡No soy chillón, solo sensible!
  —Lo sé, cielo.
  Tammy y yo nos saludamos con un corto abrazo, puesto a que mi atención estaba en mi ahijada. Mientras tanto, Almmy recibía cariño por parte de las otras dos mujeres de la casa. Andrew había regresado a la cocina para terminar la cena.
  Luego de un rato me fui a sentar en el suelo, sobre la alfombra de goma eva donde Astrid y Kendall tenían sus juguetes. La menor se sentó frente a mí y me pasaba sus juguetes. Las hermanas tenían gustos muy diferentes, mientras que Kendall amaba dibujar, los colores, tener una pizarra y tizas; Astrid mostraba atracción por las películas, en especial las de superhéroes, y le gustaba que Andrew le enseñara sus cómics. Todos sus juguetes eran figuras del Capitán América, Hulk, aunque también tenía peluches de perritos (eran sus favoritos).
  —¿Cómo les fue hoy? —preguntó Tammy, sentándose en la punta del sofá para quedar frente a mí.
  —Fue bastante bien, emocional creo —respondí—. ¿No viste la foto que subí a mi perfil?
  —¿En la que están cubiertos de sangre? —preguntó divertida—. Me encanta. Andrew me dijo que mandara a hacer un cuadro con esa foto.
  —Es buena idea.
  —¡¿Viste quién comentó?! —cuestionó Andrew desde la cocina. Fruncí el ceño.
  —¡Probablemente muchas personas!
  Andrew se asomó por el pasillo, sonriendo como el sombrerero loco. Miré a Tammy, esperando que ella me dijese algo, pero estaba tan perdida como yo.
  —Mi buen amigo Shaun.
  —¿En serio? —preguntó su esposa, emocionada— ¿Qué puso?
  —"¡Esta miniserie se ve tan buena! Espero conocerte pronto".
  —¡Uy, uy, uy! ¡Alguien tiene interés en la pequeña Roma!
  Tapé los oídos de Astrid, Kendall estaba afuera con Almmy así que no me preocupaba.
  —Primero, pequeña un carajo —dije—; y segundo, pudo estar refiriéndose a Donna.
  —¡Lo escribió en tu perfil! —exclamó el matrimonio al unísono.
  —Donna es más sexy, yo me acostaría con ella.
  —Tú también eres sexy —acotó Tammy—. Cuando me pase al otro lado, me iré contigo, lindura.
  —Seré tu sugar mommy —le guiñé un ojo.
  —Y yo necesito quitarme esa imagen de la cabeza.
  Andrew salió disparado como un rayo hacia la cocina, provocando que nosotras dos estallemos en carcajadas. Tammy y yo teníamos esos momentos en los que bromeábamos, nunca fue con intenciones de poner celoso a Andrew, solo se nos salía de forma natural. Afortunadamente, Andrew nunca fue un hombre celoso, y si tenía alguna copa de más se unía a nuestras bromas. Me sentía afortunada de tenerlos. No todos los días tienes la suerte de encontrarte con tan buenas y honestas personas, es toda una lotería.
  La cena en ese momento se sintió como una bendición. Estaba tranquila, disfruté tener una conversación que no involucrase trabajo o algún tema negativo, reí y escuché las historias divertidas que narraba Tammy sobre sus primeras citas con Andrew. Luego Kendall nos sorprendió como un pequeño show, donde nos mostró los trucos que le enseñó a Almmy. Y aunque por horas fue divertido, sabía que tarde o temprano me quedaría a solas con Andrew.
  Para las diez, el mayor y yo estábamos terminando de secar los platos; bah, él secaba y yo guardaba. Tammy alzó a Astrid, quien se había quedado dormida sobre el sofá.
  —Voy a seguir el ejemplo de esta señorita y me meteré en la cama —anunció Tammy. Le dio un corto beso a Andrew—. ¡Buenas noches!
  —Buenas noches, tía —dijo Kendall, dándome un abrazo. Esta se fue a su habitación con mi Almmy caminando a su lado. Reí.
  —Deberías adoptar un perro —le dije al hombre junto a mí.
  —Lo vamos a hacer —afirmó—. Será una sorpresa de cumpleaños.
  —Me aseguraré de filmarlo todo.
  El castaño y yo terminamos de acomodar todo lo utilizado. Yo me senté en una de las sillas altas y Andrew fue por dos vasos.
  —¿Hielo? —preguntó mientras servía un poco de Whiskey.
  —Sipi.
  Mi alma gemela puso los cubos en mi bebida, se preparó la suya y finalmente tomó asiento frente a mí. Sonrió extendiendo su vaso hacia mí.
  —Por nosotros.
  —Salud —brindamos y tomamos un sorbo del contenido. No era fanática de ese tipo de alcohol tan fuerte, pero había días en los que lo necesitaba. Ese era uno de esos días.
  Nos quedamos en silencio por un rato. Andrew nunca era de tocar el tema, más bien esperaba que yo me sintiera lo suficientemente cómoda para hablar. Podía tomarme un rato o poco tiempo, dependía de mí. Y admiraba la paciencia del originario de Reino Unido.
  —Entonces... el dinero que te deposité —pausé—, fue para una persona que lo necesitaba. Aunque eso ya lo sabes. Se llama Harvey.
  —¿De dónde lo conoces?
  —Era mi mejor amigo —respondí—. Nos conocimos en la escuela, fue poco tiempo después de que los Wilson nos adoptaron —suspiré—. Me contó que su familia y él se habían mudado de Irlanda recientemente, y creo que el hecho de que ambos estábamos tratando de construir una vida nueva... Bueno, nos unió. Quiero decir, básicamente nos tratamos como hermanos. ¡Muchos pensaban que realmente lo éramos!
  —¿Y qué pasó?
  —Conoció a alguien —bebí otro sorbo del whiskey—. Ella no era mala, hasta hubo un tiempo en el que fuimos algo así como amigas.
  —Pero no confiabas totalmente en ella —afirmó Andrew.
  —¡Exacto! —exclamé en voz baja— Como sea, Tabatha tenía este grupo de amigas que inventaban rumores de que Harvey la estaba engañando conmigo. Ya sabes, cosas patéticas de adolescentes inmaduros.
  »A raíz de eso, Harvey me pidió de favor que ya no lo abrazara mientras estuviésemos en la escuela. Pero luego lo llevó a otro nivel; casi no me hablaba, menos me dirigía la mirada, con suerte me respondía un mensaje. Y lo peor llegó cuando alguien le dijo que yo estaba hablando mal de Tabatha. No sé quién lo inventó o porqué, pero fue lo justo y necesario para que reaccionara de esa manera. Y fue... horrible. Durante los primeros meses me costó mirarlo, sentía muchísima rabia.
  —Tal vez pensó que, por todo lo que te pidió antes, estabas resentida.
  —Capaz.
  El silencio reinó en la cocina, tanto así que ni se escuchaba el zumbido de una mosca. Probablemente lo recuerdo así porque estaba encerrándome en mi mundo, viajando entre recuerdos que me traían tanto nostalgia como tristeza.
  Algunas personas dicen que los recuerdos son lo único que te van a acompañar por toda la vida, sin ellos es como vivir una página en blanco todos los días. Obviamente, siempre se refieren a los buenos recuerdos, de esos que te arrancan una sonrisa o provocan que llores de alegría. Esto es así porque nuestro cerebro es capaz de bloquear recuerdos indeseados, situaciones traumáticas que causaron mucho daño. Sin embargo, por más que se bloqueen tanto y no puedas volver a recordarlas, ellos terminan afectando algún área de tu vida; por ejemplo, la forma de comunicarse o mantener una relación estable.
  En mi caso, mi cerebro nunca hizo ese trabajo. Podía recordar cada una de las cosas que hirieron no solo mi cuerpo, también mi alma. Suena exagerado, lo sé, pero realmente creo que somos más que huesos, sangre y tejidos. Hay algo que duele interiormente, incluso más que cualquier herida. ¿Saben por qué? Cuando tienes heridas o una enfermedad, hay remedios y cremas antibióticas que pueden ayudarte a sanar. Sin embargo, no hay pastillas que sanen el alma. Ese dolor interno es más fuerte y desgarrador que cualquier corte profundo.
  —Eso no fue lo que te molestó tanto —afirmó—, ¿verdad?
  Sequé bruscamente la lágrima que se me había escapado. A veces era molesto cuanto Andrew me conocía.
  —No me creyó —susurré, aunque sabía que el inglés me escuchó—. Era su mejor amiga, la hermana que no tuvo, la que estaba para él sin importar nada... ¡Y no me creyó! De verdad pensé que Harvey confiaba en mí, que me quería con la misma fuerza que yo lo hacía, pero me decepcionó. Nunca me había sentido tan traicionada, ni cuando Caleb...
  Andrew puso su mano sobre la mía y le dio un apretón para recordarme que seguía ahí, que no estaba sola. Aunque yo me sentía así, peleando en una guerra contra mi propia mente.
  —¿Por qué quisiste ayudarlo?
  Con la mano libre llevé el vaso de vidrio a mi boca y bebí todo el contenido de un solo golpe. La garganta me quemó al instante, pero necesitaba esa sensación para recaudar valentía y continuar hablando.
  —Un mes después de la pelea, fui a hablar con él —empecé a contar—. Quería que me escuchara, verlo a los ojos y decirle que alguien le había mentido. A Harvey no le importó, se mantuvo firme y dijo que yo era la única mentirosa. Me enojé tanto que solo dije lo primero que pude formular.
  —¿Qué fue lo que dijiste?
  Suspiré. Mi pierna derecha empezó a moverse de la ansiedad, sentí mi ritmo cardíaco aumentar, transpiraba frío y realmente pensé que iba a tener un ataque ahí mismo.
  —Le deseé lo peor, y que sintiera todo el dolor posible por haberme traicionado —levanté la mirada hacia mi amigo, quien tenía los ojos brillosos—. Ahora él siente dolor, y está muriendo. No quería eso, juro que lo decía en serio. Es mi culpa, nunca debí decirlo.
  —Ven aquí, pequeña.
  Andrew se levantó de su silla solo para rodearla, acercarse a mí y encerrarme en un fuerte abrazo. Muchas veces olvidaba que para el castaño no solo era su alma gemela, sino también como otra persona a la que proteger. Su alma de papá podía más que él, en especial cuando me veía en esos momentos vulnerables. Normalmente los tenía con Andrew, no me sentía juzgada a su lado.
  —No es tu culpa, Roma —decía mientras acariciaba mi cabello—. Estoy seguro de que Harvey tampoco te culpa. El destino tiene una forma muy particular de funcionar y difícil de entender; se ven injusticias pero también esperanza. Hay milagros en todos lados, en la bondad, la paciencia; pueden aparecerse de las formas más extrañas, justo cuando creemos que no hay nada más por hacer y pensamos en rendirnos. Hay milagros en el perdón, y en el perdón hay sanación.
  No todos saben que Andrew pasó por una etapa muy depresiva luego de que su hermana melliza murió en un accidente automovilístico. Ambos eran jóvenes, él ni siquiera había hecho su gran salto en el mundo de Hollywood. Tampoco vivía en los Estados Unidos oficialmente. Era solo Andrew Michaels, el estudiante senior year.
  La noche del accidente habían ido a una fiesta, Andrew tomó de más y estuvo a punto de meterse en una pelea con chicos que lo superaban en tamaño y fuerza. Kendall, su hermana, intervino y básicamente lo sacó a rastras del lugar. Rumbo a su hogar, tuvieron una fuerte discusión y él le gritó que era una zorra metida. Eso fue justo antes de que Kendall pisara el acelerador, sin darse cuenta de que la luz del semáforo estaba en rojo. Un auto los impactó con fuerza, haciendo que el vehículo de ellos rodara y Kendall se rompiera el cuello en el proceso.
  Durante años Andrew vivió cargando con la culpa y las miradas decepcionadas de sus padres. A ellos también les tomó tiempo perdonarlo, pensaban que Andrew era el único culpable y responsable por la muerte de Kendall. Él también lo creía así, imaginaba que todo hubiese sido diferente si esa noche no tomaba. Mas, no había manera de regresar el tiempo y Kendall no volvería.
  Con el tiempo me contó que pasó diez años sin visitar su tumba, solo sintió la necesidad de ir cuando Tammy le dijo que estaba embarazada y una vez allí pudo sentir la paz que anheló por tanto tiempo. Siempre afirmó que Kendall estuvo ahí, que lo perdonó. Y también por ello decidieron nombrar a su primera hija en su honor.
  Si había alguien que podía transmitirte paz, un poco de sosiego, era Andrew. Admiraba su fortaleza, una que yo no creía tener.
  —Deberías escribir un libro.
  —Lo he pensado.
  ¿Recuerdan cuando dije que cada vez que cerraba mis ojos me imaginaba en el mar? Bueno, una vez escuché que los recuerdos son como olas. Si te sumerges en el agua, abres los ojos y miras hacia arribas, puedes ver las olas pasando sobre ti y no te dañan. Esas olas son tus recuerdos, pasan y los dejas ir para seguir avanzando. ¿Pero qué hay sobre la profundidad del mar? ¿Esa oscuridad tenebrosa e incierta tampoco puede lastimar? 

 ¿Pero qué hay sobre la profundidad del mar? ¿Esa oscuridad tenebrosa e incierta tampoco puede lastimar? 

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  Disculpen, soy fan de Andrew y Roma! Ustedes no?? 

  Ya tuvimos otro avistamiento de Shaun! Ya quieren conocerlo??? ♥

  Espero que les haya gustado este capítulo, leo sus opiniones ♥♥

-Melany

Las dos caras de Roma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora