Es imposible entender el amor a primera vista, mucho más difícil es aceptar que caímos en él y no hay forma de regresar el tiempo atrás. Lo único que queda por hacer es... vivirlo. Pero, como siempre pensé, decirlo es más fácil que ponerlo en práctica.
Cuando conocí a Shaun, aquél día en la reunión, no estaba en el tiempo y espacio adecuado. Su presencia me había tomado de golpe, no de la mejor manera tras lo ocurrido semanas atrás entre Miguel y Hope. Aún así, recuerdo dos cosas, dos sentimientos diferentes; uno era frío y paralizador; el otro fue esclarecedor, sentí que todo a mi alrededor había cambiado por completo de una manera positiva. Pero no fue hasta la lectura del guión, cuando lo confirmé. Shaun había tenido un impacto en mí, no entendía porqué, pero necesitaba saberlo para calmar la gran duda creciendo dentro de mío.
—¿Solo la lectura por hoy? —le pregunté a Julia mientras caminábamos por el pasillo hacia la habitación donde se llevaría a cabo dicha actividad.
—Así es —confirmó—. Mañana empezarán a filmar en la casa/set. Las primeras diez escenas, al parecer. Lo confirmaré con Nick y te diré.
—Tranquila, no tienes que hacerlo —dije—. También tengo celular, puedo preguntarle.
—No, tu encargate de estudiar el guión y brillar —ordenó—. Yo haré el resto hasta que Nick vuelva.
—Terca.
Cuando abrí la puerta y entramos, solo nos encontramos con Shaun y otro chico más. Por fotos de su instragram, sabía que se trataba de su asistente. Ambos detuvieron su plática al vernos, Shaun nos sonrió ampliamente. Su compañero fue más... serio.
—¿Qué tan temprano llegamos? —pregunté en voz baja. Julia bajó la mirada hacia su celular para confirmarlo.
—Hora y media —respondió apretando los labios.
—La directora y productores están en una reunión —informó el chico cuyo nombre aún desconocía, pero noté su acento británico—. Volverán en cuanto terminen.
—Supongo que los demás estarán por llegar —continuó Shaun—. Te entiendo, también quiero saber más sobre las personas con las que trabajaremos. Mucho secretismo.
Asentí soltando una risa nerviosa, jugando con mis uñas. Quería acercarme para buscar mi nombre y ya tomar asiento en el lugar que me correspondía, pero sentía mis pies clavados en el suelo.
Julia suspiró llamando la atención.
—En ese caso, iré al Starbucks aquí cerca por un té —informó—. ¿Quieres uno?
—Un youthberry, por favor —pedí—. Yo invito, usa mi tarjeta.
Luego de intentar negarse, Julia aceptó y tomó el pedazo de plástico rectangular para después abandonar la habitación. Tragué saliva al darme cuenta de que estaba con dos desconocidos, nadie entraba por esa puerta y ya sentía mis pelos ponerse de punta.
—Oh, este es tu lugar —dijo el chico al ver que seguía parada en el mismo espacio cerca de la puerta—. Todo tuyo.
—Gracias...
—Connor —se presentó acercándose a mí con la mano extendida, la cual estreché—. Un gusto, me encanta su trabajo.
—Y a mí su cabello.
Connor rio, negando con la cabeza levemente. Giró para fijar su mirada en el actor de la sala y lo señaló con el dedo índice.
—Te dije que ese shampoo era bueno —molestó, haciendo sonreír a Shaun con diversión—. Ahora, si me disculpan, iré a fumar. Con su permiso.
Connor pasó junto a mí y abandonó la sala tan rápido como un rayo cayendo. Miré a Shaun frunciendo levemente el cejo, él se encogió de hombros sonriendo.
—Es un amor.
Reí acercándome, finalmente, a la mesa y tomar asiento en mi lugar designado, justo a su derecha. El asiático junto a mí me miraba de reojo, aún manteniendo una sonrisa nerviosa y jugaba con sus manos. Noté enseguida que quería decirme algo, tenía cierta idea de qué. Sentía curiosidad por cómo tocaría el asunto.
Por mi parte, coloqué el guión sobre la mesa -ya que previamente nos lo habían mandado para estudiarlo- y lo abrí para seguir con mis notas. Era un hábito mío poner pequeñas frases, cambiar algunas palabras o una actitud que iría bien con la personalidad del personaje. Normalmente mis guiones terminaban rayados, llenos de post-its y resaltado con diferentes colores.
Por lo tanto, al lado del guión tenía una cartuchera con varios resaltadores, todos de colores llamativos. Era la famosa "chica de los plumones".
—¿Ya lo leíste completo? —rompió el silencio mi compañero. Lo miré de reojo y asentí.
—¿Tú?
—Casi lo termino —contestó. Lo ignoré pensando que eso sería todo, pero me equivoqué—. Disculpa que sea directo pero quiero empezar el rodaje con el pie derecho y... No lo sé, tengo la sensación de que no te agrado.
Suspiré dejando mi resaltador verde a un lado y lo observé seriamente.
—No pensé que tendrías las agallas de mirarme a los ojos y jugar al desentendido.
—Roma, no te sigo
—¡Vamos! —solté con amargura— ¿Ahora me vas a decir que no sabías sobre la pequeña intención que tenía Hope de hacerme tu pequeña novia de promoción?
—¡¿Que ella qué?! —exclamó, casi gritó, haciendo que yo me encogiera en mi asiento. Momento exacto en que le di la razón a Julia, Nick y Andrew.
—Realmente no lo sabías.
—¡No! —negó frunciendo el ceño, bajando la mirada y colocando ambos brazos sobre la mesa, entrelazando sus manos. No habló por unos largos segundos que se sintieron como minutos, lo único que hacía era mover su cabeza de un lado a otro de forma negativa. Por otro lado, me enderecé en mi silla. Llevé mis manos debajo de la mesa para poder pellizcar la piel alrededor de mis uñas, intentando arrancar un poco. Para mí era normal; tenía "tics" que se despertaban cada vez que los nervios y la ansiedad me atacaban tan fuerte que no podía controlarlos.
Shaun no lo notó ese día, pero más adelante conocería una nueva faceta de él, a causa de ello, en la que nunca pensé verlo.
—Ahora tiene sentido —habló por fin—. Lo siento, de veras no sabía. Te prometo que hablaré con ella y no volverá a ocurrir.
—Bien, suena... bien —sonreí de lado—. Gracias.
—¿Empezamos de nuevo?
Volteé a mirarlo, solo para encontrarme con su mano extendida hacia mí. Reí ladeando la cabeza. Mis ojos se conectaron con los oscuros de él por primera vez, provocando un leve sonrojo en mis mejillas debido a su profunda mirada.
—Un gusto, señorita Wilson —dijo haciendo un acento divertido, inclinando su cabeza un poco—. Mi nombre es Shaun Xiu, seré su compañero y esposo de ficción por los próximos cinco meses.
Apretando los labios para evitar reírme a carcajadas -no quería que me viera como una loca-, estreché su mano y le seguí el juego.
—El placer es mío, joven Xiu —continué—. Debe saber que no soy una esposa fácil de complacer.
—Uh, ¿de qué estamos hablando ahora? —cuestionó. Noté cierto tono de coqueteo en su voz, lo cual me puso nerviosa a tal punto que desvié la mirada avergonzada.
—Pues soy una fanática de las series y películas criminales —solté lo primero que se me vino a la cabeza—. Mi lista es muy... sangrienta.
—Puedo vivir con eso —aseguró buscando conectar nuestros ojos nuevamente, lo cual logró. Durante toda esa conversación, mantuvimos las manos entrelazadas. Cuando nos vi así, me di cuenta del físico impacto que había transmitido en mi cuerpo ese contacto entre nosotros. Mi sangre estaba helada cual hielo, pero irónicamente sentía el corazón latiendo con fuerza y podías escucharlo si todo alrededor hubiese sido silencioso. Cada vello del cuerpo estaba erizado, y lo más inexplicable para mí fue la mezcla de sentimientos; tenía una paz interna, pero a la vez veía un aura negra tratando de apoderarse de aquella bonita emoción que no había sentido en años. La guerra entre la luz y oscuridad crecía dentro mío, era una testigo consciente de la masacre que se avecinaba, y aún así no tenía fuerza para detener el bombardeo que ambas partes procuraban estrategizar para dar un simple y mortal estallido.
—¡Holaa! —canturreó una voz femenina, rompiendo con la atmósfera que habíamos creado. Solté su mano para desviar la mirada hacia la actriz frente a mí. Casi grité al verla.
—¡Pero si no es la mismísima Bonnie Smith! —exclamé contenta mientras me levantaba para saludarla.
—¡Por favor! ¡Yo soy la que debería estar en shock! —dijo casi gritando. Nos dimos un corto pero fuerte abrazo—. Dime, ¿cómo es trabajar con Salma Hayek?
—Oh, ella es súper divertida y amable —respondí—. Era la mamá de todos, ¿sabes? Siempre andaba cuidando que nada nos ocurriera.
Bonnie y yo nos adentramos en una conversación sobre experiencias que habíamos tenido en sets y con elencos que trabajamos. Ni siquiera nos habíamos sentado, simplemente conversábamos sin parar.
Smith era dos años más joven que yo, al igual que más alta. Ese día su cabello largo castaño oscuro estaba atado en un rodete, usaba jeans tiro alto azules y un sweaters tejido negro. Afortunadamente, yo había decidido usar unas botas con tacón, sino me hubiese sentido terrible con respecto a mi altura.
—Hola, chicas. ¿Cómo están?
Ambas volteamos hacia la voz masculina. Shaun nos miraba desde su asiento, tratando de no reírse como maníaco desquiciado por nuestras caras. En ese momento nos habíamos dado cuenta de que lo ignoramos durante toda la conversación.
—¡Hola! Lo sentimos, fue la emoción —dijo Bonnie acercándose a él para saludarlo—. ¿Cómo estás, Shaun?
—Mejor que hace un mes —le contestó. La castaña tomó asiento al otro lado de él, tomó su mano y la apretó en señal de apoyo.
—No merecía tu confianza ni tu amor.
Al principio no entendí porqué se hablaban con tanta confianza, pero luego Bonnie me contó que ellos se conocieron en una entrega de premios y tuvieron una gran conexión como amigos. Por lo tanto, se puso contenta cuando salió en la prensa la noticia de que tendría un protagónico en Empedernidos. En conclusión, Shaun y Bonnie eran como Andrew y yo.
Más personas empezaron a ingresar en la sala. Entre algunos se reconocían, otros tenían el honor de hacerlo. Por mi parte, no daba más de la emoción. Cada vez que tienes un nuevo personaje es emocionante, pero lo es más cuando empiezas a conocer la gente con la que trabajarás.
El equipo de producción junto a Eliza entró, todos parecían más alegres debido a que estábamos a nada de empezar con una de las partes más importantes: el rodaje. Si nos poníamos a pensar, solo faltaban horas.
Al mismo tiempo, Julia regresó y dejó el envase lleno del té rojo frente a mí. Le agradecí y la ojiazul tomó asiento detrás mío, contra la pared, junto a Connor.
—¡Buenos días! —exclamó Eliza sentándose— ¿Emocionados?
—¡Como no te das una idea! —respondió Skylar, la actriz que interpretaría a mi hermana mayor.
Varios empezaron a hablar de cómo se sentían al respecto, comentando sus expectativas y también las emociones que experimentaron al leer el guión. Bonnie fue la que más se sorprendió al darse cuenta de que sería el intento de "tercera en discordia".
—¿Y ustedes? —preguntó Eliza mirando en nuestra dirección— ¿Cómo se sintieron?
—Bueno... —habló Shaun—. Fue muy emotivo. Va a ser divertido ser papá y esposo por unos meses.
Reí.
—Espero ser buena mamá de ficción.
Algunos rieron por nuestros comentarios. Luego de hablar un poco más, Eliza dio por iniciada la lectura del guión. Se tratarían de algunas escenas, las más importantes, ya que los actores que interpretarían a nuestros yo's más jóvenes y nuestro hijo ficticio, no pudieron asistir.
—Okay, empecemos con la escena uno —dijo Eliza—. Yo voy a leer las descripciones, es algo que me encanta.
La emoción que transmitía Eliza era divertida y alegre, todos en la sala podíamos sentirlo. Siendo honesta, Eliza ha sido una de las pocas personas que causó un impacto positivo en mi vida. Su forma de ser, consejos y gran corazón me ayudaron a buscar la forma de combatir uno de mis mayores miedos.
—Diane sentada en el sillón. Carpetas sobre la mesa, una laptop y una copa junto a una botella de vino —lee la directora del film—. Ruido de puerta abriéndose y cerrándose.
—¿Adam?
—Sí, sí, soy yo —continuó Shaun—. Solo vine a buscar algo de ropa. ¿Y Sam?
—Durmiendo, son las diez —contesté—. Pensé que me habías devuelto la llave.
—¿Quieres que te la devuelva ahora? —cuestionó a la defensiva.
—No empieces, Adam —suspiré—. Solo ve por tu ropa, ¿okay? Discutiremos esos detalles otro día.
—¿Podemos hablar primero?
—Estoy trabajando.
—Por favor —hizo una pausa—. ¿Por qué hacemos esto?
—¿Por qué? —reí sarcástica— Adam, tú y yo dejamos de funcionar hace mucho tiempo. La única razón que nos seguía atando era Sam, pero no quiero que crezca pensando que el amor es solo aguantar a la otra persona.
—Que triste pensar que nuestro matrimonio se basó en aguantar.
—No, no, no —negué repetidamente. Volteé mi cara y conecté miradas con Shaun—. Yo te amé. Con cada fibra de mi cuerpo, en tus mejores y peores momentos, durante décadas yo te amé incondicionalmente.
—¡Yo también!
—¡No, no lo hacías! —exclamé—. ¡Quería que me amaras a mí! ¡No a la que pretendía ser para hacerte feliz!
—Nunca te pedí que cambiaras —bajó su tono—. Por Dios. ¿Cómo terminamos así, odiándonos y peleando cada vez que estamos en la misma habitación? ¿Qué salió mal?
—Tal vez nunca debimos iniciar.
—O todo se nos fue de las manos.
Ambos nos quedamos viendo seriamente. Por alguna razón, las últimas dos frases me provocaron una sensación extraña, como si nos estuviéramos hablando a nosotros mismos. Luego supe que no lo sentí yo solamente; Shaun experimentó algo parecido, admitió que no entendía el porqué de esa sensación y nervios.
—Ustedes dos tienen una hermosa conexión —comentó Eliza, sacándonos del trance. Volteé a mirarla y le sonreí.
—Gracias.
Horas habían pasado desde que terminamos la lectura del guión. Ya estaba en mi departamento, sentada en el suelo con mi guión sobre la mesa ratona. Escuché la puerta cerrarse, pensé que era Julia ya que había ordenado una pizza para cenar en nuestra última noche juntas.
—¡Mira quien llegó con la cena! —gritó alegre una voz que conocía muy bien.
—¡Parkeeeer! —exclamé levantándome del suelo e ir a abrazarlo. El de cabello azabache gustoso lo aceptó y me sacudió de un lado a otro.
—Te extrañé un montón —confesó—, y trabajar. ¡Dios, necesito trabajar! Dame cosas para hacer, me siento inútil.
—Dejen el trabajo para mañana —ordenó Julia—. Hora de cenar, criaturas.
La mujer dejó la caja de pizza sobre la mesa redonda y la abrió. El aroma me hizo correr hacia allí y tomé un pedazo. No quería sentarme, así que me quedé parada.
—¿Cómo les fue hoy? —preguntó sentándose al lado de Juls. Levanté el pulgar en señal de bien porque seguía masticando.
—Yo diría más que bien —comentó juguetona, lo que me hizo fruncir el ceño—. Nuestra pequeña Roma tuvo un flechazo con Shaun.
—¡No es cierto!
—¡Lo sabía! —chilló Nick—. Del odio al amor hay un solo paso.
—No hay odio ni amor —negué rotundamente—. Y al próximo que insinúe algo parecido lo obligo a mirar Coraline y la puerta secreta.
Nunca supieron que esa misma noche soñé con él, lo cual me sorprendió porque estaba acostumbrada a las pesadillas de mi pasado, las cuales me perseguían cada vez que cerraba los ojos. Entonces, allí sentada en mi cama, en medio de la oscuridad, sudando frío, se me cruzó un enorme miedo.
—Wow, es un castigo terrible —habló irónicamente Parker—. Por favor, no lo hagas, no quiero tener pesadillas con una bruja.
—¡Es mitad araña!
Julia solo reía por nuestras ocurrencias. Ante sus ojos, nosotros éramos un par de niños que debía cuidar o se perderían en el zoológico llamado mundo. Así era ella, tenía un instinto materno sobre las personas que más quería y eso la hacía especial. Era la clase de persona que definitivamente querrías tener en tu vida. Ella nos amaba, y eso no me asustaba.
—Como sea —dijo para cambiar de tema—. ¿Quién es su asistente?
—Se llama Connor, es británico y fuma —enumere y le di otro mordisco a mi pizza. Nick frunció el ceño extremadamente enojado.
—¿Apellido?
—Green —respondió Juls extrañada.
—¡¿Connor Green?
Me asustaba pensar que ese órgano latiendo dentro de mío, volviera a interferir y arruinara todo. Quería huír y rechazar aquella idea ante todo.
Para algunos, el amor a primera vista no existe, es una alucinación o una mentira; para otros, es el principio de un amor verdadero. Para mí, el amor a primera vista se define con una simple palabra: caos.Hellooo! Qué tal, qué tal? Viernes y ya se nos introdujeron nuevos personajes. AHHHHH les gustó? Espero que sí ♥
PREGUNTAA:
¿Qué creen que pasó entre Nick y Connor?
Nos estamos leyendo la semana próxima! ♥
-Melany
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Las dos caras de Roma.
Ficción GeneralUna actriz carismática se encuentra en una encrucijada consigo misma cuando sus demonios del pasado intentan apoderarse de su salud mental. La línea entre lo racional e irracional se vuelve delgada, y Roma parece haber perdido el rumbo. ¿Cómo podrá...