Prólogo

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Right were you left me , Taylor Swift.

CINCO AÑOS ANTES



Las fiestas no eran lo mío, lo tenía claro. Joder, ésta era una mierda. El alcohol era la única razón por la que estaba allí, porque si por mi fuera ya me habría ido hace un par de horas.

Estaba apoyada en uno de los pilares de madera, con los pies descalzos sobre el césped. Había perdido a mi mejor amigo, quién posiblemente estuviese por ahí en algún rincón de la playa enrollándose con alguien que acabase de conocer. Para él la vida era así de fácil.

Y yo en cambio me había quedado hablando con una vieja compañera del colegio a la que no había visto desde el verano antes de pasar al instituto. Claro que, para cuando nos habíamos despedido no contaba con haber perdido de vista a mi amigo después de haberse pasado toda la noche en la pista de baile.  Así que ahí estaba yo, después de casi una hora de búsqueda que había sido en vano y con mi vaso bien cargado. Sola, en mitad de una fiesta en una casa de campo la cual desconocía y aburrida.

Me terminé el contenido del vaso mucho más rápido de lo que realmente me creía capaz, lo dejé en una de las mesitas de madera y me dirigí hacia la parte de atrás, pasando por la piscina, alejándome de la música y con los zapatos en la mano.

El verano no estaba siendo demasiado caluroso por lo que se agradecía la brisa que soplaba con delicadeza. Me acomodé el vestido y me senté sobre el césped abrazando mis piernas y clavando los ojos en la extensión de montañas y árboles que se veían a lo lejos. No había mucha tranquilidad, había gente corriendo de un lado al otro, tíos meando entre los matorrales, e incluso alguna que otra persona había vomitado. En fin.

Aunque más que odiar las fiestas, odiaba aquellas fiestas. Porque sinceramente si iba de fiesta prefería estar con mis amigos, ir a nuestra bola y disfrutar. Pero allí casi todos eran desconocidos y ni siquiera sabía cómo habíamos terminado en aquella casa de campo cuyos dueños desconocíamos. Bueno, dudaba que la mayoría de los presentes lo supiese, porque era imposible que alguien tuviese tantos amigos a los que invitar.

—Ey ¿necesitas compañía?

Iba a levantarme y salir de allí pensando que sería algún borracho que con unas cuantas copas empieza a molestar a desconocidos, pero cuando giré la cabeza y me encontré de frente con aquellos ojos verdes mi cuerpo se relajó en cuestión de segundos.

Sonreí.

—Idiota, que susto me has dado ... ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.

—Lo mismo iba a decir, no te hacía de fiesta.

Puse los ojos en blanco. Claro. Porque mientras que él era una de las personas más fiesteras que conocía y siempre que tenía la oportunidad aprovechaba para salir de fiesta,  yo solía quedarme en casa viendo películas con Robert.

Y odiaba ese tono de sorpresa entre muchas otras cosas.

—Ya, claro—me encogí de hombros—¿Por qué será que no me sorprende que me digas eso?

—Venga ya, no te enfades—me dio un empujón divertido con el hombro y se sentó a mi lado— Estaba bromeando ¿Con quién has venido?

—Con Oliver

—Y está...

—Por ahí con alguien que acaba de conocer.

Ambos nos miramos y yo hice un esfuerzo por contener una risotada, porque Lucas me estaba mirando con una ceja enarcada, divertido. Sabía que Oliver era como una especie de alma libre y que, por las historias que le había contado, cuando apareciese seguramente tendría una historia extraña pero divertida que contar. Era una de las cosas que más me divertían de él.

Fine LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora