VII☆彡Rey de los Peldaños de Piedra y el Mar Angosto

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    LLEGADOS POR TIERRA Y MAR. Esas habían sido las instrucciones que Viserys cuando confió en los hermanos Lazadhor para que encabezaran los refuerzos que había organizado para el Príncipe Canalla en los Peldaños de Piedra. Aconsejado por su hija, Rhaenyra le hizo ver que necesitaría de Harlen si quería llegar a alguna parte con Daemon, su hermano debía saber que su ayuda era de buena fe.

     Harlen Lazadhor tenía la misión de llevar la bandera blanca ente el trono de hierro y el príncipe Daemon, entre las casas Lazadhor y Velaryon sobre el lomo de Fantasma Gris. Pues tenía permiso del rey para carbonizar los barcos de la Triarquía mientras Thaegel se ponía al mando de barcos de la flota tanto real como los enviados por su ahora suegro, Lord Redwyne.

     Pero lo cierto, es que más allá de paz, Harlen llegó para lanzar la última carcajada, porque reír al último era el mejor trabajo de un Lazadhor: Robarse la victoria de otros. Dos años habían batallado Daemon y Caraxes junto a la casa Velaryon sin mucho éxito más allá de no empeorar su situación inicial.

     El príncipe myriense había sabido jugar sus cartas al esconderse como un cangrejo dentro de las diversas cuevas a lo largo de las islas que conformaban los Peldaños de Piedra para que el fuego de dragón no los quemara. Puesto que Daemon no era el único montando, en los últimos años, Laenor Velaryon, heredero de la Serpiente Marina, se había convertido en jinete del dragó Bruma.

     Harlen nunca los había visto en combate, pero cuando llegó, al menos pudo reconocer el olor a carne quemada que lo llevó a recordar sus días con Daemon cuando asaltaban Lecho de Pulgas en busca de los peores criminales. En Fantasma Gris, Harlen había superado por mucho a los diez barcos y dos mil hombres que Viserys había enviado, con suerte, ellos llegarían a ver las cenizas, si el viento no las había soplado antes del anochecer, pero Harlen llegó para ver como la gran criatura gris plateado pálido quemaba hombres entre el campo de batalla de Piedras Negras.

     Harlen sólo pudo distinguir la armadura Velaryon, pero supuso que eso sería suficiente para no quemar a sus propios aliados. Laenor Velaryon apenas lo reconoció entre el cielo, hasta que el humo y la niebla se dispararon lo suficiente para que tío y sobrino se vieran en las cercanías.

     —¡Quema la flota que queda para que no escapen! —Laenor indicó a lo lejos señalando no más de seis barcos que claramente estaban como una salida de emergencia, uno incluso ya estaba zarpando.

      Harlen asintió e hizo girar a Fantasma Gris para incendiar las naves hasta que el humo y sangre se mezclara con el agua salada del mar, a Harlen no le gustaba el olor a carne quemada, sino que lo detestaba, pero había algo de satisfacción en él al ver lo que había hecho. Era justo, se sentía bien tomar justicia por su mano.

      Esto era lo que había querido hacer desde hace meses, liberar todas sus frustraciones y preocupaciones.

     —¡Dracarys! —Harlen ordenaba una y otra vez a Fantasma Gris, pero cuando el dragón vaciaba su llamarada naranja, el fuego de dragón se propagaba ya no sólo por el mar, sino por la ladera de cuevas, ahí donde Bruma no había alcanzado a quemar debido a su rápido pase.

SINNERS ─── Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora