S | ❝El Septón Supremo es mi padre, él nos absolverá de todos nuestros pecados.❞
Harlen creció en el seno de la familia Lazadhor, liderados por el patriarca Kadar. Observando como pasaban de ser una casa extranjera, proveniente de Volantis a o...
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—¡TÍO HARLEN! ¡MIRA, MIRA ESTO! —un emocionado Tavion estaba casi saltando de su asiento mientras Bashira y Harlen observaban el nacimiento de la cría al estar sentados en el suelo junto al fuego, aún podían ver el cascarón humeando.
No había pasado más de una semana desde que Rhaenyra le entregó el huevo a Tavion cuando se marchó a Rocadragón, según le contó Bashira a Harlen, su hijo estaba tan triste por la partida de Jacaerys y Lucerys que incluso le rogó a la princesa que lo llevara a lomos de Syrax o en una galera, jurando que no haría ruido, pues la promesa de visitas de Bashira al asentamiento original de los Targaryen no era suficiente.
Rhaenyra trató de explicarle que debía estar con su madre para protegerla, por esa misma razón, todos sus hijos se marchaban con ella y le daría el instrumento necesario para salvaguardar Desembarco del Rey hasta que regresaran. Aunque fue una verdadera sorpresa que el huevo de Bruma eclosionara cuando no lo había hecho desde hace cinco años.
—Tavion, no te acerques mucho, aunque no lo creas, ya puede escupir fuego—Bashira dijo, ya que el rubio estaba acercando su dorada melena demasiado al dragón, incluso le saltaron un par de cascarones, haciendo reír a los hermanos Lazadhor.
—El suficiente para quemarte las cejas—Harlen bromeó al sacudirle los cascarones, su sobrino rio en respuesta.
Tavion recientemente había cumplido su séptimo día del nombre, había sacado el conocido cabello de oro de los Lannister y los ojos rojos rubí de los Lazadhor, lucían más llamativos con el empeño del padre al vestirlo con los colores de la casa del león.
—Anda, ayúdalo a salir, así crearán un vínculo.
Harlen quitó un cascaron que cubría el ala que con trabajos se movía, aunque más grietas llenaban el huevo. La mano de Tavion titubeó al principio mientras miraba de reojo a su madre, sin embargo, Bashira asintió y le dio un pequeño empujón en su espalda hasta que removió el trozo que cubría la cabeza de la cría, revelando sus escamas color verde jade.
El dragón estornudó, soltando un poco de humo, lo que hizo reír a Tavion, quien tomó más confianza y dejó el huevo entre sus piernas para quitar todo el cascarón. Bashira suspiró con alivio, compartiendo una mirada cómplice con Harlen cuando la puerta se abrió.
—Juro que he corrido desde la Torre de la Mano en cuanto me dijeron—Tyland exhaló con las manos en su cintura.
—¡Padre, ya tengo un dragón como Jace y Aegon! ¡Podré volar con el tío Harlen! —Tavion se giró entusiasmado para enseñarle a Tyland el pequeño animal que había escalado con una rapidez asombrosa hasta sus hombros.
A Harlen le pareció tan rápido como una salamandra.
—Para eso, primero tendrá que pasar algunos años—comentó Harlen partiendo un poco de pastel de miel y llevándoselo a la boca—, por ahora, aliméntalo correctamente, los guardianes se encargarán de decirle a tu madre lo que necesita, pero tú debes cuidarlo. Es ahora tú responsabilidad.
