XVII☆彡Ojos de Fuego

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     HARLEN PODÍA IRSE, PERO AHORA NADA IMPEDÍA QUE AEMOND LO SIGUIERA, tenía un dragón y sabía a dónde había ido su tío. Bajo la excusa de su habitual paseo matutino, ensilló a Vhagar y voló hacia el norte por casi dos horas hasta vislumbrar la Torre Sinfónica, la más alta de Cueva Negra. Conscientemente nunca había volado solo tan lejos de casa, pero estaba seguro que valdría la pena.

     El clima había cambiado visiblemente, había nubes grises a pesar que era más de medio día y los climas cerca de la bahía solían ser soleados. Aunque el calor era perceptible, especialmente cuando se descendía, Aemond supuso que era debido a las minas debajo de él dónde según el Gran Maestre Orwyle se trabajaba de día y noche en los últimos años, pues lord Thaegel había impuesto nuevos horarios para explotar las minas.

      Vhagar pasó por un canal ondulante que había sido creado por los primeros señores Barnareon para sus habitantes, pues funcionaba de doble vuelta al tomaba el agua de mar, llevándola a las calderas del castillo y esa misma agua salía por la otra parte, bajando hasta el acceso de las casas para que fuera potable. El príncipe no estaba seguro que pudiera llamar pueblo a la población a las faldas del castillo, pues no faltaba mucho para que se convirtieran en una ciudad, era casi tan grande como Valle Oscuro.

     Aemond esperaba ver un dragón naranja y otro gris, pero sólo avistó a Fantasma Gris -lo que fue suficiente para él-, eso significaba que Thaegel no estaba y para el príncipe fue un alivio, no estaba de humor para soportar la petulancia del señor de Cueva Negra. Hubo rostros de asombro cuando descendió en el patio principal y por el rostro de los guardias, nunca habían tenido a un invitado de la familia real.

      Al Tuerto poco le importaban los tratamientos, en ese momento sólo necesitaba encontrar a Harlen y dejar un par de cosas claras, pues se sentía tonto y utilizado. Puede que ahora comprendiera mejor el sentimiento de Aegon.

     —Príncipe Aemond... ¡Alteza! —uno de los guardias intentaba hablarle a lo lejos, puesto que Vhagar les gruñía y siseaba en amenaza, confiaba en que ninguno fuera tan insensato para acercarse.

     Fantasma Gris apenas se inmutó de su presencia al levantar su cuello, luego se giró para seguir devorando su canasta de truchas.

    —¿Dónde está el príncipe Harlen?, sé que está aquí—Aemond dijo aún desde lomos de su imponente criatura, los guardias de la hiena habían bajado su cabeza y se doblaron en reverencia.

     Aunque no era lo que buscaba, a Aemond le era difícil esconder una sonrisa satisfactoria, le gustaba que reconocieran el poder de su estatus como hijo del rey y jinete del último dragón de la Conquista, no merecía menos.

     —E-en el sa-salón, alteza. ¿Gusta que le informe que está aquí?

     —Sólo necesito que me lleves con él, pero no le digan nada aún—ordenó al bajar, mientras terminaba de descender, vio por el rabillo del ojo las miradas nerviosas que los guardias se daban entre sí. Seguramente dudando—. Te di una orden y cómo tu príncipe, supongo que entiendes que mi palabra tiene mayor peso que la de tu señor.

SINNERS ─── Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora