LOS HERMANOS LAZADHOR HABÍAN CRECIDO sabiendo toda su vida de la existencia de por lo menos dos hermanos mayores que les procuraban y cuidaban. Hijos de su madre, pero de diferentes padres, Baharis era el mayor, quien había dejado sus negocios con la Triarquía después de su inminente derrota en los Peldaños de Piedra, por lo que había fijado sus intereses en el Mar Jade, dónde había buscado invertir el dinero de su padre y del propio Kadar, ya que el Septón Supremo lo había contratado como su banquero. La mitad de la fortuna de los Lazadhor residía en el banco Calennis en su sede de Volantis.
Sin embargo, Joren Nestar era un caso diferente. Su madre a veces cambiaba la historia, no estaba claro quién era el padre de su segundo hermano, Saera variaba entre un mercenario tyroshi de alto rango o un maestro de Astapor, pero Joren hace tiempo que le había restado importancia, pues estaba seguro que la indecisión de su madre venía de que no lo recordaba. Cómo fuera, Harlen admiraba que su hermano se centrara en lo que podía manejar, ese camino que escribía cada día, puesto que la punta de su pluma era tan filosa como su espada.
Joren era un espadachín habilidoso que se descubrió en su adolescencia y explotó su habilidad como mercenario para el mejor postor hasta que la muerte del Benefactor de Cangrejos le dejó la vía libre en Myr, sí bien no era un príncipe, había conseguido escalar a ser uno de sus altos mandos en la flota como almirante, ya que, según las últimas cartas de su madre, Joren estaba ayudando a reconstruir la flota perdida.
Saera y Laegor habían tenido que detener su viaje en Myr, debido al mal tiempo que nublaba las costas de Essos hacia el suroeste, por lo que Volantis tendría que esperar. Permanecieron una noche en Myr, donde Joren se ofreció a acompañarlas de regreso, así que después de recibir la carta hace dos días de manos del propio Xontar, Harlen había vuelto temprano de Cueva Negra en Fantasma Gris para recibirlos en la Puerta del Río, pues su madre se había negado a usar el puerto de la Fortaleza Roja, cosa que no le sorprendió a Harlen.
Harlen había entrado al cuartel de la guardia de la ciudad con su armadura -ahora era raro verla sin ella, parecía su segunda piel y ciertamente, Harlen se sentía más cómodo con ella-, la capa de seda dorada ondeaba en su hombro izquierdo mientras iba a caballo, seguido por su habitual regimiento que serviría de escolta.
Tenía pensado hacer un rápido recorrido a la villa de su madre en la colina de Rhaenys, cuando una gran multitud reunida en la salida de Paseo del Río bloqueo su paso hacia la puerta. En la calle habitada comúnmente por capitanes de mar, pescaderos y viajeros que se alojaban en sus posadas, se habían reunido también mercaderes, artesanos, herreros, nobles e incluso algunos soldados. Había madres con sus hijos, ancianos, jóvenes y hombres de mediana edad, todos escuchando al hombre que predicaba con una palabra estruendosa desde una plataforma.
Vestido con una sucia camisa de lana y pantalones medio roídos por las polillas tanto como su capucha azul que escasamente ocultaba su cuerpo delgaducho. Tenía una barba larga, más gris que negra, pero que no tapaba el cuenco de limosna que colgaba en su cuello, lo que lo evidenciaba como un hermano mendigante. A ojos de Harlen, el hombre parecía más un cadáver viviente, pero de esos abundaban en la ciudad, no, fueron sus palabras lo que le hicieron detenerse.
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SINNERS ─── Aemond Targaryen
FanfictionS | ❝El Septón Supremo es mi padre, él nos absolverá de todos nuestros pecados.❞ Harlen creció en el seno de la familia Lazadhor, liderados por el patriarca Kadar. Observando como pasaban de ser una casa extranjera, proveniente de Volantis a o...