IV☆彡Ojos y Oídos

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   NADIE DIJO QUE XONTAR TA SERÍA AMABLE CON ÉL, pero era precisamente que Harlen le pidió a su madre que el mercenario estiveño le enseñara de su propia mano el arte de la guerra. Había recibido un escaso entrenamiento antes, siendo su hermano Thaegel el que se llevaba mayores horas de dedicación a petición de su padre, quien quería para su hermano mayor una carrera militar a toda costa.

     Sin embargo, aunque astuto Harlen no veía a su hermano en una contienda de verdad a pesar que cada que volvían a verse, no dejaba de alardear que a pesar de que Ser Gwayne lo había llevado entre los callejones más turbios de Antigua para detener a todo tipo de malhechores, él brillaría más en un campo de batalla. Silenciosamente, Harlen se permitió pensar que su hermano estaría huyendo de la contienda al ver que peligraba su vida, puesto que Thaegel, era demasiado egoísta para sufrir el daño por otros.

     Un golpe de la gran espada Alfanje en la esquina de la sien hizo a Harlen caer al suelo, resultaba evidente que el enorme hombre no había usado todas sus fuerzas, pues fácilmente pudo romperle el cráneo. Pues con sus dos metros de altura, músculos más grandes de los que Harlen nunca había visto, cabellera larga y negra que acentuaban sus feroces facciones con los rasguños de tigre tatuados en sus mejillas y piel olivácea por sus largas horas al sol en su tierra natal y Essos, Xontar Ta resultaba un temible oponente.

     Siendo hijo de un guerrero estiveño, según sus palabras, Xontar había sido hecho esclavo a los doce años cuando unos piratas lysenos lo secuestraron a él y a su madre. Xontar nunca volvió a verla después de ser vendido en un mercado de Volantis, dónde se crío en la facción de los Tigres, siendo parte de las defensas de la ciudad, conocida como los Capas de Tigre. Fue ahí donde obtendría sus intimidantes tatuajes.

     Cuando su padre llegó al poder como miembro de los Triarcas, necesito guardias personales, así que de los capas de tigre que su padre pidió reclutar -ante todo buen juicio de su partido, pues decían que los Tigres no perderían tiempo en liquidarlo con sus propios hombres-, y Xontar fue uno de los elegidos. Así, lo primero que hizo su padre fue hacerlo a él y sus camaradas hombre libres, agradecidos, la mayoría de ellos seguían sirviendo a su padre hasta el día presente.

     Xontar, quien nunca había salido del continente de Essos en su memoria sin terrores, siguió sin pensarlo a su señor Kadar y la casa Lazadhor por el Mar Angosto. Más de tres décadas de servicio habían hecho de Xontar la mano invaluable de su padre, a quien todos conocían como El Estrangulador.

     —De pie, mi señor. Deshonra traerá a su casa si es derrotado por un esclavo. ¡De pie!—insistió Xontar rodeando a Harlen como un hrakkar, rival de las hienas en las planicies del Mar Dothraki.

     —Dudo que así lo piensen mis señores padres o cualquiera con razón—en lugar de levantarse, Harlen rodó por la arena del patio de entrenamiento de su villa hasta tomar su lanza.

SINNERS ─── Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora