XI☆彡La Sangre Llama

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       LAS CAMPANAS DE LA FORTALEZA ROJA FUERON EL DESPERTAR del príncipe sin título, sus ojos dispares se abrieron sin pereza al momento de dejar una de las ya conocidas camas del Viejo Rey, aunque sí que despertó a su amante debido al todo el ruido mientras se vestía. 

     —¿Volverás?

     Harlen sonrió de medio lado al enderezar su camisa de algodón y meterla dentro de sus pantalones—No suelo repetir, mi buen amigo, pero si no me equivoco, tu padre seguirá por las próximas dos semanas rondando la corte y confío en que no te mandará a Puente Amargo, ¿No?

     Tom Flowers bufó sacando la chaqueta negra de cuero de entre las sábanas, pues veía a Harlen buscarla bajo la cama sin éxito, el pelinegro le sonrió a su más reciente amante al tomarla, pero en lugar de entregársela, el bastardo de veinte años de la casa Caswell tiró de la camisa, tirándolo de nuevo sobre él.

     —¿A dónde más iría? Desembarco del Rey tiene mejores hombres que el Dominio—cuestionó al besarlo apasionadamente, pequeño regalo al que Harlen correspondió tirando de su larga cabellera castaña para asegurarse de robar más que el suspiro del hijo natural del Lord Caswell.

     Luego se separó de golpe cuando una nueva campanada anunció a la nueva cabeza del dragón. Tom se desplomó contra el colchón de plumas de ganso con una sonrisa entre dientes mientras veía a Harlen agilizándose con sus largas botas, el peto y las hombreras, Tom habría ofrecido su ayuda para las piezas de la armadura, pero por la manera ágil con las que el pelinegro movía sus dedos, le decía que tenía experiencia tanto para quitarlas como para ponerlas.

    —¿Alguien ha muerto?

     Harlen rio negando, pero Tom noto que era una risa alegre cuando se giró y vio más claridad en la sombría mirada que hace sola unas horas estaba ahogada por la lujuria.

     —Al contrario. Haré que te traigan algo de queso, pan, pescado fresco y vino para el desayuno. Puedes seguir durmiendo, no es tan tarde—Harlen tomó su capa dorada de un diván y abrió la puerta de un descuidado movimiento hasta que azotó la gruesa puerta pintada de negro y verde, un indicativo de que era exclusiva para los hijos de la dueña del burdel—. ¡Alabad a la Madre Celestial, el retoño de nuestra princesa Rhaenyra ha nacido! ¡Larga vida a su alteza, un nuevo sobrino para mí!

     —Y un nuevo heredero—Saera murmuró a lo lejos, estaba al fondo observando todo el alboroto que su hijo gustaba de organizar, había sido así en cada nacimiento de sus múltiples sobrinos.

     Prostitutas, tanto nobles extranjeros como de Ponientes y soldados de los más altos rangos, cada uno de ellos alzó sus copas para estallar en aplausos y brindis por la Delicia del Reino que había traído a su tercer hijo al mundo. Harlen había salido desde la madrugada cuando empezaron las contracciones, odiaba los partos, era incesante ni siquiera poder estar adentro o decidir la salvación o perdición, así que siempre volvía cuando había noticias buenas o malas, pero que al menos le sirvieran para tomar una decisión.

SINNERS ─── Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora