II☆彡Sangre Joven

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     EL YELMO SOBRE SU CABEZA ERA POR LO MENOS, una talla más grande, así que los protectores que ajustaban su nariz y ojos quedaban hundidos, así que, con frecuencia, Harlen estaba empujando el casco de acero hacia atrás para que no le cubriera la visión. Ya era difícil ver con su altura y la oscuridad.

     Sin embargo, Harlen no había emitido ni una queja en toda la noche desde que Daemon lo había traído al cuartel de la nueva guardia de la ciudad: Los Capa Dorada. El pequeño ejercito debatía entre reírse y reprimir su curiosidad ante el diminuto adolescente que se paseaba con una armadura demasiado grande para él.

    Harlen no dudaba que, en cualquier otro momento, alguno de los comandantes ya lo hubiera mandado a casa si no fuera porque al hombre que seguía era a su Lord Comandante. Daemon Targaryen simplemente lucía imponente con su armadura negra y la llama de peligro en sus iris violáceas, listas para encender el nido de ratas del Lecho de Pulgas.

     La noche iba a ser una cruzada, y su madre lo sabía, casi había echado a Daemon de la villa cuando su primo le avisó que lo llevaría consigo a la redada, puesto que lo había nombrado su escudero.

     —¿Es que me estas dando a escoger entre entregarte a mi hijo a ti o a su padre? ¿Has terminado de perder la cabeza como todos en esta familia? ¡Jamás! Me han quitado ya suficiente, largo, quédense con sus fraudulentos sueños de gloria y poder —Saera había escupido cada palabra con un coraje que no sacaba desde el enfrentamiento con su padre y el dedo hundido en el pecho de Daemon comprobaba la vitalidad de la última hija viva del Conciliador.

    —¿Y qué? ¿Dejarás que Kadar se quede con la vida de tú hijo? —Daemon cuestionó apartando su mano, Saera se liberó de inmediato y mordió el interior de su mejilla hasta hacerla sangrar—. Yo le ofrezco a ese niño una salida de una vida frustrada por sus mayores.

    —Por supuesto —Saera rio cruelmente al sentarse en su diván—, cómo sabes lo que es crecer a la sombra de tú hermano mayor.

    La mandíbula de Daemon se tensó—Define sombra, porque estoy seguro que tenemos conceptos muy diferentes.

    —Cómo sea, no me interesa. Sólo desaparece de mi vista por otros meses y aléjate de mi hijo, no necesita que le des falsas esperanzas.

    —¿Pero por qué deberían ser falsas? Esta es la oportunidad de su vida, aún mayor de la que su padre desea —Daemon ladeó su cabeza con sus ojos agudos, logrando ver en el rostro de su tía que sabía los planes del Septón Supremo—. Tú hijo no está hecho para ser recluido en un septo, como un dragón se niega al encierro porque dejará de crecer.

    —Tengo más de un hijo y él no es un Targaryen —Saera respondió a la defensiva, su mirada implacable seguía manteniendo la vitalidad de su juventud, Daemon siempre se había divertido con las travesuras de la princesa contadas por Tom Nabo, el bufón de la corte en su niñez. Su padre, el príncipe Baelon también la recordaba con nostalgia—. ¿Ahora sientes cariño por los bastardos, Daemon?

SINNERS ─── Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora