Capítulo 27

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Muchos consideran la soledad un desquite para el alma, yo la considero amor. Un amor puro y sin límites de tiempo, sin restricciones ni prejuicios. Una belleza que solo los que se conocen de verdad saben que no se encuentra en aquellos que en su lugar están entre tanta gente; la soledad, un privilegio de no encajar en lo común.

Nunca imaginé que mi sueño de ser una gran empresaria estaría convirtiéndose en esto, una pelea tonta con mi ex jefe en el pasillo de la empresa, amo lo que hago, pero estar en un ambiente tan tenso siento que no me deja avanzar.

Soy consciente de que fui con partidaria para que el ambiente se formará de esa manera, pero aun así he querido separar eso, no mezclarlo, pero qué difícil es al tener esa energía de superioridad respirándome en la nuca, su aroma de macho alfa y su terquedad - Su boca entre la tuya también fue muy difícil ¡eh! - ¡Mierda! - digo al frenar de golpe para no pasar el semáforo en rojo después de tener mi mente en otra parte. Hace ya una media hora que salí de la empresa y de verdad ando sobre pensando si tome la mejor decisión, el dejar una de las más grandes empresas a nivel mundial de verdad me hace sentir frustrada, pero después de lo que descubrí no pude evitarlo, si llega a salir a la luz sería el fin de mi carrera y apenas estoy empezando como para venir a darme ese lujo.

Esperando que el semáforo cambie, miro mi teléfono y escribo a los chicos que, si les apetece un día de pelis con pizza y helado, su respuesta llega de inmediato indicándome que sí, aunque Thomas se encarga de escribirme por privado preguntándome si todo esta bien, dejo el mensaje sin abrir y me decido a arrancar, ya en casa le contare.

La música invade mi ambiente, no se que haría en un mundo sin música, esta hace parte de mi diario vivir - me baño con música, me cambio con música, me ejercito con música, estudio con música, cocino con música, TODO con música- al llegar a casa subo a mi habitación, boto los tacones a un lado y me dirijo de inmediato a la tina, abro las llaves para que el agua tibia salga y así poder relajarme con las velitas de aromas, le ordeno a Alexa que coloque música y dejo que el ambiente me arrope. Norman fucking rockwell de Lana del Rey retumba en mi cuarto de baño y con el agua ya sobre mis hombros dejo que todo lo malo salga. Mi playlist es completamente de Lana, escucharla es desaparecer de la realidad un rato, sentirme que soy solo yo contra cualquier cosa pero capaz de lograrlo, la energía que me trasmite hace que mis pies o mi cuerpo entero se sienta volando, su sensualidad es una obra enviada del mismo cielo y la manera en la que me la transmite me permite sentirme por esas horas como si estuviera en un escenario siendo la protagonista principal, el show principal, con sus canciones he llorado, he bailado, he vivido emociones enamorada y otros me han ayudado en desaparecer sin necesidad de esconderme.

Con Gret Free sonando ahora de fondo salgo y empiezo a colocarme cómoda, los chicos vendrán en un rato cuando terminen uno su entrenamiento, el otro salga de clases y bueno el ultimo termine su streaming mientras tanto yo decido bajar y prepararme una malteada y tomar un libro para distraerme.

Al mirar mi estantería descarto de manera inmediata el romance, no quiero leer cursilerías ni como el malo protege a su amor sobre todas las cosas, quiero leer peleas, ficción, guerra, drama, pero nada que tengan que ver a patéticos jurarse amor eterno.

Al encontrarlo me tiro al sofá, abro el libro – El príncipe cruel – Se que es de fantasía, lo compre hace como una semana y no tengo idea de que trata, no tomo el tiempo de spoilers tan solo le subo a la música y dejo atraparme por la trama.

-Hola, Hola – un saludo lleno de alboroto me saca de mi zona de confort

-Holi – me levanto del sofá y veo a los chicos entrando, cada uno tiene una llave del apartamento "bueno guarida" como le solemos llamar – Llegaron temprano – les digo

Amor En CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora