Amor En Cenizas

Capítulo 45

El Umbral de la Caída

El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando me desperté de golpe, como si algo me hubiera sacudido desde el interior. No era miedo, ni ansiedad. Era una energía diferente, esa que se siente cuando estás a punto de hacer algo que cambiará el curso de las cosas para siempre. Un amanecer gris, nublando mis pensamientos mientras mi cuerpo permanecía inmóvil, casi en shock, como si la vida misma me hubiera dado un golpe de realidad. Algo en el aire estaba cargado de una electricidad indescriptible. El día comenzó con una claridad extraña, como si el mundo hubiera dejado de girar solo por un momento. Me quedé en la cama unos momentos, mirando el techo. No sentí la duda de otras veces, ni ese nudo en el estómago que me acompaña cada vez que el plan de venganza cruza mi mente. Hoy no había espacio para eso. Hoy, sin darme cuenta, comenzaba el principio del fin de Jackson.

El agua caliente de la ducha ayudó a despejar la última niebla del sueño, pero con cada segundo que pasaba, mi mente se llenaba de mil cosas: revisa los mensajes de Caleb y Elliot, confirma que el primer paso se había ejecutado como habíamos planeado la noche anterior, y pensar en qué haría si las cosas no salían como esperábamos. Me obligué a concentrarme. Había trabajado demasiado para que ahora las dudas me sabotearan. "Una cosa a la vez, Aurora", me repetí frente al espejo mientras secaba mi cabello, intentando calmar esa creciente agitación en mi pecho.

Me vestí con cuidado, elegí un atuendo sencillo pero elegante. Siempre me ha gustado ese equilibrio entre lo que parece casual, pero grita poder en los detalles. Tenía clases para la mañana, pero mi mente estaba en otro lado, organizando las piezas que necesitaba mover para que el plan avanzara. Mi atuendo de hoy debía reflejar mi estado mental: control absoluto, algo que me permitiera moverme rápido y estar cómodo, pero que también gritara poder sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Me miré al espejo, alisando las mangas de mi blusa, y me encontré con mi propio reflejo. Ya no era la misma Aurora de hace unos meses. Había algo diferente en mis ojos, algo más frío, más calculador. Pero bajo esa superficie de acero, aún estaba esa parte de mí que se preguntaba si todo esto valía la pena. El precio de ganar. ¿Qué me quedaría cuando todo terminara?

Los infiltrados en la empresa de Jackson serían el siguiente paso crucial. una pieza que debía encajar con precisión. Mi mente lo repetía, como un mantra, buscando fuerzas para no flaquear. A la vez, una pequeña voz me susurraba que, tal vez, no era tan tarde para detener todo esto.

Cuando salí de mi apartamento, sentí un leve escalofrío, como si alguien me estuviera observando. Me detuve por un segundo, escaneando la calle con la mirada. El aire estaba quieto, pero no pude sacudir la sensación de encima. Llevaba días con esa intuición, esa punzada en la nuca que me advertía de algo. Aún no tenía pruebas, pero mi instinto nunca me falló.

Subí al auto y dejé que la música me acompañara mientras me dirigía a la universidad. Sabía que no podía permitirme perder el enfoque. A la tarde, tendría que estar en la oficina, manteniendo la fachada de normalidad mientras manejaba todo a la perfección. El tiempo jugaba en mi contra, pero ya había calculado cada movimiento.

*

Las clases fueron un eco lejano, casi un ruido de fondo. Mientras los profesores hablaban, yo estaba revisando mentalmente las jugadas del día. Tenía que contactar a Caleb para que organizara los infiltrados en la empresa de Jackson. Ellos se encargarían de obtener la información que necesitábamos para acelerar la caída. A la vez, Elliot ya debía estar trabajando en los correos con los que Jackson se rodeaba, asegurándose de que los mensajes "correctos" llegaran a sus proveedores y clientes.