Capítulo 24

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- ¡Mami! – Corro por el pasillo de nuestra casa en busca de ella - ¡Mami, mami! – Llego a la cocina que es donde pasa su tiempo libre inventando postres y volviendo un desastre de harinas cada espacio -¡Mami, te estoy llamando! – digo al encontrarla, está sirviendo un vaso de leche

-Y te escuche – me dice colocando el vaso en la isla y alzándome para sentarme en ella – ¿Qué nuevo descubrimiento hiciste mi reina? – me pasa mi vaso y me toca la nariz con su dedo mientras arruga la de ella volviendo a su oficio

-Ya sé que quiero ser de grande – le digo con toda seguridad, mamá me mira atenta mientras saca del horno una bandeja - ¡Quiero ser una doctora! – lamo el pequeño bigote formado y veo a mamá sonreír

-Tienes muy claro tu futuro mi pequeña – dice mamá tomándome en sus brazos – Estoy segura que dentro de unos años serás la mejor en cualquier profesión que elijas, pero por ahora esta niña de ocho años debe bañarse porque papá le tiene una sorpresa – me besa la mejilla y yo me bajo de su regazo para dirigirme a mi habitación.

-Mmm – ese sonido se escapa de mi cuando siento unos brazos apretándome en modo de abrazo. Abro los ojos poco a poco y me encuentro los brazos de Malcolm a mi alrededor, a plena vista parece que esta en un sueño profundo así que intento moverme para escapar, con todo el cuidado de mi vida tomo su mano y lentamente la levanto -Necesito irme arreglar- susurro más para mí mientras me trató de mover, pero esto no fue posible.

Malcolm posa su brazo encima de mi nuevamente y dejándome boca arriba se voltea posando su cabeza en mi pecho -Esto no puede estar pasándome – digo al tenerlo encima. Su cabello rosa con mi mandíbula mientras que todo su rostro está entre mis tetas – Ok, esto es nuevo – digo resoplando – Nunca planee pasar un cumpleaños de esta manera – poso mi mano en el lado derecho de la cama donde debería estar él en vez de aplastarme.

Miro a las puertas del balcón de la habitación y el sol de mañana ya está entrando, nuestro avión despega a las 7:00 am, miro mi celular falta una hora. Una hora para que me pueda arreglar -Malcolm – lo llamo - ¡Malcolm!- le digo tocando sus brazos pero no encuentro respuesta – Malcolm tenemos que irnos – nada, parece una roca - ¡Perfecto moriste entre mis tetas! – me quedo viéndolo pero es imposible este hombre no reacciona.

Mientras pienso de que otra manera puedo levantarlo me detengo un momento al distraerme observando el cuerpo de Malcolm, la sabana esta enredada más debajo de su cadera dejando ver un poco el borde de su bóxer negro pero lo que si enseña es una completa imagen de su espalda bien trabajada en el gym. Paso mis dedos lentamente por sus brazos, recorriendo cada marca de musculo tonificado y es inevitable no recordar los dos encuentros que ya hemos tenido –No he sido lo más profesional que se diga – pienso tocando suavemente para no levantarlo - ¿Qué carajos estoy haciendo? – es una pregunta que siempre está en mi mente, esto no es lo que planeo, esto no es correcto, este hombre es mayor por cinco años.

¿Pero cuando lo que es correcto te hace sentir viva?

¿Qué clase de loco creyó que seguir las normas no desataría mil tentaciones que te harían preferir lo prohibido?

-Ok aurora, concéntrate – me digo -Regresaremos y yo hare como si nada ha pasado, sé que él también hará lo mismo, llegaremos a New york y seguiremos nuestras vidas – respiro hondo tan solo recordando lo que acabo de pensar

No me gusta el compromiso ni repetir con la misma persona con la que es solo parte de una noche y estoy segura que Malcolm tiene la misma madurez y esto será como antes, todo acabara al momento de que el avión aterrice y empecemos nuevamente como dos personas que ni se topan.

Amor En CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora