Capítulo 42

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Un juego Peligroso


Aurora

Lunes... Otra vez

Odio esos fines de semana que siento que no sucedieron. De verdad, siento que me robaron el domingo del calendario. Aunque eso debió ser por haber estado sumergida en libros, en libros de finanzas y presupuesto.

Mi examen es en media hora, media hora y yo estoy tratando de sobrevivir por no encontrar mi cartera.

-Dios, me volveré loca – las manos debajo de mi cabello dañarán mi cepillado, pero no importa. Solo necesito mi cartera.

Me arrodillo para buscar bajo las mesas, pero no hay nada, sigo intentando en otros bajos espacios cerca, cuando el timbre suena haciendo que mi cabeza se levante y me dé el golpe de mi vida.

- Ouch – me quejo.

Salgo de debajo de la mesa

– Ya voy – grito desde mi lugar, malhumorada.

Al abrir me encuentro a Caleb al frente, entrecierro mis ojos, frunciendo mi ceño tal vez aun por el golpe o por tener al hombre de confianza de Malcolm en mi puerta.

- ¡Buenos días, señorita Vainer! – dice Caleb. – Espero se encuentre bien, ¿esta lista?

¿Lista para qué? – Hola, Caleb, buenos días. Creo que se confunde, iré a clases.

Caleb sonríe amablemente

– Lo sé señorita, yo me encargaré de llevarla a los lugares que necesite de ahora en adelante. ¿Lista?

-Creo que el golpe si estuvo fuerte – bromeo - ¿Por qué me llevarías a todas partes?

Caleb frunce un poco el ceño, pero vuelve a su postura rápidamente.

- ¿Qué golpe?

-Oh, estaba buscando mi cartera debajo de las mesas, en esas no tuve cuidado – le resto importancia. – Ahora, responde tú a mi pregunta.

-Son órdenes del señor Mackay, señorita – Caleb echa los ojos dentro de mi apartamento y lo sigo con la mirada. - ¿No es esa su cartera? –. Caleb señala hacía la mesa de la sala y mi boca cae abierta indignada con la cartera.

Volteo a ver de nuevo a Caleb

– Dame un momento –.

Tomo mis cosas y me dirijo a la puerta nuevamente. Cierro con llave y le regalo una sonrisa a Caleb, que caminaba un poco más atrás de mí.

Al salir del edificio, disimuladamente miro a mi alrededor, recordando como hace unos días me sentí vigilada. Paso saliva y tomo una bocanada de aire. Caleb me abre la puerta del auto, y así ir a presentar mis dos exámenes de una vez.

Canciones como Bailando de Enrique Iglesias, son las que nos acompañan camino a la Universidad, Tarareo las canciones para no cantarlas muy fuertes, aunque a Caleb parece no incomodarle.

Y recordar que la última vez que lo traté más allá de saludos, fue en Australia donde todo esto empezó.

Llegamos a la Universidad justo a tiempo. Mis nervios están a flor de piel, pero intento mantenerme tranquila mientras bajo del auto y me dirijo al edificio donde se llevará a cabo el examen. Caleb me sigue a una distancia prudente, siempre atento.

Entro al aula y busco un asiento cerca de la ventana. Primero es el examen de presupuesto, un poco más de operaciones matemáticas, a diferencia de Finanzas, que tiene un poco más de análisis.

Amor En CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora