Me salí de la habitación con la ropa y las sábanas solo para cambiarme, me cambié a la velocidad de la luz para luego entrar de nuevo y coger mis cosas.
-¿Estás dispuesta a seguir en ese trabajo de mierda? Porque estoy seguro que te pagan una mierda... - me dice Aiden con voz molesta.
-No es que tenga muchas opciones que pueda elegir y menos salidas - le digo sincera cogiendo mi bolso.
-¿Tienes que acostarte con alguno? - rápido me doy la vuelta mirándolo cuando lo escucho.
-¡No! - le digo dolida. - A ti te lo propuso porque la cague cuando se me cayeron las copas y no quería quedar mal - suelto un suspiro. - Mira Aiden - él me mira atentamente. - Aunque tenga una vida que no quiero vivir se puede decir que tengo más suerte que otras compañeras que trabajan en él club, porque a diferencia de ellas no me he tenido que acostar con ninguno solo bailar por horas, aunque mi jefe intente joderme muchas veces - lo último lo digo casi en un gruñido al recordar su mirada como me devora y las veces que ha intentado tener algo conmigo.
-No entiendo cómo puedes aguantar tanto porque está claro que no os pagan mucho - me contesta.
-Las cosas a veces no son como uno quiere - le digo sincera mirándole sería para después salir por la puerta dejándole atrás.
Camino hasta llegar a las escaleras viejas subiéndolas apartando después la cadena que estaba sin él candado para poder salir.
Habíamos pasado un límite en él que nuestros cuerpos ardieron por así decirlo si, pero no por eso significaba que se tenía que meter en mi vida.
No porque no quisiera que me ayudaran, sino porque ya me había ayudado suficiente y si se metía donde no le llamaban podría salir mal.
Ya me había dejado claro que no le gustaba la violencia contra la mujer y que no le gusta él club a pesar de que ha estado, así que sé que me ayudaría a salir de ahí.
Pero no puedo meterle hay.
Mi jefe no dudaría en quitarle del medio si le causara muchos problemas, es más, con solo decirle que dejaba él trabajo me mataría sin pensarlo, si no que se lo digan al arma que tenía siempre encima de su mesa de su despacho por si tenía que usarla en algún momento.
Camino por la acera escuchándose mis tacones golpear contra él piso cada vez que daba un paso.
Agarro fuerte mi bolso rezando por llegar bien al club.
Suelto un suspiro de alivio cuando al cabo de un pequeño rato entro por la puerta de atrás del club viendo a los seguratas cada uno en un punto vigilando mientras tenían sus brazos cruzados.
Rápido me detengo cuando estoy a punto de llegar a los vestuarios dando un paso hacia atrás cuando veo a mi jefe.
Estaba hablando bastante cerca con una de las chicas susurrándola al oído mientras que estaba pegado a ella y tenía una mano suya apoyada en la pared.
La chica se notaba que estaba algo incomoda porque podía jurar que donde estoy la escuchaba tartamudear.
Elisabeth, otra más de las chicas que no querían esta vida, pero no la quedaba de otra...
Pensaba meterme entre la gente y cambiarme en otro lado para no tener que cruzarme con él.
Pero él rápido sintió mi presencia, como si me llegara a oler cuando ladea despacio su cabeza mirando en mi dirección.
-Llegas tarde... - me habla serio cuando se aparta de Elisabeth acercándose despacio hacía a mí.
Elisabeth al ver la oportunidad sale escopetada dejándome ahora mi detrás.