Capítulo 18

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Esa noche los tres niños se durmieron al lado de Lena, la peliblanca estaba enferma y eso era algo que preocupaba a sus hermanos.

El pecoso se levantó muy temprano para ir cazar, por suerte volvió con un conejo y por fin pudo hacerle la sopa a Lena.

-Lena, despierta. -dijo susurrando.

La peliblanca que ya se encontraba algo mejor se levantó haciendo silencio ya que aún era temprano y no quería despertar a sus hermanos, de igual manera parecía que Ace no quería que despertaran.

-Te he hecho sopa de conejo, te gusta? -dijo con ilusión en los ojos.

-Si pero.. ¿Te has levantado para ello?

-Lo hago por que la necesitas, para mí no es ninguna molestia, no te preocupes. Solo no despiertes a los chicos, comerán todo.

La pequeña se quedó viendo el pecoso hasta soltar una pequeña risa. Siempre era muy amable con ella y le daba todo lo que podía, incluso cosas que eran para él se las daba a ella.

-A ver, di aaaa. -dijo el pecoso mientras sostenía la cuchara con sopa.

-No soy una niña pequeña, puedo alimentarme sola.

-Si que lo eres. Además estás enferma, no tienes que esforzarte, yo te cuidaré.

Al final la pequeña accedió a ser alimentada por el pecoso. A ella parecía que le daba algo de vergüenza pero él lo disfrutaba como si fuera él el que estuviera comiendo. Mientras alimentaba a la peliblanca recordó como se despertó aquella noche.

Calor, sentía mucha calor hasta el grado de quemarse. Dormir al lado de la pequeña peliblanca que en aquel momento tenía fiebre era algo difícil de hacer. Cuando el pecoso abrió los ojos vio que la pequeña estaba al rojo vivo, ¿Qué temperatura habrá alcanzado? Esa era una imagen inhumana, no era fiebre normal.

-¿Cómo llevas tus poderes? -preguntó el pecoso.

-Empecé a dominarlos un poco pero como nos enfocamos en peleas cuerpo a cuerpo lo dejé de lado.

-Estaría bien que volvieras a entrenar tus poderes.

-Sí, pero debo hacerlo sola.

-¿Sola?

-Tengo miedo de no controlarme y haceros daño.

-Yo te ayudaré, soy fuerte así que no tienes que preocuparte por mí.

-Siempre quieres que no me preocupe por ti pero tu siempre lo estás por mi.

-Son cosas distintas.

-No es nada distinto, yo quiero cuidar de ti tanto como cuidas de mi. Por cierto, tu y yo no somos hermanos.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Tonto, tu y yo estamos casados, no podemos ser hermanos.

-Pero los dos compartimos sake.

-Eso es un problema. 

El pecoso se levantó y fue directo a una rama del árbol, agarró una rama muy fina y volvió a sentarse al lado de Lena.

-Dame tu mano.

La peliblanca tendió su pequeña mano al pecoso. Ace agarró el dedo corazón de la pequeña y lo envolvió con la pequeña rama haciendo la forma de un anillo.

-Si con el sake somos hermanos con esto estaremos casados. Cuando sea un pirata y tenga tesoros te regalaré el mejor anillo pero con este bastará por ahora.

-Tú también tienes que llevar un anillo.

-¿Eh? Supongo que sí... -dijo rascándose la nuca. Se levantó a agarrar otra rama igual y Lena hizo lo mismo con él.

𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐 (𝑨𝒄𝒆 𝒙 𝑶𝒄)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora