Capítulo 26

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Los meses pronto se convirtieron en años y la pequeña Lena ahora se había convertido en una joven adolescente de 15 años. 7 años pasaron desde que se unió a la tripulación de Shirohige, ahora, imitando al viejo, un enorme tatuaje decoraba su espalda. Era la Jolly Roger de la tripulación.

Los rayos del sol pegaban en la melena blanca de la joven, con el paso del tiempo había vuelto a tener su peculiar cabello.

Los pasos acelerados de la chica atraían la atención de la gente de aquella isla. Corría a través de los prados de la isla Sphinx; lugar bajo la protección de Shirohige.

Su rostro tenía una sonrisa de oreja a oreja, esquivando la gente y el venado que se cruzaban en su camino, se dirigió a una cabaña de la que salía humo de la chimenea.

Dio una patada a la puerta abriéndola de golpe y dejando ver al viejo junto a Marco, Thatch y Jinbei en completo silencio por la sorpresa. Levantó su mano enseñando un cartel de se busca.

-¡Oyajiii! ¡Es él!

-¿Quién? -Preguntó Thatch.

-¡¿Cómo que quién?! ¡Fíjate, tiene pecas! ¡Ya te dije que él tenía pecas!

-Es Ace. -Confirmó Jinbei

-¡Claro que es él! -Gritó a todo pulmón mientras se dejaba caer de espaldas en el suelo aún con el cartel en sus manos. Se lo llevó al pecho y con nostalgia suspiró .-De verdad lo hiciste, Ace..Luffy, Sabo, espero que estéis bien...

Esta era la primera vez en años que tenía noticias sobre Ace. Ni siquiera sabía si estaba bien o no. Ahora tenía la esperanza de que Luffy también hubiera salido ileso de aquel incidente que recordaba con amargura.

-¡Guarararara esto se tiene que celebrar mocosa!

-Oyajii, estoy tan contenta.. -Dijo a la vez que se sentaba al rededor de la mesa. -Él es alguien muy importante para mi.

-No empieces otra vez por favor.. -Suplicó Marco, pues la peliblanca les habló de sus hermanos innumerables veces, aunque sabían que al pecoso no lo veía como un hermano.

-Y entonces fue cuando casi nos come un tigre por culpa de Luffy.. -Parece que cuando hablaba de ellos nunca se cansaba.

-Lena.. -La interrumpió el Gyojin.

-Jinbei, quiero oír la historia. -Contestó el capitán como si no la hubiera escuchado.

-Pero si ya te la sabes hasta de memoria. Además, debemos hablar sobre la isla Hand.

-Eso dejádmelo a mí, quiero llevar a mi división a entrenar un poco, estamos oxidados en esta isla.

-Debes quedarte a cuidar de Oyaji. -Contestó Thatch.

-Marco puede cuidar de él ¿verdad? -Dijo con una sonrisa.

-Claro que puede, pero con tu ayuda es todo más rápido. Iré contigo para terminar antes.

Ahora más motivada que nunca, la peliblanca partió de la isla junto a su división y Jinbei en un barco.

Pasaron varios días hasta que pudieron divisar la isla que buscaban, gracias a la ayuda del eternal pose pudieron llegar más rápido de lo pensaban. Era una isla enorme con forma de mano.

Por lo que sabían, había una pirata llamada Violet que esclavizaba a los habitantes de la isla si no le pagaban una cantidad de dinero cada período de tiempo.

Sabían que en la isla había grandes minas y eso era lo que querían conseguir. Para ello debían derrotar a la pirata y tener la isla bajo su protección a cambio de que los habitantes les dieran un porcentaje de los minerales. Los piratas de Shirohige eran de temer y les alegaría su ayuda.

Una vez llegaron a la isla y desembarcaron, la peliblanca ordenó que se separaran. Unos iban a buscar los esclavos, otros las minas y otros los piratas.

Lena , acompañada de su subcomandante se adentró en una ciudad repleta de gente. Parecía que en aquella ciudad tenían dinero ya que todos vivían bastante bien y se les veía felices.

Entraron a un bar y pidieron sake.

-Aaah, Niki, el sake me trae tan buenos recuerdos.

-No empieces. -Dijo bebiendo de un trago el sake, la peliblanca lo imitó.

Un hombre joven que iba algo borracho se acercó a la peliblanca con cara de pervertido. Se pegó a la joven y la analizó con la mirada.

-¿Eres nueva bonita? -Preguntó acercando su cara a la de la contraria. Ésta se giró hacia él dejando escasos centímetros entre ellos.

Lo agarró de la camisa con suavidad y le susurró en el oído.

-Gracias por tu cartera.

Éste sorprendido la miró, en una mano estaba su cartera y con la otra mano le sacaba el dedo del medio. Antes de que pudiera decir nada, cayó de espaldas en el suelo.

-Vaya.. iba demasiado borracho.

-¿Cuándo vas a dejar de hacer eso? -Preguntó su compañero.

-¿Nunca?

-¿Qué acabáis de hacer?

Otro borracho se acercó a ellos con espada en mano.

-No sabéis con quien os estáis metiendo. -Balbuceaba.

-Pero si no hemos hecho nada. -Contestó Lena.

El hombre se abalanzó sobre ellos moviendo de un lado a otro la espada. Éstos esquivaban con facilidad los ataques del borracho. En el bar todos miraban lo que ocurría.

-¿Y si acabas con él y nos vamos? -Cuestionó el subordinado de la peliblanca.

En un abrir y cerrar de ojos, el hombre yacía inconsciente en el suelo. Tanto Lena como Niki empezaron a caminar hacia la salida. Solo se escuchaban sus pasos en aquel recinto.

-Helena.

Tras oír aquel nombre, la peliblanca paró en seco. Miró a su alrededor y vio a una mujer de baja estatura mirándola con una sonrisa. Ésta se giró y empezó a caminar, Lena entendió que debía seguirla.

Salieron de la ciudad y se dirigieron a lo más alto de la isla, una montaña. Tanto Lena como Niki siguieron a la señora en completo silencio. Entraron en el interior de la montaña y a medida que se adentraban había más personas. Todos la miraban con admiración.

Al final del túnel, llegaron a una sala gigante que estaba muy decorada con muebles y objetos dorados antiguos. En el centro había una mujer muy bien vestida sentada en el suelo. A su alrededor había varias personas.

La mujer era joven, su cabello largo también era blanco, algo que sorprendió a Lena y a Niki ya que ese color solo lo tenía Lena. Sus ojos parecían perlas rojas y sus labios estaban pintados de un color carmesí. Un kimono envolvía su cuerpo. Alguien con clase, pensó Lena.

 Alguien con clase, pensó Lena

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-Helena, al fin te conozco.

𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐 (𝑨𝒄𝒆 𝒙 𝑶𝒄)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora