𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐 (𝑨𝒄𝒆 𝒙 𝑶𝒄)

Capítulo 35

Cuatro siluetas caminaban entre las calles del pequeño pueblo que pertenecía a aquella gran isla. Dos pares de ojos miraban cada rincón recordando la última vez que estuvieron en la isla mientras que otros dos pares de ojos la conocían por primera vez.

La isla estuvo bajo el mando de unos malhechores que usaban la isla para esconderse del gobierno y se aprovechaban de los habitantes de cada pueblo al que iban. 

Con la llegada de Shirohige y sus piratas la isla por fin pudo encontrar la tranquilidad y se mantuvieron años bajo la protección de éstos.

-Esto me trae recuerdos. -comentó la peliblanca.

-¿Estuviste aquí? -preguntó Ace.

-Claro, yo ya era parte de la tripulación. 

Niki, que también estaba presente, analizó nervioso cada rincón del pueblo como si estuviera buscando algo.

-No te preocupes, ya no están. -le dijo la peliblanca con una pequeña sonrisa. 

Acto que tranquilizó al pelinegro. Le devolvió la sonrisa, algo que no se veía mucho en él. 

-Aquí hay un bar. ¿Compramos la bebida primero? -preguntó Violet señalando con un dedo un local.

Los cuatro entraron en el establecimiento. Tanto Lena como Niki no recordaban que el lugar fuera tan vacío, solo había unos hombres bebiendo. 

-Viejo, deme cuatro barriles de sake. -pidió Lena a la vez que se sentaba en la barra junto a los demás. 

El señor se alejó en busca de los barriles desapareciendo por la puerta de lo que parecía ser la cocina. No había muchas bebidas pero parecía que si había sake. 

El bar era bastante antiguo. Estaba lleno de polvo y la madera del suelo estaba desgastada. El local tenía muchas mesas, todas ellas descoloridas y llenas de arañazos. 

El señor volvió de la cocina cargado de un barril.

-Lo siento, solo nos queda éste. -comentó poniendo el barril sobre la barra.

-Está bien, nos lo lle-

-Gracias, gracias. -la interrumpió una voz detrás de ella. 

Miró hacia atrás y vio un hombre de los que estaban sentados cuando entraron. Llevó su mano al barril para cogerlo pero la peliblanca apartó la mano de éste. 

-Este es nuestro.

-¿Eh? No quiero hacerte daño mocosa. Pídete un jugo, te lo voy a pagar. -Dijo tirando una moneda a la peliblanca y acercándose de nuevo al barril para cogerlo. 

-Resulta que a ella le gusta más el sake. -habló el pecoso, apartando el barril. 

-Tsk.. ¿tu también quieres que te invite a una bebida? 

-De echo tengo sed. -contestó con una sonrisa de lado, aún con el barril tras él.

-Sin vergüenza. 

Los demás hombres que habían visto todo lo que pasaba se levantaron y se acercaron a los cuatro jóvenes. 

-Jefe, ¿tienes problemas?

De repente los cuatro jóvenes se levantaron de los bancos y pasaron de largo saliendo del bar. El hombre miró hacia la barra y vio que el barril todavía estaba allí.

-¡Parece que los hemos asustado! -gritó uno de ellos haciendo que los demás soltaran una carcajada.

-No entiendo nada. ¿No querías el sake? 

-Esto solo es una pérdida de tiempo, Ace. Terminemos con las tareas para volver al barco con los demás.

Confundidos siguieron Lena fuera del local. El sol era abrasador. Llevaban ropas que cubrían todo su cuerpo, pues no querían que nadie descubriera que eran los piratas de Barba blanca.