-Vaya, parece que la mocosa no tiene miedo, yo estaría temblando. -Dijo un pirata de entre los que había.
Aquel hombre de al menos 4 metros imponía mucho miedo
La pequeña figura de la pequeña estaba tapada por la gran sombra del hombre que tenía frente a ella. Medía por lo menos cuatro metros, llevaba sobre los hombros una pesada chaqueta blanca. El torno de aquel hombre estaba cubierto por cicatrices, entre eso y su mirada cualquiera temblaría.
-¡Tú eres el capitán! -Gritó con emoción, una gran sonrisa estaba dibujada en su cara.
-¿Cómo lo supiste mocosa?
-¡¡Se nota con solo verte!! -Dijo levantando los brazos al aire. -Seré tu nakama, me lo agradecerás.
Los piratas se quedaron viendo la escena con una gota anime en la sien. ¿Acaso esa niña no sabía dónde se había metido?
La pequeña sonreía mostrando todos sus dientes.
Era una pequeña niña delgada. Su melena ahora oscura se meneaba con el viento del mar. Su comportamiento despreocupado era lo que más notaron los piratas. Con sus azules ojos se dedicaba a mirar a cada esquina del barco, analizando cada pirata.
-¿Tú mi nakama? ¡Gurararara! Eres una mocosa graciosa pero solo molestarías.
- ¡Déjame navegar en tu barco, no te molestaré!
El hombre se quedó viendo a la pequeña durante unos segundos, estaba claro que no cambiaría de opinión.
-No tengo tiempo para lidiar con mocosos como tú. El mundo no es tan fácil como crees.
-Eso ya lo sé, ¡Pero yo tampoco soy fácil de vencer!
El gran hombre se giró para marcharse no sin antes decir:
-Haz lo que quieras, más te vale ser espabilada.
-¿¡De verdad!? -Gritó con estrellas en los ojos.
-Zehahahaha eres una mocosa muy ruidosa.
-Cállate Teach, cuando eras un mocoso eras igual o peor.
Un hombre alto de peló tupé marrón y negra se acercó a la pequeña, iba con uniforme azul celeste. Usaba un pañuelo amarillo al cuello y una espada a la cintura.
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-Yo soy Thatch, el comandante de la cuarta división. Ese que estaba riendo era Teach, señaló al hombre que antes reía.
Era un hombre con algunos dientes rotos, nariz pronunciada y torcida y un pecho al aire muy grande y peludo. Tenía el pelo algo largo, grueso, negro y rizado y una pequeña barba negra.
-¡Yo soy Lena!
-¿Cómo puedes tener tanta energía? -Preguntó Marco llevándose la mano a la cabeza.
