Capítulo 25

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La más joven a bordo se encontraba sentada en su cama. Cama que no sabía si iba a seguir siendo suya después de haber sido echada de aquella manera por el capitán del barco el día anterior. Decidida agarró una camisa y metió allí algunas de sus cosas. No tenía casi nada, pero, después de lo que le pasó la última vez en el mar no le sucedería otra vez.

Una vez terminó de hacer la bolsa improvisada con la camisa, abrió la puerta encontrándose a Marco mirándola.

-¿A dónde vas?

-V-voy ... ¡Al baño! -contestó nerviosa.

-Aahhh -Suspiró el mayor llevándose la mano a la frente. -Debes haber olvidado lo que pasó la última vez que saliste sola al mar.

Decepcionada, dejó caer la bolsa al suelo y con un nudo en la garganta consiguió hablar.

-¿Entonces que hago? -Ver tanta desesperación reflejada en un rostro infantil era triste, o por lo menos eso fue lo que pensó el mayor.

-Ven conmigo, anda. -Dijo agarrando la pequeña mano de la niña. Ésta se resistía a caminar ya que sabía que la iba a llevar junto a Shirohige, algo que le daba miedo en este momento.

-¡No quiero! -Gritaba mientras lo pegaba con su mano libre. Lanzó su puño con fuerza hacia la muñeca del contrario consiguiendo zafarse del agarre. 

Marco, confundido, se frotaba la zona donde le había pegado. -¿Ya puedes usar haki?- Murmuró. Lena, que no tenía intención de ir con Marco, corrió lo más lejos posible hasta poder ver la luz que indicaba el final de las escaleras que llevaban a la cubierta. 

Su sorpresa fue encontrarse con Shirohige esperándola al final, ¿Tanto ruido había echo para que la escucharan desde arriba? Se preguntaba la pequeña. Marco la seguía por detrás. Ahora estaba entre los dos piratas, la tripulación restante también estaba presente viendo lo que sucedía.

-Y-ya no t-te voy a pedir n-nada. ¡Así que déjame ir!-Decía la pequeña temblorosa ante el gran hombre frente a ella. Se arrepentía en lo más profundo de haber contado todo sobre ella. Se sentía muy vulnerable. 

-Dime Lena, ¿Qué es lo que más has deseado en tu vida? -Preguntó el del bigote blanco.

-¿Eh?

-Pobre niña, así la asustáis. -Thatch hizo acto de presencia. Se acercó a la pequeña y se agachó a su altura. -No te preocupes ¿vale? -Dijo con una sonrisa cálida.

-El que está asustado ahora soy yo-yoi. -Decía el rubio mirando su muñeca.

-Yo... -habló la menor- yo solo.. solo quiero sentirme segura.

-¿Sentirte segura? Entonces, si te entrego a la marina, ellos cuidarán de ti. Incluso podrías trabajar con ellos. Después de todo les servi-

-¡No! -lo interrumpió la pelinegra. -No quiero ser una marine, ¡Quiero ser una pirata! Navegar por todos los mares, descubrir millones de cosas, tener aventuras, encontrar a mis hermanos.. ¡A mi familia!

-A tu familia dices... 

-¡Y aunque me entregues a la marina, saldré de allí como sea y si no soy tu nakama...  ¡Cuando me tengas como enemiga te vas a arrepentir!

-¿Eeeh? 

-¿Qué dice esta mocosa?

Los susurros entre la tripulación se hicieron presentes. Pues que una niña de 8 años estuviera diciendo tales palabras a semejante pirata era gracioso.

-¡Guararararara! ¡Entonces, no te quiero de enemiga! 

-¿Eh? 

-Te estoy diciendo que no te quiero de enemiga, mocosa. -El mayor la miraba divertido, pero su sonrisa era amable.- Conviértete en mi nakama o como a mi me gusta, mi hija.

𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐 (𝑨𝒄𝒆 𝒙 𝑶𝒄)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora