En una sociedad donde los lazos son tradiciones arcaicas,Kim Taehyung es un omega tierno y lleno de miedo hacia los alfas, eventos traumáticos, experiencias pasadas lo harán parecer vulnerable.
Jeon Jungkook un alfa puro que sale de los estereotipo...
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El sol del nuevo día se había vuelto perezoso, parecía que aún era de madrugada o demasiado temprano para recibir los rayos cálidos del gigante del día, el cielo se pintaba de gris y la tierra estaba cubierta de una neblina espesa que ocultaba todo a su paso. Era perfecto para quedarse en cama, abrigarse con dos o tres mantas extra, podría comer un poco y quizá tomar una ración extra de comida. Sin embargo, la inquietud de su lobo no le permitió quedarse un minuto más en la comodidad de la cama, estiró sus músculos tensos, su piel se erizó en demasía, signo de que su lobo pedía salir. Rendido ante la exigencia del animal, se enderezó, colocando sus pies descalzos en el frío suelo.
Comenzó a quitarse la pijama y la dejó sobre la cama, normalmente se vería en el espejo que escondía entre las puertas de su closet, pero el centro tenía la regla de nada de reflejos durante la estadía, hacía mucho más fácil la transición para no tener una imagen diferente de sí mismos, siempre existía el pequeño detalle que algunos omegas tenían alguna lesión visible y la visión de eso no era lo mejor para un momento de crisis.
Taehyung ya había pasado por eso, pero ahora podía mirar hacia abajo, donde su cuerpo se veía mucho mejor, sus huesos ya no se marcaban bajo su piel, se notaba que había subido de peso, lo veía en la pancita que se formó en su abdomen, una que no resguardaba nada en su interior. Según su hyung era grasa natural que producía su cuerpo para guardar el calor en esa zona especial, esperando para albergar vida.
Cachorro.
Una nostalgia abrumadora lo invadió, pero no dejó que las lágrimas le nublaran la visión, cerró sus ojos con fuerza y su lobo tomó el control de su cuerpo, haciendo cosquillas en su piel, cambiándola por una llena de pelaje, sus huesos crujieron para acoplarse a la nueva postura con sus patas erguidas, firmes, fuertes como siempre. Se sacudió un poco aflojando los músculos y entonces agradeció la vieja costumbre de su lado humano, dejando la ventana abierta, donde podría salir con libertad, corriendo hacia el bosque.
La tierra mojada se metía entre las almohadillas de sus patas, el musgo le daba un toque fresco al aire, la neblina se había dispersado para hacer travesuras en el cielo, las nubes estaban cargadas de agua listas para dejar caer la gloriosa agua hacia la tierra, por eso estaba tan gris el día, ni siquiera el sol había podido contra el poder de la lluvia inminente, el omega amaba el ambiente húmedo que dejaba, porque así nadie sabría de él, siempre en su forma animal despedía más feromonas por el estado puro de su jerarquía, pero estando en un lugar así podría tener un buen camuflaje.
Luego de media hora andando por el bosque, con la respiración agitada y el pelaje lleno de tierra decidió tomar un descanso, los truenos amenazaban cada vez más con la llegada de la lluvia y fue cuestión de minutos para que las copas de los árboles fueran receptoras de cada gota provenientes de las nubes, el olor a tierra mojada se intensificó, junto al de las cortezas de los pinos, el animal se tumbó sobre su lomo para revolcarse sobre la fría humedad, llenándose de eso que le traía paz.