XXXV

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— Si sigues así te lastimarás

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— Si sigues así te lastimarás.

Una simple frase le había hecho reaccionar a su cuerpo, hasta el punto de provocar que sus dientes en serio mordieran más fuerte su labio inferior, logrando que la piel con la que estaba jugueteando segundos antes fuera arrancada. El sabor metálico de su propia sangre no se hizo esperar y el ceño fruncido del alfa le hizo saber que era más que obvia la situación. Ni siquiera la sonrisa que le regaló a su alfa fue suficiente para restarle importancia.

Jungkook suspiró, dejando salir la tensión que él tenía acumulada en sus hombros, ahora descubriendo que no solo era propia con la que estaba cargando, también era la de Taehyung. Con parsimonia deslizó su pulgar sobre el labio inferior que el omega estaba intentando ocultar, revelando al fin la gota de sangre que se acumulaba en los rosados belfos de su precioso omega.

Se acercó lentamente, atrapando el labio inferior en una delicada caricia contra sus propios labios, dando pequeños toques con su lengua, algo sin segundas intenciones, solo buscando sanar la herida que se había provocado. Taehyung, por su parte, no estaba pensando lo mismo, no cuando sintió un cosquilleo en su vientre y no el que provenía de sus cachorros. El ansia de sentir de nuevo a su alfa, el anhelo que esa boca siguiera y no parara le provocó un suspiro, haciendo que su cuerpo buscara más de eso.

— Estamos en público mi sol – murmuró sobre sus labios, a escasos milímetros de volver a encontrarse, con Taehyung casi enloqueciendo por obtener más contacto. Diosa solo era un beso, no, era todo menos un beso. Jungkook solo estaba curando su herida, pero quién le explicaba eso a su cuerpo sensible. Un gruñido escapó de sus labios al sentir la distancia entre ellos y el rubor en sus mejillas se intensificó cuando notó la sonrisa de su alfa – y creo que soy un poco celoso con el hecho de que otras personas te vean así de sonrojado.

Oh, Diosa. Casi vuelve a morder su labio, pero fue detenido por el alfa quien lo volvió a besar, un simple roce tierno, dulce y delicado. Un estremecimiento recorrió su cuerpo cuando sintió la mano protectora de Jungkook sobre la curva de su vientre, regresándolo por fin a su realidad, no a la idealizada, a la verdadera donde se encontraban en la sala de espera del consultorio de la doctora Jieun. Bastó un vistazo para notar a la pareja a un lado de ellos, quienes parecen ajenos a la situación, a su situación.

— ¿Estás nervioso? – cuestionó Jungkook al poder olfatear el aroma dulce de su omega, un tanto más empalagoso debido a las semanas de embarazo.

— Un poco – abultó sus labios intentando esconder su avergonzado ser detrás de una cortina de humo. Para Taehyung resultaba más fácil decir que el apretón en su vientre se debía a nerviosismo y no porque se encontraba hormonalmente caliente –, solo quiero ver a los cachorros de nuevo. Saber si todo está bien para que tú te sientas más tranquilo.

— ¿Ahora el culpable soy yo? – sonrió ampliamente Jungkook al escuchar aquella excusa, porque, aunque tratara de esconderse, él podía sentir a su omega. Sin embargo, no esperó notar ese brillo diferente en los ojos de Taehyung, uno que escondía cierta aura traviesa.

Sweet RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora