XXVI

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Desde la primera vez que entró a ese lugar, le pareció fascinante la vista que tenía la oficina del alfa, quizá en el día podía mostrar una visión brillante, edificios alzándose por lo alto, una ciudad tan caótica que a cualquiera abrumaba

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Desde la primera vez que entró a ese lugar, le pareció fascinante la vista que tenía la oficina del alfa, quizá en el día podía mostrar una visión brillante, edificios alzándose por lo alto, una ciudad tan caótica que a cualquiera abrumaba. Pero ahora que comenzaba el atardecer, con los matices naranjas, lilas, rosas y el sol bajando lentamente, creaban una atmósfera muy diferente. Demasiado pacífico, quizá esa misma era la razón por la que Jungkook no tenía problema con quedarse por horas en ese sitio trabajando antes de conocerlo.

Taehyung inspiró profundamente sintiéndose extraño, su lobo no estaba reaccionando como esperaba ante aquel acto descarado que vio por parte de la asistente de su alfa. Sin embargo, vaya, si no quería remarcar su posición como omega de Jungkook, durante esos días había dejado expuesta su marca, todos sabían que era un omega unido tanto por su olor, como por la bonita cicatriz rosa. Odiaba en ocasiones que su alfa tuviera razón en mencionar que algunos lo verían de distintas maneras, pero jamás esperaba que la mirada de Han Minah le hiciera hervir tanto la sangre.

Se sentía molesto porque su lobo parecía no poner atención necesaria a aquello, o al menos así lo pensó hasta que pudo sentir un estremecimiento, seguían siendo víctimas de aquel cosquilleo, pero ahora era más fuerte, podía sentir cómo el otro lobo exigía por su atención y fue mucho más claro cuando el seguro fue colocado en la puerta. Lentamente, giró en su mismo sitio encontrando a Jungkook con el arreglo floral en sus manos, su ceja se alzó al verlo ¿se sentía celoso?, sí, demasiado. Sus pasos avanzaron hasta el alfa, quien extendió aquellas hermosas flores.

— Le he dicho lo hermoso que se ve el día de hoy Vante-ssi – murmuró Jungkook, acercándose lentamente al omega que no quitaba su vista de él. Pudo sentir en su pecho un cosquilleo un tanto exigente, de esos que siempre recibía a manera de reproche.

— No le parece que es muy atrevido de su parte, invitarme a su oficina y decir que soy hermoso – el tono de voz que había utilizado hizo estremecer a Jungkook, se escuchaba justo como esperaba de una pequeña escena de celos – es obvio que usted tiene omega.

— ¿Sí? ¿Cómo sabe eso? – el alfa sonrió un poco al extender por fin el arreglo en sus manos, notando los ojos entrecerrados del omega como si inspeccionara algo en él —. Estas no se comparan con su belleza, pero me halagaría si las recibiera.

Taehyung tomó el ramo de peonias entre sus manos cuando le fue entregado, buscando como siempre la nota que acompañaba aquellos detalles tan románticos con los cuales su alfa siempre le sorprendía. Para su sorpresa no había nada, su corazón dolió por algunos segundos, recordó la actitud de Minah cuando los tuvo frente a ella, no le sorprendería que esa descarada haya tomado la nota pensando que el arreglo era para ella. Alzó la vista justo cuando Jungkook tomó su mano para besarla delicadamente. Por más que aquel gesto fuera realizado no dejaba de ser un tanto abrumador, pues siempre dejaba una sensación cosquilleante.

— Esto es demasiado atrevido – volvió a mencionar, haciendo sonreír a Jungkook cuando se enderezó luego de dejar un beso en cada nudillo, deteniéndose algunos segundos en uno en específico —. Usted, huele a su omega, parece que es alguien que se encarga en marcarlo muy bien.

Sweet RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora