XXIII

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Dejaré esta actualización por aquí y me retiraré lentamente para esconderme a tiempo

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Dejaré esta actualización por aquí y me retiraré lentamente para esconderme a tiempo.




El alfa se sentía demasiado cansado luego de un vuelo de casi dieciocho horas, gracias a que el avión por el cual había pagado su boleto sin escalas, hizo una parada de emergencia luego de ocho horas debido a una tormenta. Estaba más irritado de lo normal, eso lo podían percibir todos a su alrededor, razón por la que cualquier persona que se cruzaba en su camino terminaba alejándose. Su esencia de licor y tabaco se intensificaba sin descaro alguno, dejando en claro que se encontraba de mal humor, llenando el ambiente de un aire pesado, hasta cierto punto molesto, sofocante y asfixiante.

"P-por favor detente, no respiro. Por favor alfa seré bueno, lo prometo."

Recordar aquellas palabras lo hacía sacar una sonrisa y al mismo tiempo extrañaba escuchar aquel sufrimiento, porque después de él, nadie lo miró de la misma manera. No con ese miedo característico, mucho menos suplicado por piedad. A pesar de escucharlo todas esas veces, nunca se cansó de descargar con él su ira, sobre todo cuando la razón de no tener cachorros fuera por su culpa.

"Está bajo demasiado estrés. Jamás concebirá si lo sigues exponiendo a esos niveles de estrés."

Primero había sido porque era muy joven, pero no le importaba llenarlo de supresores o bien provocarle el celo cuando él quisiera porque en ese momento creyó que era más divertido el disfrutar. Después resultó que debía dejar sus juegos cada cierto tiempo para que el cuerpo del omega descansara y finalmente la gota que derramó el vaso fue el saber que ambos eran altamente fértiles, pero el omega no aceptaba sus cachorros. Recordar esto último lo hizo enojar aún más. Ahora no tenía un esposo sumiso con quien descargarse y tampoco tenía lo que quería.

Entró a su nuevo apartamento, el cual cada que cruzaba la puerta parecía una especie de modelo de vivienda, porque cada semana su nueva esposa cambiaba los muebles. Estaba exhausto, solo quería beber un poco de whisky y relajarse, pero cuando llegó hasta donde se suponía que debería estar su minibar se encontró con la sorpresa de que no estaba.

— ¡Chaewon!

Aquel llamado hizo eco en todas las habitaciones del apartamento, sus pasos retumbaron en el pulcro piso hasta llegar al estudio donde se encontraban ambas mujeres, ambas totalmente desinteresadas de atender a su rabieta, algo que no pasaría si él siguiera siendo su esposo. Oh, cómo deseaba escuchar aquellos platos u objetos cayendo y encontrarlo sumiso en su habitación, con un temblor incontrolable por el miedo, pero ahora ni siquiera obtenía una respuesta, un gruñido salió con toda la intención de asustar a alguna de las dos, sin embargo, solo se ganó una mirada indiferente por parte de su hermana.

— ¿Por qué estás tan de mal humor Doyung? – cuestionó sin interés la alfa mientras llevaba la copa de vino a sus labios – Eres verdaderamente molesto cuando te comportas como una bestia. Oh, disculpa, olvidaba que ya lo eres y esa es tu naturaleza.

Sweet RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora