XXII

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¿Cuántas veces lo había alzado en brazos desde que pronunció aquella simple frase?, Taehyung ya no lo sabía, de tantas veces que sucedió perdió la cuenta, pero luego de suplicar que lo bajara porque lo estaba mareando, logró hacer que Jungkook lo ...

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¿Cuántas veces lo había alzado en brazos desde que pronunció aquella simple frase?, Taehyung ya no lo sabía, de tantas veces que sucedió perdió la cuenta, pero luego de suplicar que lo bajara porque lo estaba mareando, logró hacer que Jungkook lo dejara con los pies en el suelo. Se quedaron observándose, sin decir palabra alguna, hasta que después de algunos segundos el alfa volvió a sonreírle tan ampliamente que le enceguecía verlo de esa manera. Seguido de aquel gesto rompió el silencio en el que se había mantenido durante ese tiempo y comenzó a divagar de nuevo.

Se sentía un poco abrumado porque Jungkook no dejaba de parlotear demasiadas cosas frente a él; empezando con lo que le había dicho su abuelo, comentando desde, cómo que su lobo había enloquecido por la presencia de este, hasta finalizar diciendo que se sentía feliz de encontrarlo. Repetía que esa era la razón por la que sus lobos se conocían desde antes. El alfa no dejaba de insistir en que él debía también recordar lo que sucedió ese día tan importante.

Taehyung no comprendía la mitad de su discurso y junto a los pequeños fragmentos que conectaba en imágenes fugaces lo terminaban confundiendo, su mente no era capaz de separar entre los recuerdos de su dura infancia y lo que Jungkook mencionaba.

— Jungkook, ve más despacio, no comprendo lo que dices – lo tomó de las mejillas haciéndolo sonrojar de inmediato, sus ojos iban y venían entre el rojo intenso y el color natural, lo cual hacía ver que había una lucha por el control –, es demasiado confuso. Puedes elaborar más tus palabras, por favor – le suplicó, obteniendo una sonrisa – Jungkook.

— Que hermoso suena mi nombre cuando tú lo dices – sonrió de manera tonta y enamorado, recordando las palabras de su madre cuando le explicó de dónde provenía su nombre –, no te lo había dicho antes, pero mi nombre es la combinación del nombre de mis padres. Ellos pensaron que sería un buen nombre para mí, pero jamás se había escuchado mejor que cuando tú lo dices.

— Jungkookie, ¿Qué te sucede? – interrogó sintiendo demasiada euforia por parte del otro, el cosquilleo en su cuello no lo dejaba tranquilo, haciéndolo sentir ansioso.

— Mi precioso omega, no me pasa nada, es solo que, ahora comprendo por qué me parecía tan familiar cuando te veía junto a Eunyeong – Taehyung se sintió conmovido al escuchar el nombre de la anciana porque él de cierta manera la veía como una figura materna –, es porque yo te vi muchas veces con alguien de esa manera y esa era la imagen de ti estando con tu abuela. Siempre te decía que olías a tierra cuando regresabas a casa – abultó los labios al recordarlo –, pero eso era por mi culpa.

— ¿Mi abuela? – cuestionó Taehyung al sentirse desconcertado por la comparativa, él recordaba muy poco de su abuela, aunque el recuerdo de ella siempre evocaba mucho amor – Jungkook... – intentó llamarlo la primera vez para que se detuviera en su discurso sin lograrlo, el alfa lo abrazó mucho más fuerte, olfateando su esencia en la curvatura de su cuello – Jungkook... – llamó una segunda vez, pero el alfa seguía divagando en sus memorias sobre un verano del cual no recordaba muchos sucesos – ¡Alfa!

Sweet RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora