XXVIII

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Jungkook iba de un lado al otro como si se tratase de una bestia salvaje enjaulada, mientras que tres pares de ojos lo veían atentamente ir y venir, gruñendo cada vez que uno amagaba a hablar

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Jungkook iba de un lado al otro como si se tratase de una bestia salvaje enjaulada, mientras que tres pares de ojos lo veían atentamente ir y venir, gruñendo cada vez que uno amagaba a hablar. Ambos alfas podían percibir el enojo en sus feromonas, las cuales no estaba interesado en disminuir su cantidad, sino a elevarlas. Hoseok, Minseo y Chaewon apenas habían ingresado al apartamento, no logrando decir palabra alguna porque el alfa los hizo callar ni bien abrieron la boca, bastó una mirada para que ambos alfas desviaran la vista y en el caso de la beta simplemente se quedó helada.

No era la imagen que conocían de Jungkook, al menos la perspectiva que tenían ambas mujeres siempre lo idealizaron como alguien serio, pero bastante carismático. Ahora frente a ellas tenían a un alfa enardecido que no dejaba de marcar una y otra vez el teléfono, maldecía cada tanto y no dejaba de frotar en el centro de su pecho quejándose de vez en cuando.

Hoseok por su parte, sabía cómo era Jungkook cuando se trataba de Taehyung, aún tenía presente aquella mañana donde dejó salir sus feromonas hasta hacerlo sangrar. Afortunadamente, para su salud las hormonas del alfa no estaban al cien por ciento, pero ahora bastaba un poco más para que eso sucediera teniendo un final no muy agradable, incluso para la nieta de los Choi quien comenzaba a removerse incómoda.

— Jungkook – intentó volver a hablar Hoseok, siendo callado con un simple gesto; el menor había levantado un dedo, solo eso y tuvo el suficiente poder para hacer que su lobo bajara la cabeza. Sabía que ni siquiera se estaba imponiendo, no al menos como lo haría su jerarquía pura para regir sobre los otros, mas bastaba estar frente a su falta de control de emociones para hacerlos sucumbir ante el mandato de su lobo.

El sonido agobiante de cada tono estaba desesperando a Jungkook, porque después de la vigésima llamada comprendió que su omega no le respondería y ahora intentaba con afán comunicarse con cualquiera de los otros dos omegas que lo estaban acompañando, pero ninguno daba signos de siquiera querer responder a su llamado. Dos personas que le prometieron no descuidarse de su omega ahora parecían ni siquiera querer responder.

Cuánto daría porque los tres omegas se encontraran juntos teniendo una de sus conversaciones secretas que siempre terminaría conociendo de una u otra manera, pero el hecho de tener tres intrusos en su casa no le dejaba pensar que esa podría ser una posibilidad.

— Jungkook, tranquilízate. Necesitamos que escuches lo que tenemos que decirte – el alfa seguía haciendo oídos sordos, ¿por qué?, porque se negaba a aceptar que aquellas noticias fueran verdaderas, no las quería aceptar.

— Basta de esto – exclamó Chaewon al desesperarse de la situación. Con paso decidido se acercó a Jungkook para intentar quitar el aparato en su mano, ganándose un gruñido con todo y colmillos. Los ojos rojos fueron lo que más impresionaron a la chica, pero a pesar de estar asustada no dudó en quitarle la mirada, retrocediendo lentamente, sus rodillas flaquearon, no logrando mantenerla por más tiempo de pie, siendo sostenida por Minseo —, señor Jeon, estamos aquí porque su omega está en peligro. Creo que no me recordara...

Sweet RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora