En una sociedad donde los lazos son tradiciones arcaicas,Kim Taehyung es un omega tierno y lleno de miedo hacia los alfas, eventos traumáticos, experiencias pasadas lo harán parecer vulnerable.
Jeon Jungkook un alfa puro que sale de los estereotipo...
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Decir que había decidido, prácticamente salir huyendo del interrogatorio de sus dos hyungs sería mentir, pues en el momento en el que lo vieron llorando, tanto Jimin como Yoongi se preocuparon, no lo habían visto llorar desde la tragedia dos años atrás. Él simplemente había soltado el estúpido globo esperando tener paz y lo único que logró fueron preguntas y más preguntas. Una enorme avalancha de emociones se amotinaron en su mente, intentando tener la situación bajo control, pero las voces insistentes no ayudaban en lo absoluto.
El verdadero problema llegó cuando su lobo decidió que eran suficiente por un día sacando su voz de mando contra el omega que no dejaba de parlotear, colmándole la paciencia, ordenándole que callara. Tenía grabada la mirada triste de Jimin, parecía decepcionado y antes que Yoongi le reprendiera por lo hecho salió huyendo de ahí.
Su teléfono no paraba de sonar con llamadas insistentes, no quería contestar, sabía que era Yoongi intentando hablar con él, no para llamarle la atención, porque sus mensajes anteriores decían muy claro que estaban preocupados por su actitud. Parecía que después de un largo tiempo sus instintos le estaban jugando en contra, volviéndose susceptible a responder con una naturaleza más primitiva.
Basta, basta, basta.
Él no era agresivo, ¿Qué le pasaba a su lobo para dominarlo de esa manera? ¿No se suponía que estaba dormido desde hacía meses?, no había logrado conectar con su animal interno desde el incidente y ahora parecía como si se tratara de un cachorro recién presentado. Incontrolable, difícil de manejar y un poco renuente a mantener un perfil bajo, tenía suficiente con los estereotipos de los alfas como bestias salvajes como para que ahora hiciera ese sabotaje.
Por qué, por qué, por qué.
Se refugió en el silencio de su auto, detrás del volante, sus nudillos de nuevo estaban haciendo demasiada presión en este. Tomó unas cuantas respiraciones profundas para tranquilizarse, sentía como si estuviera enjaulado, atrapado, con su lobo rasguñando su interior, muriendo por salir corriendo, pero ¿de qué o para qué? ¿Con qué fin estaba haciendo aquella rabieta? El cosquilleo en su pecho comenzó a hacerse presente de nuevo, era casi imperceptible, no quería caer de nuevo en el engaño de sus instintos, casi logró hacerlos de lado de no ser porque a unos metros pudo ver una cabellera roja, caminando por la calle a punto de cruzar la esquina.
Síguelo.
¿Era él mismo quien dijo eso?, si así fue no le importó hacer caso a la orden. Encendió el auto y comenzó a avanzar de forma lenta siguiéndole el paso, para su suerte o destino, al cruzar la esquina se encontró con el embudo del tráfico de la tarde, muy oportuno para no parecer un acosador en su vehículo. El chico se movía alegremente por la calle, era divertido y refrescante verlo dar pequeños saltos, saludando a las personas con una reverencia corta cada que se cruzaba con alguien.
Una bocina lo hizo despertar de su sueño, ¡se había quedado perdido en sus pensamientos de nuevo! ¿Qué sucedía con su cerebro el día de hoy? Trató de buscarlo de nuevo con la mirada, pero se encontraba demasiado lejos, a una distancia que no le permitía ver más de él y la fila de autos era interminable como para avanzar rápido, tendría que estacionarse justo ahí para poder seguirlo.